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Som Energia, el orgullo de ser la alternativa de energía verde

Más de 57.000 socios en sólo nueve años y una previsión de facturación para este 2019 de 60 millones de euros avalan la trayectoria de la cooperativa gerundense

Som Energia tiene actualmente 14 proyectos en funcionamiento | Cedida
Som Energia tiene actualmente 14 proyectos en funcionamiento | Cedida
Girona
19 de Agosto de 2019

"Nada hacía pensar que llegaríamos donde lo hemos hecho y de una manera tan rápida", recuerda Nuri Palmada, una de los socios fundadores de SomEnergia. "Empezamos animando la ciudadanía a salir del oligopolio de puertas giratorias que dominaba el sector y a optar por alternativas democráticas y cooperativas como la nuestra y la gente enseguida nos hacía confianza", explica Palmada. Actualmente, aquella cooperativa con sede en el parque Científico y Tecnológico de la Universitat de Girona prevé llegar el 2019 a los 60.000 socios, 100.000 contratos de electricidad y una facturación de 60 millones de euros.

"Entramos en un sector con dificultades técnicas y altas barreras de entrada pero supimos buscar los colaboradores necesarios"

El proyecto se gestó la primavera del 2010 y no tardó a extenderse como una mancha de aceite en todo el Estado español. En diciembre de aquel mismo año la cooperativa se constituía en un acto público a la Casa de Cultura de Girona. El primer año la cooperativa logró los 2.000 socios y en sólo tres años llegaba a los 15.000 y a facturar 9 millones de euros. Durante el 2018 el número de personas que formaba parte de Som Energia creció un 30% respecto del año anterior. En el mismo ejercicio la cooperativa comercializó un 53% más de energía con un total de 246.825 MWh y facturó 49.500 euros.

Todo empezó a partir de un grupo de personas que se conocían de Girona y del Pla de l'Estany, algunas de ellas vinculadas a la Universitat de Girona, y con inquietudes en el mundo de las renovables. Habiendo explorado experiencias de éxito en otros países europeos, como por ejemplo Ecopower, en Bélgica, Enercoop en Francia, o Greenpeace Energy en Alemania, y querían aplicarlo en el ámbito local. Así es como nació la idea ahora hace nuevo años y Som Energia se convirtió en la primera cooperativa estatal de consumo y de producción de energía verde.

"Nos unía el interés para fomentar las renovables y después ya se unió gente con conocimientos del mundo cooperativo, personas del Colectivo Ronda y otras cooperativas nos aportaban su conocimiento. Lo hacíamos todo de forma voluntaria y teníamos mucho apoyo de las personas que se iban asociando", asegura Palmada.

El caso es que este grupo de conocidos empezó a hacer campaña y en muy poco tiempo consiguieron las 150 personas que se necesitaba para crear una cooperativa. "La gente se iba haciendo socio sin que les pudiéramos ofrecer nada todavía. No habíamos iniciado los trámites y nos dio toda la confianza", recuerda agradecida Palmada. "Entramos en un sector con dificultades técnicas y altas barreras de entrada pero supimos buscar los colaboradores necesarios", añade.

La cooperativa enseguida quiso ir más allá y no sólo invertir para generar energía sino ser también comercialitzadora. "Fuimos pioneros, en aquel momento no había cooperativas comercializadoras que ofrecieran electricidad 100% renovable. Generamos una demanda que no existía", explican desde Som Energia.

El boca-oreja y las charlas de los voluntarios

"A una de las primeras asambleas que se hizo, en Barberà del Vallès, vino gente de Navarra y Aragón que se acabaron sumando al proyecto. Funcionaba mucho el boca-oreja, los voluntarios hacían charlas a casales cívicos de la mano de asociaciones ambientalistes y diferentes entidades y la cosa se iba esparciendo como una mancha de aceite también por Valencia, Mallorca, Madrid...", añaden. Pero desde Som Energia no esconden que en el rápido crecimiento de la cooperativa también fue determinando el contexto en que se encontraban. "En aquel momento se recortaron las ayudas a las renovables, algunos programas de televisión pusieron el foco en este tema y esto hizo crecer la conciencia entre los ciudadanos hacia nuestro proyecto. Hay un cierto orgullo en el hecho de formar parte de Som Energia", indican.

