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Pirinat, el éxito de la aventura de payés de tres hermanos de Campdevànol

Enric Camprubí quería ser payés y compró 20 vacas el 2007. Quince años después, tienen 1.500 terneros y facturan más de 14 millones de euros

Los tres hermanos Camprubí, responsables de Pirinat | ACN/ Lourdes Casademont
Los tres hermanos Camprubí, responsables de Pirinat | ACN/ Lourdes Casademont
Bernat Bella
Periodista
24 de Enero de 2022
Act. 24 de Enero de 2022

Enric Camprubí quería ser payés desde que era pequeño. Después de estudiar ingeniería agrónoma, volvió al pueblo, Campdevànol, y compró sus primeras veinte vacas. Fue en el 2007 y poco tiempo después, sus hermanos, Raimon y Maurici, se sumaron al proyecto.

 

15 años después, Pirinat factura más de 14 millones de euros, cuenta con 1.500 terneros y exporta carne ecológica de ternera, cerdo, cordero y pollo a países cómo Alemania, Italia, Polonia o República Checa.

Un sueño de vida

Raimon Camprubí explica que todo empezó cómo una pequeña aventura: "Al principio se vendía a amigos y familiares". Pero todo cambió el 2008, cuando a raíz de un reportaje en El Periódico, se dispararon las peticiones. "En dos días le llamaron 300 personas", recuerda. A partir de aquí fue cuando lo Raimon, diplomado en Dietética y Nutrición, se incorporó a Pirinat.

 

Una de las características de Pirinat es que se encargan de todo el ciclo productivo: desde tener cura de los rebaños hasta preparar la carne y hacer los lotes: "Somos payeses, ganaderos, elaboradores y comercializadores. Cerramos el círculo". Incluso, al inicio eran los mismos hermanos quién repartían. "Bajábamos hasta Tarragona a llevar la carne, nos costaba más la gasolina que la carne", recuerda el Raimon.

Raimon Camprubí: "Si me lo hubieran dicho, no me lo creería"

Los inicios de Pirinat estuvieron en la sala de un carnicero de Ribes de Fresser, que les enseñó las técnicas necesarias para preparar la carne. El 2009, estaban en un garaje en el centro de Campdevànol, en un espacio de 80 metros cuadrados. El cliente principal eran personas particulares, pero empiezan a llegar a restaurantes, comedores escolares y carnicerías.

En aquel momento, poco se esperaban lo que tenía que venir: "Si me lo hubieran dicho, no me lo creería. Nos gustaba mucho estar en el pueblo, la ganadería. Estábamos muy cómodos y era un negocio para subsistir. No pensabas nunca que crearías 50 puestos de trabajo. Ves lo que estás armando...".

De un garaje a una nave de 1.500 metros cuadrados

pirinat Campdevànol

El Enric Camprubí empezó con veinte vacas y ya tienen 1.500 terneros | ACN/ Lourdes Casademont

El 2012 ya ampliaron su espacio a 200 metros cuadrados y empieza el crecimiento exponencial. Cada vez tienen más clientes y el 2014 entran en la gran distribución. "La gran distribución te hace mucho volumen, pero márgenes pequeños. Te aprietan mucho en precios, pero te sacan mucho volumen y gracias a ellos sales adelante", explica Raimon.

El 2017 ya inauguran una nave de 1.500 metros cuadrados y dan trabajo además de una veintena de personas. En 10 años, pasan de un pequeño garaje al centro del pueblo a un espacio de 1.500 metros cuadrados. Y de tener veinte vacas a més de 1.500 terneros.

Raimon Camprubí: "La clave es que cerramos todo el círculo. Somos labradores, elaboramos nuestro producto y lo enviamos al cliente final"

En sus inicios, Pirinat vendía mayoritariamente a particulares a través de su web. Con los años, han ido diversificando el negocio y, este, también es uno de los motivos que explica su éxito. La gran distribución es el que aporta más volumen de facturación.

Y un canal que ha acontecido imprescindible es la exportación. A pesar de que se iniciaron el 2021, ya representa el 30% de la facturación. Están presentes en Alemania, Italia, Polonia y República Checa. Incluso enviaron un pedido a HongKong a finales del año pasado, pero entrar en estos países requiere más tiempo.

Raimon Camprubí: "Quizás alguien se rendiría, pero nosotros hemos persistido con ilusión"

El camino de la internacionalización, pero, no ha sido fácil. Hace cinco o seis años que iban a ferias. "Quizás alguien se rendiría, pero nosotros hemos persistido con ilusión", destaca Raimon.

Su filosofía y valores de empresa es uno de los hechos que los diferencia: "Es un proyecto de tres hermanos, iniciado de cero, y es un valor añadido. Pirinat es cómo si fuera mi hijo". Esta diversificación es lo que los permite no depender de ningún canal y, por ejemplo, no sufrir excesivamente por el cierre de los restaurantes durante la pandemia.

La vida de pueblo

Los hermanos Camprubí eran de Campdevànol, un pequeó pueblo de menos de 4.000 personas del Ripollès, en el Pirineo catalán. Estudiaron en la universidad en Barcelona y pudieron volver al pueblo para hacer crecer su proyecto. Todo ello en un momento en que el abandono de las zonas rurales es cada vez más preocupante.

"Es un claro ejemplo que si tienes una idea de negocio, estés donde estés, la puedes llevar a cabo. Y así lo hemos demostrado", sentencia Raimon.