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Soplan vientos de cambio en el gigante de las burbujas: ¿por qué Freixenet despide a 180 empleados?

Un recorrido por una empresa centenaria que ha vivido la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, el franquismo, la covid-19 y una época de sequía que ha sido "letal"

Freixenet cuenta actualmente con 738 trabajadores | EP
Freixenet cuenta actualmente con 738 trabajadores | EP
Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa
Jefa de redacción
Sant Sadurní d'Anoia
26 de Abril de 2025
Act. 26 de Abril de 2025

Freixenet, una de las marcas más emblemáticas del cava catalán, celebra más de 150 años de trayectoria, pero los vientos de cambio que soplan sobre la compañía centenaria no son una nueva amenaza, sino una "necesidad estratégica ante las turbulencias actuales". La reciente decisión de despedir a 180 trabajadores, en medio de una reestructuración debido a la sequía de los últimos años, abre un capítulo desconocido en la historia de una empresa que ha superado crisis internacionales, periodos de recesión económica e, incluso, las incertidumbres políticas de diversas épocas, como el otoño de 2017 y un omnipresente boicot empresarial que no consigue alejarse del cava catalán.

 

Desde sus inicios en Sant Sadurní d'Anoia, una pequeña localidad de 12.000 habitantes en la comarca del Alt Penedès, Freixenet ha sido testigo de cambios que parecían impensables. Desde la Guerra Civil hasta la II Guerra Mundial, pasando por el franquismo y la transición, la empresa ha logrado mantenerse como uno de los nombres más mediáticos del cava a escala mundial. Incluso es reconocida por gran parte de la población por sus épocas "estrella", gracias a sus anuncios mediáticos y la compra masiva de botellas de cava para las cenas navideñas. Con la capacidad de adaptarse a los cambios económicos, sociales y políticos, Freixenet se convirtió en un gigante de las burbujas, con una gran apuesta por el mercado internacional, especialmente en países como Estados Unidos, donde la marca logró una fuerte penetración.

Un camino lleno de dificultades

La historia de Freixenet, sin embargo, no ha sido un camino de rosas. Si no, que se lo digan también al Grup Tramuntana de La Jonquera, que vivió de todo en un paso fronterizo. La Guerra Civil marcó una etapa de incertidumbre, y durante los años del franquismo, la empresa de Sant Sadurní d'Anoia tuvo que maniobrar en un contexto político y económico extremadamente hostil. La recuperación de la posguerra fue lenta, pero, con una "determinación indestructible", como destacan en reiteradas ocasiones, la empresa del Penedès logró expandirse internacionalmente durante los años 60 y 70, consolidándose como un símbolo de calidad e innovación.

 

No obstante, como muchas otras empresas, la crisis global de la covid-19 puso a Freixenet a prueba de forma inesperada. La pandemia desató una caída espectacular de la demanda, especialmente en el sector de la restauración, que era uno de los principales canales de distribución del cava. A esta crisis sanitaria se sumó una situación climática devastadora, con una sequía persistente que ha afectado gravemente la producción de uva en la zona, un factor que muchos consideran "letal" para la economía de algunos productores.

De Carod-Rovira al otoño de 2017: comienza el boicot al cava

A lo largo de los años, y fruto de los cambios políticos en Catalunya, muchos apuntan que el cava "es otra víctima de la situación catalana". Aunque sea un producto emblemático y se produzca en muchas comunidades autónomas, se identifica sobre todo con Catalunya. El boicot comenzó a finales de 2004 cuando Josep-Lluís Carod-Rovira, el dirigente catalán republicano, cuestionó el apoyo de Catalunya a los Juegos Olímpicos Madrid 2012. Días después, el dirigente catalán reconoció que se dejó llevar por un arranque de mal humor y admitió que fue un "error". Casualidad o no, la disculpa de Carod llegó unas horas después de saberse que un empresario del Penedès había perdido un pedido de 80.000 botellas de cava. Acto seguido comenzó una campaña a través de mensajes de móvil contra el consumo de cava catalán por Navidad.

