De Vic, al mundo. Seidor es una multinacional referente en soluciones de consultoría de software de gestión y en servicios TIC para empresas que nació en 1982 de la mano de los hermanos Benito que, todavía hoy, continúan en la cabecera de la compañía aportando un ADN 100% familiar. En 37 años de vida, todo cambia y todavía más en un sector que está en plena transformación -como tantos otros-. "En aquella época, los ordenadores eran 10.000 veces peores que el móvil más malo que salga al mercado", relata uno de los directores generales adjuntos, Alejandro Daniel, para explicar que, a pesar de que el reto principal de la compañía en sus inicios era desarrollar software para empresas, ahora ya dan soluciones a 360 grados a sus clientes. Y lo hacen por casi todo el planeta, cosa que les ha traído a crecer a dobledígito durante ocho años seguidos en facturación hasta los 414 millones de euros este 2018, un 10,4% más que el año anterior.
Además de ser una consultora multinacional especializada en servicios y soluciones tecnológicas que trabaja por todo el mundo, en Seidor también son conocidos por haber aportado la tecnología Emotional Pulse durante la ascensión al Everest del alpinista Ferran de la Torre , que permitió que todo el planeta pudiera hacer un seguimiento exhaustivo en tiempo real de su progreso a través del hashtag #seidorontop. Lo hicieron a través de una plataforma tecnológica que ofrece datos a tiempo real a través de un mapa con GPS que incluía todo tipo de detalles como la altitud, la temperatura o el ritmo cardíaco del deportista. De hecho, recibieron dos premios por esta iniciativa de IAB Spain, que reconocían tanto el proyecto de innovación tecnológica cómo de comunicación digital.
Y estos no son los únicos premios que han recibido imposible de enumerarlos todos puesto que rozan el centenar. Entre estos, destacan varios galardones de IBM, más de 20 de SAP, algunos de Microsoft y otros de Pinnacle. Seidor se puso las pilas muy rápidamente sólo entrar en el mercado y ya en los años 80, durante sus inicios, pasaron de desarrollar software hecho a medida a paquetizar todos los productos, cosa que se sumó al hecho que se hicieron partners de fabricantes de infraestructura como IBM porque así, explica Daniel, "podíamos vender el hardware, el software y poner los servicios encima". Este modelo de negocio duró hasta finales de los 80 y fue un modelo que "nos funcionó y que nos permitió crecer como compañía". De hecho, en sus orígenes, Seidor significaba "Sociedad de Estudios de Informática y de Organización", a pesar de que ahora, explica el otro director general adjunto de la empresa, Eduard Farga, "lo hemos reconvertido y son soluciones y experiencias para innovar y digitalizar para optimizar resultados".
Del software propio al programario visible (y global)
Pero cualquier negocio con casi 40 años de historia tiene que tomar decisiones difíciles en algún momento de su trayectoria y Seidor se preguntó a finales de los años 90 si, como compañía, "teníamos capacidad de mantener un software propio" o era mejor "buscar un software de un tercero que tenga visibilidad a nivel mundial". La solución fue optar por la segunda propuesta y optar por un programario estándar. Años más tarde, se lanzó a la piscina "sin saber si había agua" y lo hicieron con SAP, una empresa que desarrolla software para las grandes corporaciones. De este modo, ellos se centraban en "poner una capa de valor" a sus servicios y a "hacer un proyecto para nuestros clientes" y, así, junto con SAP crearon un producto estándar específicos para empresas de cada sector.
Daniel: "A finales de los 90, nos preguntamos si teníamos capacidad de mantener un 'software' propio o era mejor buscar un 'software' de un tercero que tenga visibilidad a nivel mundial"
Al llegar el cambio de milenio, Seidor decidió "no hacer grandes locuras". Daniel relata que "hubo mucha gente que se puso a invertir", mientras que ellos, explica, "nos quedamos con el modelo más tradicional, pero siguiendo ampliando el portfolio y continuar creciendo en oficinas". En 2004 decidieron expandir su producto por más territorios mundiales y se centraron en abrir negocio en la América Latina, donde pasaron de ser una pequeña filial a ser un grupo de más de 200 personas. Y todo esto sin perder nunca de vista que, como recuerda Farga, "el negocio central siempre ha sido basado en IBM, Microsoft y SAP".
