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Pirotecnia Estalella, 100 años de carcasas y petardos

La empresa familiar, nacida en Barcelona pero fincada en Rodonyà, factura el 35% del año por las celebraciones de San Juan

La pirotecnia es protagonista en la noche de San Juan
La pirotecnia es protagonista en la noche de San Juan
Neus Navarro
23 de Junio de 2016
Este jueves, y durante todo el mes de junio, las 10 tiendas de la Pirotecnia Estalella están trabajando a pleno rendimiento. Nova, las ventas por San Juan suponen el 35% de la facturación anual de esta empresa familiar nacida el 1916. Y no tiene que ser fácil vivir sólo de la fiesta, pero la familia Estalella ha conseguido mantener cuatro generaciones después un negocio familiar que se inició por la afición de su bisabuelo a la pirotecnia. "Lo empezó como un hobby y en aquella época, a veces, podías hacer de estas una profesión", explica Manel Estalella Forteza, director general desde 1992 y máximo responsable actual de la empresa.

Sus productos se comercializan a los establecimientos de Viladecans –de larga tradición y donde se ubican las oficinas-, de la céntrica calle Aribau de Barcelona o de la misma Rodonyà, localidad tarraconense donde también se erige la fábrica de 8.000 metros cuadrados desde la que producen el material pirotécnico. "Antiguamente San Juan suponía el 90% de la facturación anual, pero ahora por suerte hay otras campañas que también estiércol y se ha ido reduciendo el peso específico de San Juan en nuestra cuenta de resultados", apunta Estalella.

    
Espectáculo de pirotecnia con material Estalella. Cedida

El resto de su facturación la encontramos en los actos de cultura popular catalana, pandillas de diablos y dragones, un sector en que se han posicionado y que suma un importante porcentaje a los 2,5 millones de euros de facturación anual. También distribuyen a mayoristas y distribuidores otros territorios del Estado español en que los fuegos de artificio, las carcasas y los petardos son un imprescindible en sus celebraciones, como es el caso de las Fallas de Valencia o las fiestas de Fin de año en Madrid o Andalucía.

En los últimos cinco años, se calcula que la firma ha vendido más de 1.500 toneladas de pirotecnia. En este tiempo las preferencias y los gustos de los consumidores en materia de pirotecnia han cambiado y afirman que hoy en día alrededor del 60% de los artículos que se venden son de luz. Sin embargo también tienen en cuenta las nuevas tendencias, "la importación masiva ha contribuido a crear ciertas tendencias en el consumo de artículos pirotécnicos. Desde hace tiempo observamos un auge en la venta de baterías, que se han hecho muy populares por su fácil y seguro manejo y por sus impactantes efectos visuales. Por otro lado, y sobre todo para el público infantil y familiar, hay mucha demanda de los lotes, que ofrecen una excelente relación calidad-cantidad y precio".

Una empresa muy familiar

La intensidad del trabajo de estos días se ve también en el repunte de las contrataciones, puesto que de 12 trabajadores se pasa a un centenar que sesuman tanto en el área de fabricación como, principalmente, en la venta y distribución del material. Muchos de los trabajadores traen por apellido Estalella, puesto que el trabajo que empezó con Manel Estalella Bosch fue desarrollada años más tarde por su hijo, Manel Estalella Codina y su esposa, María Teresa Forteza.

    
La familia Estalella, en una de las tiendas de la firma. Cedida

En 1992, el matrimonio cedió la batuta a su hijo y actual director y a su mujer, Natividad Tolosa, que cuentan con la estrechada colaboración de sus hijos Mónica y Manuel, los cuales trabajan ya en las instalaciones de Rodonyà que son las últimas en las cuales ha recalado la firma después de años de cambios y de unos cuántos accidentes de gravedad.

Una historia de episodios

"Nuestra historia es casi una historia de mudanzas, hemos ido cambiando mucho", explica Estalella, enumerando después de que desde el originario taller de la calle Aragón de Barcelona la firma se mudó en L'Hospitalet de Llobregat. Después las oleadas migratorias los obligaron a desplazarse en Viladecans allá por los años sesenta, "pero el 2009 también nos desplazamos y ahora estamos en Rodonyà, que es el último cambio que esperamos para los próximos 40 y 50 años de la firma", dice con un aliento de nostalgia.

También la suya es una historia salpicada de incidentes, como cuando a la Guerra Civil Española se vieron obligados a producir armamento para el bando republicano. Otro episodio histórico se produjo el 1958 cuando Manel Estalella Bosch y su hijo Josep murió en un accidente de trabajo, el que hizo aumentar las condiciones de seguridad de la empresa, que volvió a vivir un episodio convulso con el incendio de la planta de Rodonyà que dejó un herido leve, en enero de 2014.