El plástico está presente las 24 horas del día a nuestra vida. En la comida, en el transporte, en los productos de higiene, en la ropa... y su presencia no para de crecer. Desde la década de los 50 se ha ido registrando un uso cada vez más elevado tanto en la sociedad como en la industria, el que nos ha dejado ahora con un reto vital: gestionar los residuos y el impacto ambiental. Una tarea en la cual la Comisión Europea (CE) ha empezado a trabajar con una regulación adecuada para construir ya la nueva economía del plástico.
La base de este nuevo paradigma no es ninguna otra que "optimizar el plástico". Así de simple lo ha descrito el analista del Institute for European Environmental Policy Susana Gionfra en una sesión informativa sobre el nuevo reglamento en Barcelona, enmmarcat dentro de la Semana Europea de Desarrollo Sostenible. "La estrategia se centra a reducirlos porque destruirlos es muy difícil o bien imposible. Ahora mismo el reciclaje representa convertirlo en uno de nuevo de menor calidad y con más impacto, tenemos que redefinir el sistema", ha añadido.
Pero todo esto es sólo la punta del iceberg, porque el problema afecta tanto la producción del material como su uso final. Por eso el presidente de la Asociación Empresarial Química de Tarragona, Josep Francesc Font, ha remarcado que antes de hacer políticas y actuar, hay que definir el contexto: "No podemos negar el efecto positivo de los plásticos, el que tenemos que hacer es aprender a usarlos de manera responsable y sostenible. No al restringirlo, sino buscar vías de colaboración entre la empresa, la sociedad y la administración".
Qué ha propuesto la CE?
La CE ha lanzado este lunes una nueva estrategia de lucha contra los plásticos desechables. Quiere prohibir los globos, las pajas o cubiertos de plásticos, entre otros productos desechables, y también hacer pedagogía sobre el reciclaje de elementos como las bolsas, botellas o los productos higiénicos, por ejemplo.
Simon: "Nos tenemos que preguntar si necesitamos una economía que recicle el 100% o que reduzca su uso"
Paralelamente, prevé que la nueva normativa obligue los productores a asumir parte de los gastos de limpieza de los residuos al medio ambiente y a formar parte de campañas de concienciación. Aún así, no obstante, necesita ser aprobado por el Parlamento europeo.
Más reciclaje o menos uso del plástico?
Para el director ejecutivo de Cero Waste Europe, Joan Marc Simon, la propuesta europea es adecuada: "Más del 90% de los ciudadanos del continente pide acción ante los plásticos. Este es un primer paso para cambiar las maneras de consumir y de producir". Sin embargo, considera vital diferenciar entre las políticas de lucha contra la contaminación del plástico y las que favorecen la economíacircular. "Muchas medidas van en la dirección de mejorar el reciclaje, cuando realmente nos tenemos que preguntar si necesitamos una economía que recicle el 100% o que reduzca su uso", ha propuesto sobre la mesa, poniendo énfasis en la necesidad de ir hacia la última vía.
Precisamente por eso, y seguramente con el ánimo de dar ejemplo, todas las botellas de agua y vasos disponibles a la mesa de los ponentes eran de vidrio y no de plástico, porque de opciones alternativas hay. De aquí que Simon haya lamentado que gran parte de las inversiones hechas hasta el momento se hayan destinado a hacer investigación de nuevos materiales y no a educar en un uso más sostenible del plástico.
Ahora bien, no siempre es cuestión de pedagogía, también de disponibilidad. En este sentido, el analista Susana Gionfra, ha puesto el ejemplo de la industria alimentaria, donde el plástico es omnipresente: "Podemos informar el comprador sobre alternativas como cambiar una botella convencional por una de aluminio, pero que hagamos al supermercado?encontramos bolsas que realmente no hacen falta, bandejas... y no todas las superficies te dejan adquirir el producto sin ellas".
Gionfra: "La solución es invertir más en tecnología para la preservación de los alimentos"
Estos casos se podrían evitar, pero no queda tan claro qué hacer con los envases propios de productos que los necesitan para preservar su calidad y seguridad. "Este argumento a menudo se utiliza como excusa para apaciguar el debate", ha criticado, "la solución es invertir más en tecnología para la preservación".
