Cambiar de vida no es sencillo, pero con esfuerzo se puede hacer en 10 o 20 semanas. Así lo viven los alumnos de las diversas code academys que empiezan a proliferar por el territorio. Cursos intensivos de lunes a viernes a jornada completa que en pocos meses habilitan sus alumnos para empezar una nueva carrera laboral como programadores. "El 100% de los que acaban y quieren trabajar, lo hacen", asegura a VÍA Emprendida Sebastian Barajas, fundador de Ubiqum. "El 95% de los alumnos que hemos formado ha encontrado trabajo, incluso algunos en tecnologías que no los hemos explicado", explica orgulloso David Monreal, fundador de SkyLab Coders. Las suyas son dos de las escuelas que están empezando a proveer la incesante demanda de programadores.
Enseñar a aprender
Los fundadores de Ubiqum y SkyLab Coders coinciden que la principal función de sus academias es enseñar a aprender. "En 10 semanas los cultivamos la capacidad de aprender porque entran en una carrera donde tendrán que ir aprendiendo nuevas tecnologías", evidencia David Monreal. Por Sebastian Barajas, "programar es más fácil que escribir con lenguaje natural. Si empezáramos a programar a los tres años, programaría todo el mundo. Es una sintaxis mucho más estructurada que el lenguaje natural".
El fundador de Ubiqum matiza que "igual que es diferente escribir una redacción en la escuela o Cien años de soledad; una cosa es programar un programa sencillo y la otra hacer todo Facebook". Eso sí, "empezar lo puede hacer todo el mundo en cualquier momento".
Empezar la carrera
Al fin y al cabo, el objetivo de estas academias es poner las bases porque los alumnos empiecen la carrera de programadores. A SkyLab Coders, por ejemplo, después de 10 semanas a clase de 9 a 17h cada día, "cuando acaban tienen un nivel suficiente. Salen con un perfil júnior con una determinada expectativa salarial", dice Monreal.
Barajas: "Si empezáramos a programar a los tres años, programaría todo el mundo. Es una sintaxis mucho más estructurada que el lenguaje natural"
Esto hace que normalmente no entren en startups, que a menudo no tienen bastante estructura para coger una persona júnior. "Van a empresas medianas y grandes como Fotocasa o Social Point. Estructuras preparadas para coger alguien que durante unos meses necesitará supervisión", indica el responsable de SkyLab Coders; que celebra que "el feedback que nos dan estas empresas es que muy rápidamente quieren sólo".
Según Barajas, "las mismas empresas tienen confusión. Hay mucha guerra por programadores séniors, gente muy valorada que tienes que ir a buscar a otra empresa. Pero los cuesta contratar júniors". Por supuesto, pero, para llegar a senior alguien tiene que dar la primera oportunidad a los júniors.
Orígenes diversos, selección cuidadosa
"Tenemos alumnos que empiezan absolutamente de cero", insiste el fundador de Ubiqum. Su primera promoción empezó el febrero del 2016 y desde entonces un centenar de personas han pasado por unas aulas que también han abierto en Berlín de forma piloto y llegarán a Amsterdam en septiembre.
Tan seguros están de su método que incluso permiten que los estudiantes de entre 22 y 30 años con un título superior y un buen nivel de inglés no paguen la mitad del curso hasta que encuentren trabajo. "Este es un perfil 100% apto para ser contratado y son entre un 60 y un 70% de los que tenemos", justifica Barajas.
Por las aulas de Ubiqum ha pasado "gente que ha acabado la carrera y están parados o subocupats. También tenemos gente científica con doctorados". A SkyLab Coders "la mayoría son ingenieros: industriales, informáticos o de obra civil", dice David Monreal. "También universitarios como filósofos o economistas; y gente de FP que se encuentra lejos del mercado y necesita este complemento"
Según Monreal, "podemos aceptar gente que no haya programado nunca antes, el que sí que necesitamos es que demuestren ser capaces de aprender". Y es que acceder a estas academias no es tan sencillo como apuntarse; el proceso de selección es exhaustivo.
En el caso de SkyLab Coders, desde la primera promoción de julio del 2016 han tenido 44 alumnos. Parecen pocos? "La Ingeniería Informática de la UPF lo han acabado 34 personas este año de 300 que la empezaron", compara Monreal. "Nosotros buscamos un 0% de mortalidad en el curso y por eso tenemos entrevistas de acceso para estar seguros que es el que necesita la persona, tiene la motivación para hacerlo y acabará trabajando de programador".
Monreal: "Podemos aceptar gente que no haya programado nunca antes, pero que demuestren ser capaces de aprender"
Un negocio a la alza
Monreal tiene claro que seguro que no cubrirá toda la demanda del mercado. "Como mucho podemos hacer 80 alumnos al año y se necesitan 8.000. Pero si crecemos demasiado no cumpliremos los objetivos, preferimos ir despacio". El año pasado el Barómetro de las TIC destapaba que el 91% de las empresas aseguraba que la formación reglada deja los alumnos muy lejos de la realidad. "Si miras el programa de Informática de la UPC es del 2009. Por nosotros es importante tener esta flexibilidad porque el mercado cambia rápidamente", insiste el responsable de SkyLab Coders.
Sea como fuere, el negocio de las academias de programación está creciendo inspirado en la tendencia surgida en los Estados Unidos. "Trabajé a Infojobs del 2001 al 2014 y siempre he vivido el tema del reclutamiento y el trabajo", recuerda Monreal. "Al 2014 marché de Infojobs consciente que en España había un 50% de paro juvenil y que en el sector tecnológico había 80.000 ofertas de trabajo sin cubrir".
Con esta idea cercándole por la cabeza, descubrió que en los Estados Unidos se habían creado los Coding Bootcamps y se fue una temporada en Miami para entender como lo hacían los americanos para enseñar a programar. "Intenté ver los ejes sobre los que creaban la escuela: el mercado local, el tipo de alumno que buscan, los lenguajes que enseñan, etc.". De vuelta en Cataluña, con SkyLab Coders ha adaptado el modelo americano de bootcamps en Barcelona.
En el caso de Ubiqum, Barajas explica que es el fruto de muchos años de trabajo en el desarrollo de metodologías educativas y la inspiración de la Institute for the Learning Sciences dirigido por Robert Schank en Chicago. "Allá se ha desarrollado el learning by doing, muy práctico y basado en ciencias cognitivas, que es una de las vías de trabajo que he seguido", recuerda.
De este modo, en 2012 desarrollaron una serie de contenidos con la idea de distribuirlos a las universidades a través de una compañía creada en Nueva York. "El desarrollo de contenidos es muy caro (una hora de trabajo del alumno son 10 horas de desarrollo). Un curso de 800 horas como los que tenemos son unas 8.000 horas de trabajo de desarrollo", dice Barajas. "Esto es una gran inversión y las universidades no están acostumbradas a invertir. Los sale muy barato hacer una clase con una persona que habla y se ha acabado".
A la vez que fracasaban intentando vender estos contenidos en las universidades nacían las code academys en los Estados Unidos. "De una forma muy espontánea, atendida la gran demanda de programadores, algunas personas empezaron a enseñar de forma muy práctica y descubrieron una industria", resume Barajas.