Es una situación generalizada: afecta a todos los países, a todos los sectores y a todos los materiales, sin discriminar a ninguna empresa. Que la crisis de las materias primas afecte a todo el mundo no consuela a las pymes catalanas, que intentan capear la tormenta que ya hace más de un año que dura. Los problemas principales son dos: la escasez y el aumento de precios. Pero lo que más notan las pequeñas y medianas empresas de Catalunya es el incremento de costes. Según un estudio de Pimec que analiza la situación, un 94,2% de compañías lo está sufriendo, con una subida media de los precios del 119%. Los problemas de suministro, por otro lado, se producen en un 83,3% de las pymes. A todo esto, se tienen que añadir dos factores que tensionan todavía más la situación: las dificultades en el transporte marítimo y el aumento del precio de la energía.
"Estamos sufriendo como clientes de proveedores y como proveedores de clientes", indica Montse Ramon, responsable de Industrias Tapla, una empresa dedicada a los productos flocados, un material utilizado principalmente en la fabricación de coches. Por un lado, Ramon explica que en el segundo semestre del año pasado empezaron a tener dificultades para comprar cartón, palets, resinas y plásticos. Además, estas materias primas son más caras de lo que es habitual: entre un 15% y un 20% en este caso. Por otro lado, la escasez de chips ha afectado directamente a los clientes de Industrias Tapla, puesto que el sector de la automoción ha sido de los más impactados por esta crisis de semiconductores. "Muchas plantas de coches han tenido que parar la producción; nosotros hicimos una planificación preventiva y solo hemos tenido que parar dos días", asegura Ramon.
En el sector de la construcción, el vicepresidente de Constcat (la asociación catalana de empresas constructoras de obra pública), Ramon Garcia, afirma que el impacto de la crisis ha sido en el aumento de precios de los materiales: acero, aluminio, madera y derivados del petróleo. Es una situación que viven desde noviembre de 2020 –a pesar de que el acero ya había empezado a subir el coste antes– y que todavía dura. La alimentación no se queda al margen de la crisis global. La directora de Asfac (la asociación de fabricantes de piensos), Carme Soler, asegura que de momento no han notado la escasez de producto, pero sí un incremento de precios acusado desde mayo del año pasado, al poco de la llegada de la pandemia. El maíz, la soja y los aceites vegetales son los que más han sufrido este aumento, según explica Soler. En concreto, el maíz ha pasado de costar 87 euros por tonelada a 163 euros, el precio de la soja ha subido 67 euros la tonelada y el aceite de soja ha hecho un salto de los 769 euros a los 1.166. "Nuestros asociados todavía no han sufrido problemas de suministro, pero sí hemos visto ciertos movimientos en las últimas semanas que nos pueden llevar a tenerlos, de momento con la soja ecológica, pero que también se puede dar en el maíz", indica Soler.
¿La ley de la oferta y la demanda?
Jordi Guimet es el CEO de Plasticband, una empresa dedicada a los embalajes. "Todos los plásticos de polipropileno han aumentado de precio, hasta un 100%", explica. La situación empezó durante la primera mitad de año, cuando, según Guimet, "los fabricantes del sector petroquímico hicieron ver que no había materia prima". El CEO de Plasticband considera que es una falta de materiales "artificial; en el petróleo hay mucha especulación". Pero no es el único que tiene esta sensación de poca oferta provocada. Carme Soler ve "especulación de fondos de inversión". En el caso de los alimentos, explica que el encarecimiento ha ido en consonancia con la posición de China en el mercado: "Habían tenido gripe porcina y ahora se están recuperando y piden más pienso".
La covid-19 es otra de las causas que ven en las empresas. "La pandemia ha impactado en todos los mercados", recuerda Soler. La producción se paró a nivel mundial y, por lo tanto, la demanda de materias primas bajó en picado muy rápidamente. Según el FMI, de hecho, en abril de 2020 las materias primas registraban valores mínimos, pero a partir de entonces empezaron una tendencia ala alza que todavía no se ha acabado. Así, el incremento de los precios entre abril de 2020 y agosto de 2021 ha sido del 95,3%. Y es que una vez superado el golpe inicial de la pandemia, "la demanda mundial creció de repente y la oferta se ha mantenido, porque los empresarios no han invertido en aumentar la capacidad de producción", considera Ramon Garcia, de Constcat.
Jordi Guimet (Plasticband): "Es una falta de materiales artificial; hay mucha especulación"
A pesar de que Montse Ramon ve poca naturalidad en los precios disparados, cree que la covid-19 lo ha acelerado todo: "En el caso de los microchips, ya se hablaba de un desequilibrio entre la oferta y la demanda y la pandemia ha disparado la necesidades de dispositivos electrónicos, por ejemplo". El informe de Pimec sitúa las causas de la crisis tanto en la parte de la oferta como en la parte de la demanda. Por un lado, apunta el paro de inversiones en explotaciones mineras y petroleras y en instalaciones industriales, los problemas de transporte marítimo y la concentración de la producción en pocos países y pocas empresas. Por el lado de la demanda, añade la rápida recuperación económica después de los primeros meses de pandemia, la presión de los grandes inversores internacionales y la aceleración de fenómenos como la digitalización y la transición energética. El conjunto de todos estos factores ha dado lugar a la tormenta perfecta.
