De repente, las videollamadas se han convertido en parte de nuestra vida diaria, desde las clases universitarias y las reuniones de negocios hasta los cumpleaños. Y el yoga en línea es la nueva normalidad y lo será por un tiempo. Afortunadamente. Hay muchas opciones: Zoom, Meet y programas de Microsoft, pero hay un nombre que parece haber desaparecido, un nombre que no hace mucho tiempo era el programa de referencia para las videollamadas. Es seguro decir que si la covid hubiera sucedido el 2010, habríamos estado hablando por Skype, pero ahora estamos haciendo cualquier cosa menos hablar por Skype. ¿Qué sucedió con Skype?
Los orígenes
El equipo detrás de Skype fueron los desarrolladores escandinavos Niklas Zennström y Janus Friis, que crearon el software y fundaron la empresa en 2003 en Luxemburg. La novedad y el éxito de este nuevo programa era que los datos de voz no tenían que ser procesados por un servidor centra, eran peer-to-peer. Ningún servidor central significaba menos infraestructura, lo que era un modelo comercial rentable. Skype parecía prometer costos de llamadas más bajos en todo el mundo. El equipo estaba tan seguro del éxito de su propuesta que hasta esperaban que, algún día, en lugar de decir “te llamaré”, la gente acabaría diciendo “te llamo por Skype”. Y así fue. Un mes después del lanzamiento, un millón de personas habían descargado el software. A mediados de 2006, Skype tenía más de 115 millones de clientes y fue reconocida como la comunidad de Internet de más rápido crecimiento en ese momento. La receta de Skype era muy atractiva, los usuarios podían llamarse entre ordenadores, pero también a teléfonos fijos y móviles. De hecho, tuvo tanto éxito que algunos países prohibieron Skype por completo para proteger a sus compañías telefónicas.
A mediados de 2006, Skype tenía más de 115 millones de clientes y fue reconocida como la comunidad de Internet de más rápido crecimiento en ese momento
Era un momento dulce. Tan dulce que eBay no supo contener su tentación y compró la empresa por 2.600 millones de dólares en 2007. Un detalle importante es que los fundadores mantuvieron la propiedad del software peer-to-peer y licenciaron la tecnología a eBay. O sea, vendieron la marca Skype, no la tecnología en sí. La compañía de subastas en línea quería dar un impulso a la comunicación entre sus usuarios. Los fundadores de Skype permanecieron como parte del equipo ejecutivo, pero las fricciones no tardaron en aparecer hasta que ambos fueron despedidos.
Crecimiento y reventa
Josh Silverman, proveniente de otra sección de eBay, terminó a cargo de Skype en febrero de 2008. Su tarea era sofocar el caos dentro de la empresa. Centró los esfuerzos en las videollamadas, renovó el programa de suscripción y creó cuentas premium. Un movimiento clave fue la creación de una aplicación para iPhone, que fue un gran éxito con un millón de descargas en solo dos días, además de avanzar con una versión de Android, entre otras mejores. Durante 2009, Skype creció a un ritmo de 380.000 usuarios por día y obtuvo 740 millones de dólares en ingresos. Pero no todo iba sobre ruedas, algunos dicen que Silverman hizo que Skype fuera demasiado estable. Aparte, el desarrollo de mejoras tomó mucho tiempo y el programa presentaba problemas y colapsaba habitualmente. eBay quería deshacerse de Skype, una decisión que Zennström y Friis lucharon legalmente. Finalmente, el 1 de septiembre de 2009, eBay anunció que vendería el 65% de Skype a Silver Lake, Andreessen Horowitz y la Junta de Inversiones del Plan de Pensiones de Canadá por 1.900 millones de dólares, valorando Skype en 2.750 millones de dólares.