De América Latina saltaron a América Central y en los Estados Unidos para después aterrizar a Oriente Medio y África, que es su foco actual de expansión de negocio. Su filosofía se basa en "intentar entrar en un país haciendo una adquisición, pero una adquisición en que los socios continúen allí porque no queremos perder el conocimiento de los clientes y del mercado y nosotros aportamos nuestra metodología de implantación y nuestra manera de hacer". Una combinación que, aseguran, "nos ha funcionado muy bien".
Las oportunidades de la crisis
Seidor ha sabido bien cómo aprovechar la crisis y, en vez "de replegar y probar de aguantar la tormenta para después intentar volver salir", mantuvieron su estrategia habitual: continuar invirtiendo en la internacionalización, pero también en la diversificación. De hecho, desde la salida de la crisis, la empresa ha incrementado su facturación a doble dígito desde hace ocho años registrando en 2018 más de 414 millones de euros, un 10,4% más que el año anterior.
Pero para crecer en facturación, también se tiene que crecer en personal y hoy en día trabajan para Seidor alrededor de 5.000 personas en todo el mundo, la mitad de las cuales trabajan en España y, entre ellos, unos 1.200 en Catalunya. Ahora bien, a pesar de que el 50% de la plantilla es internacional, sólo el 36% de la facturación proviene de fuera del Estado español porque, según sus directores adjuntos, el negocio internacional "es puramente negocio de servicios", mientras que "aquí también tenemos el negocio de venta de infraestructuras".
La plantilla, además, avanza hacia la diversificación y, como subraya Farga, "es interesante ver su composición" porque, recuerda, "es un sector que es muy masculino y hay poco talento femenino, pero vamos creciendo porque estamos por encima del 25%, más que la media del sector que es de un 20%".
Un Merlí sobre tecnología
La serie de TV3 Merlí despertó el interés por la filosofía de muchos jóvenes que la seguían y, precisamente por eso, desde Seidor creen que sería ideal "que hagan un Merlí del sector tecnológico y que sea protagonista una chica para motivarlas a estudiar más carreras técnicas". Sobre todo porque, destaca Daniel, este "es un sector en el cual el género es irrelevante, es materia gris".
Pero la diversidad no es sólo una cuestión de género, sino también de edades. En este sentido, la compañía cuenta con una plantilla de la cual más de la mitad del personal tiene menos de 39 años y, de hecho, la media no supera los 36 años. "Esto genera esta necesidad de convivencia intergeneracional y tener mucho en cuenta las necesidades de estos perfiles", apunta Farga.
Una convivencia que, valga la redundancia, convive también con su filosofía de emprendeduría interna, de forma que "quien tenga una buena idea, tendrá la puerta abierta" y, por lo tanto, esto "es ser un emprendedor sin tener el riesgo del emprendedor".
Potenciar el Osona Valley
Justamente la mezcla entre el espíritu de Seidor y este sistema de intraempreneduría, "donde se deja hacer", es lo que ha llevado a la compañía a "ser una empresa líquida en el sentido de que somos muy adaptables" y a "tener mucha proximidad con el cliente". Todo ello les ha permitido avanzar hacia el futuro y apostar por la innovación en ámbitos como el de la salud, poniendo tecnología para ayudar en el proceso asistencial o potenciando la innovación en la industria.
En este sentido, recuerdan que "tenemos una iniciativa conjunta con Girbau de hacer un polo de startups", así como convenios de colaboraciones con universidades como con la UVic para "potenciar el Osona Valley". De este modo, y ahora a través de la Seidor Academy, apuestan por "formar a la gente que sale de la universidad y no tiene experiencia laboral" porque, a su parecer, "tenemos un sistema educativo demasiado basado en el conocimiento, poco en la experiencia y en la colaboración y el intercambio y esto tiene que cambiar".
Porque, como dice Daniel, "somos una empresa de personas, la actitud es la misma, lo que cambia y continuará cambiando es el entorno y cada vez lo hará más rápido. Lo que no sabemos es hacia donde, pero esto es parte de la magia". Una magia que, de momento, prevé mantener el doble dígito en su facturación de este 2019, "aunque sea muy difícil".