El grueso de Som Energia lo forman particulares, pero la base societaria también cuenta con 1.500 empresas, 250 cooperativas, 460 asociaciones y fundaciones, medio centenar de comunidades de vecinos y casi un centenar de administraciones públicas que, en conjunto, suponen 7.200 contratos de electricidad. La cooperativa ofrece a sus socios la posibilidad de consumir energía 100% renovable a un precio similar al de la electricidad convencional y desarrollar proyectos rentables de energías renovables. En septiembre tiene previsto empezar a compensar los excedentes de las personas que dispongan de placas solares y opten por esta modalidad, con un valor que se acerque al precio de mercado, es decir, alrededor de los 0,05 euros por kWh.

Tres proyectos de autoproducción colectiva

Por otro lado, durante los últimos cinco años, más de 3.700 personas y organizaciones, con una inversión de 3,7 millones de euros, han puesto en marcha iniciativas de autoconsumo colectivo a través de la llamada Generación kWh de Som Energia, innovador modelo de inversión basado en el regreso energético en lugar del regreso financiero. Este sistema les permite obtener electricidad 100% renovable a precio de coste, un precio que, además, es inferior a cualquier otro tipo de producción con combustibles fósiles y nucleares. Hay proyectos en Fontiveros (Ávila), Alcolea del Río (Sevilla) y actualmente están desarrollando un tercero en Anglesola (Lleida).

Som Energia, que forma parte de REScoop, la federación de cooperativas de energía renovable, ha recibido numerosos premios y reconocimientos públicos para fomentar la cultura ecológica, como mejor proyecto emprendedor, y como mejor iniciativa de protección y mejora del entorno, entre otros.

Y no paran de impulsar iniciativas. Recientemente Som Energia se ha unido a la cooperativa Som Mobilitat para crear el proyecto Transicioenergetica.cat, una herramienta para ayudar empresas y organizaciones a hacer la transición energética hacia una economía sin energías fósiles. Según explican, el objetivo es "sustituir los combustibles fósiles por fuentes de origen renovable y local, incrementar la producción colectiva y hacerlo de la manera más eficiente posible". Se trata de un cambio en la manera como se produce, se gestiona y se utiliza la energía. Las dos cooperativas harán acompañamiento y unión entre las empresas comprometidas con la sostenibilidad del planeta y aquellas que pueden ayudar a hacer el cambio hacia una economía baja en emisiones. Actualmente buscan ocho empresas comprometidas con el futuro que quieran participar en la prueba piloto.

Trabas para poner en marcha proyectos de renovables

"Hemos invertido 13 millones de euros en proyectos de generación pero crecemos tanto que no lo atrapamos", dice Palmada que reconoce que todavía los queda mucho trabajo para hacer. De entrada, consideran que el futuro pasa por el crecimiento de todas las cooperativas no sólo por el de Som Energia para poder incidir en el cambio de modelo energético.

"No puede ser que un proyecto eólico tarde diez años a tramitarse, entonces la situación de emergencia climática será más grave"

"No quiero ser pesimista pero las cosas cambian muy lentamente. Tenemos un problema a escala global, no hacemos nada cerrando aquí el carbón cuando se están abriendo centrales en la China. El reto es extremadamente grande y necesitamos que todo el mundo aporte", advierte Palmada que también se queja de los problemas que encuentran a la hora de salir adelante proyectos de renovables, sobre todo a la hora de encontrar ubicaciones para poder conectarse en la red, puesto que se está produciendo un movimiento especulador, dice, que busca sacar rendimiento con las licencias. La socia fundadora de Som Energia mantiene que las administraciones "se tendrían que poner las pilas" y fomentar el cambio de modelo. "No puede ser que un proyecto eólico tarde diez años a tramitarse, entonces la situación de emergencia climática será más grave; se tienen que cambiar procedimientos, hacer ventanillas únicas y se tienen que agilizar los trámites", sentencia.

Otra de las preocupaciones de Som Energia es el excesivo proteccionismo del territorio. "Las renovables tienen un impacto de ocupación del territorio pero es reversible, a diferencia del impacto que supone una central de carbón o nuclear; hace falta que haya un cambio de paradigma", aseguran. La financiación también es una barrera para la cooperativa. "Nuestros socios pueden invertir hasta cierto punto pero si queremos hacer proyectos más grandes, tenemos que encontrar otros mecanismos", concluye.