Lo que había hecho que Skype fuera un éxito y lo determinado por el futuro legal de la empresa llegó a ser su mayor obstáculo. El 'peer-to-peer' era excelente entre ordenadores, pero funcionaba horriblemente entre teléfonos móviles
Una vez terminaron los trámites legales, ambos cofundadores prometieron invertir fuertemente en el programa. En 2010, el 25% de las llamadas de voz del mundo se realizaron a través de Skype en un mercado que creció solo un 6%. Y a pesar de estos números y los rumores de otra compra, Skype perdió unos 7 millones de dólares en 2010 y tenía una deuda a largo plazo de 700 millones de dólares. Finalmente, Microsoft compra Skype el 11 de mayo de 2011 por 8.500 millones de dólares, incrementando el valor de la empresa en un 300% en poco más de tres años. En ese momento, hasta el diccionario de Oxford incluyó Skype como verbo sinónimo de llamar.
A pesar de todo, el software peer-to-peer vuelve a entrar en juego. Lo que había hecho que Skype fuera un éxito y lo que había determinado el futuro legal de la empresa llegó a ser su mayor obstáculo. El peer-to-peer era excelente entre ordenadores, pero funcionaba horriblemente entre teléfonos móviles. En 2013, Microsoft tomó la decisión al migrar a servidores basados en la nube. Una decisión correcta, excepto por el pequeño detalle que la transición duró meses que se convirtieron en años. Además, la nube de Microsoft ya acarreaba otros productos de Microsoft como Windows 8.1, juegos de Xbox One y el paquete de Outlook. Muchos usuarios podrán recordar el desbarajuste de esta migración, con errores constantes, llamadas que acababan abruptamente o que entraban por unos dispositivos en lugar de otros, actualizaciones automáticas sin aviso previo. Mientras tanto la competencia acechaba, Whatsapp estaba entrando con fuerza en el mercado de la mensajería y Zoom estaba trabajando en el sector de las videollamadas.
¿Y qué hizo Microsoft al respecto? Pues no mucho: “Sus esfuerzos para mejorar Skype carecían de planificación”, dice Pere Bacardit, profesor de marketing de EAE Business School y la UPF Barcelona School of Management. Las actualizaciones fueron casi mensuales y cada una cambiaba el software casi por completo. En 2016, Skype tenía 300 millones de usuarios: “Pero muchos se quedaron con este programa porque, básicamente, otros usuarios todavía lo estaban usando, pero este era el único motivo”, sentencia el experto.
La competencia crecía a diestro y siniestro, pero la mayor amenaza de Skype procedía del propio Microsoft. El final de Skype como lo conocemos, llegó el 2 de noviembre de 2016, cuando Microsoft presentó Teams, una plataforma de comunicación y colaboración unificada dirigida a empresas. Era la forma de Microsoft de evolucionar y competir con Slack. “Era una especie de Skype para el entorno empresarial y, en general, fue una propuesta sólida, con mensajería, videollamadas, organización del calendario y reuniones virtuales, todo muy profesional”, explica Bacardit. Skype seguía siendo el software de referencia para llamadas a teléfonos fijos, pero la confianza de los usuarios estaba disminuyendo. “Simplemente, no tenía mucho más que ofrecer”, añade.
El final de Skype como lo conocemos, llegó el 2 de noviembre de 2016, cuando Microsoft presentó Teams, una plataforma de comunicación y colaboración unificada dirigida a empresas
Skype se fue hundiendo en sus propios errores mientras Zoom se erguía como un competidor directo. “Era fácil de usar, los usuarios no tenían que ser miembros y obtenían 40 minutos gratis. Es como si estuviera diseñado para no expertos en tecnología. Y esa fue la clave: la experiencia del usuario de Skype ya no era amable”, cuenta Bacardit. La prueba de esto fue que durante la pandemia Zoom creció como la espuma y nadie habló de Skype.
A la debacle cabe añadir los propios intereses de Microsoft hasta el punto que la gente llegó a odiar Skype y muchos celebran la muerte de este software. “Microsoft aprendió mucho de Skype, tomó lo bueno y quitó lo malo para su beneficio, pero pagar 8.500 millones de dólares por una lección es, quizás, demasiado”, concluye Bacardit.