Repercutir al cliente o asumirlo, el gran dilema
¿Cómo han reaccionado las empresas ante esta situación? El análisis de Pimec dice que un 81% de las pymes han intentado negociar un nuevo precio con los clientes, pero que no todas lo han conseguido: un 71% han trasladado el aumento del coste de las materias primas al precio final del producto. Y es que no todos los sectores aceptan sin problemas subidas así. "El precio final de las obras sube, porque los contratistas ya tenemos en cuenta que los materiales nos saldrán más caros", explica Garcia. En algunos casos, este aumento final es del 10% o del 20%.
Acero, aluminio, madera, derivados del petróleo, cartón, palets, resinas, plásticos, soja, maíz, aceites vegetales, energía... Todas las materias primas están afectadas por la crisis global
Pero el vicepresidente de Constcat distingue entre dos tipos de cliente en el caso de la construcción: el público y el privado, que tienen reacciones diferentes. "El cliente privado es más ágil y asume parte del incremento, pero el público es mucho más lento, porque las leyes europeas son muy rígidas", explica. Garcia cree que no habrá más remedio que las administraciones acaben habilitando más presupuesto, pero augura un aumento de precios de la vivienda como consecuencia directa. En Plasticband lo tienen muy claro: un 80% del coste de su producto es el de la materia prima, por lo tanto, han repercutido el incremento de costes. Sus proveedores, según explica Guimet, son principalmente de la Unión Europea y, a raíz de la crisis, se están planteando empezar a comprar en Estados Unidos.
Los casos de la alimentación para ganadería y la automoción son más complejos. La directora de Asfac asegura que las empresas se han visto obligadas a vender los piensos más caros: "Te ves entre la espada y la pared porque tienes que subir el precio y después el animal es más caro; es un mercado en el que las ganancias o las pérdidas son de céntimos". Carme Soler pone el ejemplo de la leche, que afirma que los productores compran por debajo del precio de coste. "A mí como consumidora, no me importaría comprar el litro de leche cinco céntimos más caro", añade. El sector del automóvil tampoco acepta el incremento de costes. "No lo hemos podido repercutir al cliente porque cuesta mucho, pero si continúa así lo tendremos que hacer", explica Montse Ramon.
Xavier Brun (UPF Barcelona School of Management): "Si juntamos el elevado precio del gas con los problemas logísticos, se crea la tormenta perfecta para la inflación"
Lo que sí han repercutido es el incremento del coste del transporte. Industrias Tapla cuenta con filiales en Estados Unidos, México y China, donde llega lo que producen en Catalunya. "La crisis de los contenedores nos ha afectado mucho; reservas con tiempo y después te cambian las escalas y los puertos", sigue. Ahora, les es un 300% más caro de lo que era antes de la crisis transportar la mercancía hasta Asia, y un 200% a EE.UU.. El resultado de todo esto, según el estudio de Pimec, es que un 89,1% de las pequeñas y medianas empresas han reducido márgenes, mientras que un 30% han tenido que atrasar los pedidos. Los problemas con el transporte marítimo también han afectado a los fabricantes de alimentos compuestos y a las constructoras.
La energía también es más cara
Otra materia prima que ha subido de precio, como todas las demás, es la energía. La electricidad es cada vez más cara y uno de los motivos principales es que el gas ha aumentado el precio. Industrias como la siderúrgica, la cristalera, la de aluminio o la de baldosas consumen mucha electricidad. También la construcción, como avisa Ramon Garcia (Constcat). Una de las consecuencias es que "los costes de la cadena productiva se incrementarán y subirán los precios", según el profesor del máster en Finanzas y Banca de la UPF Barcelona School of Management, Xavier Brun.
Considera que si la situación no se endereza pronto, la recuperación económica en la que estamos inmersos "puede enfriarse". Pero, ¿por qué ha crecido el precio del gas? Se trata de luchas políticas, según Brun. "Rusia quiere hacerse valer. [...] Putin aparece ahora como el salvador de Europa, que lo aplaude, cuando él mismo ha creado el problema", concluye. Si juntamos el elevado precio del gas con los problemas logísticos, se crea "la tormenta perfecta para la inflación". Lo que habrá que ver es si la crisis de las materias primas es temporal o se alarga en el tiempo.
De momento, las pymes catalanas no ven un final próximo. Guimet, Garcia, Soler y Ramon hablan de, como mínimo, un año más. "Esperamos que los precios de las materias primas vuelvan a su lugar a partir del segundo semestre de 2022, pero la crisis de los microchips seguramente hasta 2023 no se acabará", lamenta la responsable de Industrias Tapla. Desde Asfac se fijan en los futuros de la bolsa de Chicago, que son o continuistas o alcistas. Todos coinciden en que ya se habían visto fuertes aumentos puntuales otras veces, pero también en que esta situación de crisis extendida a todas las materias primas y a nivel mundial es nueva y, por lo tanto, no hay precedentes de cómo puede evolucionar.