De bajo arriba
La CE ha puesto la primera piedra, a pesar de que son las administraciones locales y estatales las que tienen que dibujar la hoja de ruta. Así lo ha considerado la directora general adjunta de la Dirección general de Medio ambiente de la CE, Joanna Drake, quien ha recordado que el pasado 2 de mayo se presentó como propuesta para incrementar los presupuestos europeos la aplicación de una tasa para los países que más residuos generen. Se trataría de un tipo de multa de 80 céntimos de euro por cada kilo de plástico que los Estados no reciclan.
Ha insistido en el hecho que es únicamente una propuesta que tiene que pasar por toda la burocracia pertinente para ser aprobada y que, según sus previsiones y si sale adelante, podría no ser aplicada hasta pasadas las elecciones en el Parlamento Europeo del 2019.
Drake: "Nos tenemos que influenciar de bajo hacia arriba, de los municipios a los Estados, porque a pequeña escala hay propuestas muy interesantes"
También ha subrayado el hecho que no es más que una política genérica que después los Estados tienen que modelar según su contexto. "Se tienen que crear nuevos modelos de negocio que vayan según la comunidad que queremos crear, que viene definida por cómo es cada cual. Nos tenemos que influenciar de bajo hacia arriba, de los municipios a los Estados, porque a pequeña escala hay propuestas muy interesantes", ha detallado.
Atacar el bolsillo reduce competitividad?
El posible impuesto es una buena medida, a ojos del director de la Agencia Catalana de Residuos, Josep Maria Tost. Tal como apunta, cerca del 40% de los ciudadanos recicla, un dato que ha quedado estancada en los últimos años. Es en la franja de los 20 a los 40 años donde más cuesta que se tome conciencia, por el que esto, junto con políticas educativas son para él una solución adecuada.
Font: "Cualquier efecto económico sobre una actividad puede romper la neutralidad tecnológica"
Todo el contrario de la opinión de Font, que ha respondido a la propuesta con un contundente "cualquier efecto económico sobre una actividad puede romper la neutralidad tecnológica". En la línea de su anterior defensa sobre la importancia de incentivar la innovación, ha afirmado que cualquier gravamen puede ir en detrimento de los adelantos tecnológicos y que son las Administraciones las encargadas de garantizar este equilibrio, no de romperlo.
Su recomendación es parar atención a ramas complementarias como la ecodisseny. "Cuando vemos un plástico pensamos que es una cosa homogénea, cuando es totalmente heterogéneo. Los envases están hechos de capas de materiales diversos, que dificulta el reciclaje. Desde el sector tenemos que trabajar a encontrar materiales que sea totalmente reciclable", ha desgranado.
Compromiso de la industria
Europa se ha comprometido a lograr el 2030 una tasa de reciclaje del 60% y un 100% el 2040. Unas cifras que Font, como representante de 30 empresas químicas y de la energía de Tarragona, ha recordado que plantea a la industria el reto de desarrollar un buen sistema de reciclaje vía mecánica y vía química. "El primero los trata para incorporarlos en nuevos plásticos menos nocivos. Sobre el segundo, hay que desarrollar un sistema que permita transformarlos en nuevos compuestos o recursos energéticos", ha especificado.
Font: "Grabar los hidrocarburos generaría una pérdida de competitividad de la economía europea respeta del resto del mundo"
Actualmente sólo el 10% de los materiales provienen otros de reciclado, mientras que el 90% viene de hidrocarburos. Motivo por el cual Simon, de Residuos Cero, ha propuesto aplicar también una imposición sobre los últimos, una idea que Font ha rechazado porque "generaría una pérdida de competitividad de la economía europea respeta del resto del mundo".
El debate está abierto. No se conseguirá una medida que contente todas las partes, pero sí que hay consenso entre los diversos actores sobre la necesidad de cambio. La Comisión Europea ha hecho la primera pasa, pero el camino de aquí al 2050 está todo para definir.