Todo empezó con una abrumadora declaración de intenciones. Las primeras notas de ExpressYourself empezaron a llenar la Montaña Mágica en el primer día de agosto de 1990 y Madonna y, con ella, su Blond Ambition World Tour estaban a punto de dejar extasiados a los afortunados que tuvimos la oportunidad de estar allí. Aquella mujer poderosa mostraba al mundo cómo se podía arriesgar mediante la combinación de creación y provocación. Daba igual que saliera con un elegante traje negro en Vogue o con un sujetador imposible de Gaultier: rompía con lo establecido, buscaba y encontraba la polémica y no le daba miedo cantarle a nada. Like a prayer conmocionó a la Iglesia, Like a Virgin lleva mensaje escondido (Lo sabes, ¿no? Los primeros minutos de Reservoir Dogs te lo explican). Abusos, sexo, religión. Lo tenía todo.
La premisa principal para que tu mensaje llegue es sencilla: conócete. Los grandes artistas lo saben, y la catalana Rosalía es, sin lugar a duda, una de ellos. Todo lo que ha englobado el lanzamiento del álbum Motomami es un gran ejemplo de cómo comunicar de forma alucinante y durante los últimos meses hemos recibido una lección sobre cómo identificar y llegar a tu público. Y es que la cantante sabe muy bien quién es ella y se mueve en las arenas movedizas de un mundo que va tan rápido que ya es ayer.
Lo que sí soy capaz de ver es la genialidad que supone traerlo al mundo: la unión entre esa “Mami” que cuida de los suyos y esa “Moto” que arrasa con todo lo que tiene delante
Pero… ¿qué ha sabido hacer Rosalía que no han hecho los demás? Vamos a desgranar algunos de sus puntos diferenciadores:
- Manifiesta autenticidad y una personalidad desbordante. Rosalía sabe cuáles son sus limitaciones y cuáles sus puntos fuertes, y trabaja en los primeros a la vez que refuerza los segundos. No tiene miedo a mostrase, de cualquier manera. Muestra su físico, enloquece con sus uñas imposibles y te reta con un vestuario diferente. Como si todo esto fuera poco, conoce sus raíces y hace alarde de ellas. Inventa letras imposibles con un idioma nuevo o canta por bulerías. Y si tiene que hablar de sexo, de religión o de cualquier tema que sabe que va a generar polémica, mete los pies en el barro. Es el momento de la gran Ambición Morena.
- Juega con las expectativas. Ofrece pequeñas píldoras de información (fotografías, trozos de canciones) en sus redes sociales. Juega con las emociones de sus fans y de sus detractores dejando que la imaginación de quien la escucha rellene lo que falta. Genera expectativas para, posteriormente, romperlas y te provoca para que seas tú quien imagine lo que viene después. Y nunca es lo que pensabas. Nada es “normal” en lo que hace y deja en el baúl del sótano cualquier resquicio de tradicionalidad.
- Todo lo que hace inspira creatividad. ¡Hasta su abuela sale en el álbum con un mensaje que le dejó en el móvil! Sorprende con letras desconcertantes y nuevas formas de hacer música, e incluso se atreve a inventarse una palabra que lleva en sus entrañas un mensaje claro y potente. “Motomami” es la suma de “Moto”, que muestra a una mujer empoderada, segura de sí misma y amante de la experimentación, y de “Mami”, aquella que es cercana, que cuida, que es vulnerable. Es un concepto en sí mismo: metamorfosis, un “no tengo miedo a destruir lo antiguo para construir más y mejor”. Y, ¿por qué no?, es también el nombre de la empresa que dirige su madre.
- Conoce a su público. Este factor es tan básico que puede parecer demasiado evidente, pero no lo es. Si no sabes a quién te diriges no sabes qué fórmula debes usar para tu mensaje. Nos cansamos de ver a personajes que sueltan su discurso desde la profundidad de su ego y no son escuchados (o son malentendidos). A tus seguidores los vas a tener con bastante fidelidad. Son tu altavoz y no puedes defraudarlos, y por ello debes usar sus palabras y hacer que se sientan reconocidos. También debes mantener alerta a tus detractores, pues son ese segundo altavoz que convertirá tu música en estéreo. Michael Corleone no pudo expresarlo mejor “Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”. De todos ellos vas a aprender algo que necesitas aprender.
- Hace uso del silencio. Siempre estamos comunicando (esta es una máxima dentro de mi manera de ver la comunicación). Cuando miras, cuando dices algo, cuando no lo dices, cuando apartas la mirada... Siempre comunicas. Rosalía lo sabe y retuerce estos silencios de forma intensa. Te deja alguna frase sugerente, te enseña el inicio de una canción, postea una foto en Instagram y luego… la nada. Ese es el momento de esperar la respuesta de tu interlocutor, de ver su reacción y escuchar lo que tiene que decir y, sobre todo, de volver a la carga. Si dejas esos espacios harás de tu mensaje una poderosa herramienta para incrustar ideas en el subconsciente de tu público. Hay que sembrar para recoger.
No me considero ningún experto en música y, por ello, no me veo capaz de hacer una crítica de lo que Motomami ofrece en el plano artístico. Habrá personas a las que les parezca una propuesta poco atractiva y otras a las que, en cambio, les parezca hermosa (hemos podido ver ambas reacciones en el agitado clima actual de las redes sociales). Lo que sí soy capaz de ver es la genialidad que supone traerlo al mundo: la unión entre esa “Mami” que cuida de los suyos y esa “Moto” que arrasa con todo lo que tiene delante. También soy capaz de ver lo poderosa que es sobre el escenario y cómo tiene cosas que decir a su manera. Sin miedo a mentes cerradas que ven provocación dónde sólo hay arte. Dándole a su público aquello que ni siquiera sabe que quiere. Sabiendo que ser ella misma es la única manera de ser, igual que Madonna en aquella noche veraniega de una Barcelona que nacía al mundo. Live To Tell.