Un cartell al supermercat Alcampo amb caves "no catalans" | Twitter
Un cartel en el supermercado Alcampo con cavas "no catalanes" | Twitter

Codorniu, competencia directa de Freixenet, llegó a perder nueve millones de euros de facturación en el primer semestre de 2005, en parte por la campaña contra los productos catalanes, tal como aseguró el director de la compañía, Xavier Pagès. Freixenet también afirmó haber perdido un 4% en ventas. La respuesta de ambas empresas fue invertir más en publicidad para contrarrestar el efecto. De ahí que el boicot aumentara aún más al conocerse las reuniones de Carod-Rovira con la banda armada ETA y que en muchos supermercados se pudieran encontrar carteles con el mensaje “tenemos cava no catalán”. Incluso, un bodeguero vallisoletano, propietario de la empresa Saboreal, confesaba estar muy agradecido por lo que él llamaba “el efecto Carod”, en relación con sus vinos espumosos.

Durante la década de 2000, era común encontrar en muchos supermercados de España carteles que decían “tenemos cava no catalán”

Según este bodeguero, que estaba al borde de la quiebra, las ventas se duplicaron gracias al boicot, pasando de 2.000 botellas vendidas a 4.000. “Todas las existencias se han vendido”, afirmaba eufórico a los medios de Madrid.

A finales de 2017, con la celebración del referéndum del 1 de octubre y la posterior declaración unilateral de independencia de Catalunya, las ventas de cava de fuera de Catalunya se dispararon un 30%, con Extremadura, La Rioja o Valencia alcanzando resultados históricos e incluso del 90% en algunas bodegas. Muchos de ellos afirmaban a El Español que celebraban el boicot catalán, ya que “ni con 10 años de publicidad lo habríamos conseguido”, como en el caso de Bodegas Langa con sede en Calatayud, Zaragoza. El propio Xavier Pagès —que en 2017 era presidente de la Denominación de Origen Cava (DO Cava)— anunció una caída cercana al 10% en Catalunya del cava catalán, aunque evitaba usar el término “boicot” y prefería hablar de “turbulencias”.

Los efectos del otoño “caliente” de 2017

El 16 de octubre de 2017, Codorniu trasladó su domicilio social de Barcelona a Haro (La Rioja) “por la incertidumbre política y jurídica que hay en Catalunya, y para proteger los intereses de trabajadores y clientes”. Posteriormente, según señalaba Crític, la intervención de la Generalitat y la convocatoria de elecciones por parte del Gobierno español vía aplicación del artículo 155 de la Constitución, provocó que Freixenet decidiera mantenerse en Sant Sadurní. El entonces presidente Josep Lluís Bonet fue uno de los empresarios que más se pronunció en contra de la independencia, invitó al presidente español Mariano Rajoy a visitar las cavas Freixenet y les “agradeció la aplicación del 155”. Unas declaraciones que no agradaron a muchos trabajadores de Freixenet.

Posteriormente, 2018 es señalado por algunos como el año en que el cava “dejó de ser catalán”. Los grandes del cava vendieron como “si sus empresas les quemaran en las manos”, apuntan expertos del sector. Tres meses después de que la alemana Henkell & Co comprara el 50,7% de Freixenet por 220 millones, un inversor de perfil muy diferente, el fondo Carlyle, se hizo con cerca del 80% de Codorniu. Así, de golpe, el 80% del sector del cava había pasado a manos extranjeras. La primera empresa del sector fue absorbida por un proyecto industrial basado en precios bajos; la segunda, por un socio financiero que llegó con un plan de adquisiciones bajo el brazo. Ambas operaciones valoraban el 80% del sector en menos de 800 millones.

Parece, sin embargo, que una vez finalizadas las adquisiciones y con el fin de la pandemia de la covid-19, y a pesar de la “volatilidad” y un mercado internacional que en algunos casos ha ido a la baja este año, Freixenet cerró 2023 con ingresos récord (aún no hay cifras de 2024). La empresa, ahora parte del grupo alemán Geschwister Oetker junto a Henkell, incrementó un 4% sus ingresos hasta los 1.200 millones de euros. En concreto, según detalla la organización, la compañía ingresó un 6% más por la venta de vinos espumosos y un 11% más por bebidas espirituosas, mientras que vio caer la facturación del segmento de vinos en un 8%.

