¿Es posible mejorar el bienestar de los estudiantes y su aprendizaje mediante la reestructuración de las aulas? En la era digital, es fundamental adoptar nuevos enfoques en el diseño de los entornos de aprendizaje. Esto requiere una mirada innovadora a la arquitectura y al mobiliario de los centros educativos, ya que las metodologías están evolucionando hacia modelos más innovadores, mientras que las configuraciones tradicionales de las aulas han quedado obsoletas frente a las demandas y necesidades educativas actuales. “Empezamos a pensar la necesidad de hacer estos cambios de espacio de una forma fundamentada, que los centros se vieran acompañados por expertos para que sus inversiones realmente fueran eficientes”, explica Guillermo Bautista Pérez, investigador de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la UOC y cofundador de la startup catalana Smart Classroom Project, una spin-off con el propósito de repensar los espacios de aprendizaje necesarios para llevar a cabo las nuevas metodologías educativas.
El cofundador asegura que el diseño del espacio educativo debe ser cuidadosamente planeado para cumplir con los objetivos pedagógicos y las investigaciones científicas sobre cómo aprendemos. Además, destaca que se debe considerar cómo influye el entorno en el bienestar y el proceso de aprendizaje, incluyendo aspectos como los colores, la acústica, la ventilación y la disposición del mobiliario. También es crucial integrar la tecnología de manera adecuada para facilitar el aprendizaje. “Todo este proceso se lleva a cabo mediante metodologías de co-diseño, donde la comunidad educativa participa activamente, asegurando que el diseño se adapte a las necesidades específicas de cada centro educativo”, es el objetivo que Bautista ha tenido a la hora de desarrollar este proyecto, fruto de los resultados de un grupo de investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universitat de Barcelona (UB) creado en 2016 para repensar las aulas, convertido desde hace un año en la empresa Smart Classroom Project. Los cuatro investigadores, y ahora también emprendedores: Maria Casanovas, Guillermo Bautista, Anna Escofet y Marta López, utilizan su experiencia para mejorar la disposición de las aulas en diversos tipos de instituciones educativas y de formación.
Repensar los espacios de aprendizaje necesarios para llevar a cabo las nuevas metodologías educativas
En este sentido, Smart Classroom Project es una empresa joven que “se centra en el co-diseño, implementación y evaluación de espacios del aprendizaje desde una triple dimensión: ambiental, pedagógica y digital, mediante metodologías innovadoras basadas en evidencias científicas”, explica Bautista. De acuerdo con un estudio publicado en Fortune Business Insights, el mercado mundial de aulas inteligentes y tecnología educativa alcanza aproximadamente los 100.000 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual que oscila entre el 17% y el 20%.
Por este motivo, en 2023, respaldados por Barcelona Activa, los cuatro investigadores y emprendedores lanzaron Smart Classroom Project, una startup con sede en Barcelona. Esta iniciativa está enfocada en colaborar con diversos centros educativos, desde escuelas infantiles hasta universidades y otros centros formativos, como academias de idiomas y centros de formación continua. Su objetivo es trabajar de manera conjunta con estos centros para diseñar, implementar y evaluar nuevas estructuras y configuraciones para las aulas, así como los recursos que las componen. Se centran especialmente en integrar de manera didáctica las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar los entornos de aprendizaje.
??Os mostramos 3 ejemplos de espacios de aprendizaje innovadores. Espacios que hemos codiseñado e implementado desde @SmartClassPro
— SMART CLASSROOM PROJECT (@SmartClassPro) June 11, 2024
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El concepto de Smart Classroom Project promete ser un éxito, con más de 10 proyectos realizados en apenas un año desde su lanzamiento al mercado. Estos proyectos varían en coste, desde los 3.000 a 5.000 euros para aquellos más simples, hasta los 10.000 a 15.000 euros para los más complejos. La startup catalana cuenta con una facturación anual de 47.000 euros. "Estamos estableciendo colaboraciones futuras con empresas de diseño y fabricación de mobiliario escolar. Debido a nuestro conocimiento práctico y experiencia en el desarrollo del aprendizaje, las empresas de mobiliario nos buscan para obtener ideas y asesoramiento, lo que demuestra el valor de nuestra experiencia en el sector", apunta el cofundador, quien explica que en la actualidad Smart Classroom Project está destinando buena parte de sus esfuerzos a crecer. “Nuestro plan de crecimiento abarca los próximos cinco años y se enfoca en un aumento sostenible de nuestra plantilla, así como en la apertura de nuevas líneas de negocio, tanto a nivel local como estatal para la implementación de proyectos, además de tener la vista puesta en Latinoamérica”, añade.
“Aunque hay otros arquitectos que se dedican a diseñar espacios de aprendizaje, no lo hacen desde una perspectiva pedagógica como nosotros. Además, nuestros proyectos son siempre muy individualizados según las necesidades de cada centro”, explica Bautista, resumiendo su objetivo con la startup de diseñar entornos que realmente ayuden a los centros a alcanzar sus metas educativas. “No implementamos modelos de aula estándar; estudiamos detenidamente el proyecto educativo de cada institución para crear un espacio que no solo sea estéticamente agradable y propicie el bienestar, sino que también impulse su avance en innovación pedagógica", concluye el cofundador.