Al igual que intenta hacer la DO Cava en general, Henkell Freixenet está apostando por sus propuestas de mayor valor. En este sentido, la compañía ha centrado sus esfuerzos en la expansión global de sus “marcas estratégicas”: Freixenet, Mionetto y Henkell. Para entender el accionariado del Grupo Freixenet, hay que destacar que está repartido a partes iguales (50%-50%) entre la empresa alemana Henkell Freixenet y el Grupo Freixenet (familia Ferrer), ya que cuando la Comisión Europea aprobó la operación, Josep Ferrer, presidente de honor y accionista del Grupo Freixenet (fallecido recientemente), realizó una ampliación de capital mediante la cual el accionariado de la empresa quedó dividido a partes iguales.

Nueva reestructuración: el despido de 180 trabajadores

Caves Freixenet durant l'estiu | Freixenet
Caves Freixenet durante el verano | Freixenet

El primer gran expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) provocado por la sequía en el terreno vitivinícola se ha convertido en definitivo. Henkell Freixenet ha iniciado los trámites para llevar a cabo un expediente de regulación de empleo (ERE) que podría afectar a “un máximo” de 180 puestos de trabajo, lo que supondría reducir en un 24% la plantilla del grupo en España. Así lo ha anunciado la propia empresa en un comunicado también transmitido a VIA Empresa, en el que asegura que la medida se toma “para reestructurar sus operaciones de producción” tras haber empujado la sequía al sector del cava “a entrar en una crisis sin precedentes”. “El cambio fundamental en la dinámica del mercado requiere que la compañía tome medidas urgentes para garantizar el desarrollo sostenible del negocio en el futuro”, afirman.

Hablan de “patrones climáticos extremos” y de las “consecuencias a largo plazo” de la sequía vivida en los últimos años en Catalunya, y de cómo este escenario ha provocado “graves interrupciones en la industria”. “Como resultado, la producción de cava ha disminuido en general y en Freixenet en particular”, añaden. “Las reservas reducidas y el aumento de los costes de las materias primas han agravado el desajuste entre la demanda del mercado y la sostenibilidad operativa”. Aun así, aseguran que abordan el ERE con una “profunda conciencia” de su impacto y garantizan un “diálogo abierto” al iniciar la negociación con los representantes de los trabajadores.

Desde Freixenet aseguran que el ERE está relacionado con “patrones climáticos extremos” y las “consecuencias a largo plazo” de la sequía

Este viernes, UGT ha afirmado que las causas del ERE del grupo Freixenet para despedir a 180 trabajadores son “temporales” y se ha mostrado dispuesta a buscar “soluciones que no impliquen ningún despido”. El sindicato ha expresado su “absoluto rechazo” al comunicado de la compañía anunciando la intención de extinguir el contrato del 24% de la plantilla de Freixenet y Segura Viudas, y ha exigido la retirada del expediente. El sindicato alerta de que el ERE “no solo pone en riesgo el futuro de 180 familias, sino que supone una ruptura grave entre la plantilla y el Grupo Freixenet” y ha recordado el “compromiso” de los trabajadores “ante dificultades productivas o incluso durante la pandemia de la covid-19”. En el comunicado, el sindicato lamenta que la dirección “no puede escudarse en problemas temporales para ejecutar medidas definitivas” y ha dejado claro que hará “todo lo necesario” para defender los puestos de trabajo. Según UGT, la sequía ha afectado la producción de vino y cava en Catalunya de forma “parcial y temporal” y destaca que el año pasado la empresa ya presentó un ERTE alegando la sequía como causa de fuerza mayor, que fue rechazado por la Generalitat.

Después de haber salido airosa de múltiples crisis, Freixenet ahora se enfrenta al reto de reinventarse en un contexto de cambio climático y sequía. Con cada burbuja que estalla, la compañía no pierde la esperanza de que, como el cava, nunca deje de subir.