Después de muchos meses de incertidumbre, se ha desvelado por fin la gran incógnita sobre quién será el nuevo propietario de la cadena de origen catalán Caprabo. Ni Bon Preu ni Carrefour, sino un potente holding inversor de la República Checa que es propiedad del multimillonario Daniel Křetínský es quien se ha conseguido poner de acuerdo con Eroski, los actuales propietarios.
Recapitulemos. En verano de 2007, muy poco antes de la gran crisis, la firma vasca Eroski, que pertenece a la cooperativa Mondragón, hizo una gran apuesta para incrementar su estructura a través de la adquisición de la cadena de supermercados Caprabo a las familias catalanas accionistas (Carbó, Elías y Botet). La transacción subió hasta los 1.300 millones de euros por el 75% del capital, y en los años siguientes Eroski todavía aumentaría su participación. Lo que parecía un plan agresivo de expansión se transformó en una pesadilla porque, como decíamos, al poco de cerrar la operación llegó la crisis financiera que devastó las economías occidentales. Con un volumen de deuda muy elevada, la solución que Eroski había encontrado era desprenderse total o parcialmente de la cadena de supermercados para hacer caja y reducir el endeudamiento. Se especuló con varios posibles compradores, como los mencionados Bon Preu y Carrefour, pero al final ha sido uno desconocido holding el que se ha quedado el 50% del capital de la cadena por una cifra todavía indeterminada.
Formalmente, la operación de compra la subscribirá el holding inversor EP Corporate Group, pero detrás hay el mencionado Křetínský, una joven fortuna (45 años) de la República Checa. La principal empresa bajo su control es Energetický a Průmyslový Holding (EPH), un grupo energético de grandes dimensiones, del cual posee nada más y nada menos que el 56% del capital. El conglomerado agrupa a más de 70 compañías energéticas de Europa, no solo del este -origen del grupo- sino también de Suiza, Alemana, Francia, Italia e Irlanda. La facturación agregada sube hasta los 8.600 millones de euros. El poder del grupo reside en que ha sido capaz de llevar a cabo una integración vertical total, agrupando la generación (tanto renovable como minera y de otras fuentes) y las infraestructuras (distribución, almacenamiento y transmisión). El 44% del capital que no está en manos de Křetínský pertenece íntegramente a PatrikTkáč, un empresario eslovaco.
Křetínský controla un 56% de un grupo energético de grandes dimensiones, que agrupa a más de 70 compañías de Europa y tiene una facturación de 8.600 millones de euros
Pero existe otro negocio que es propiedad del joven magnate checo, que está a años luz del volumen de la compañía energética pero que seguro le da más fama: en 2004, adquirió por unos 22 millones de euros un paquete de control del mítico AC Sparta, el club de fútbol de Praga, la capital checa. El club rojo vive hoy en día alejado de la élite europea, pero acredita un pasado glorioso con 23 títulos de campeón de Checoslovaquia y dos veces campeón de Europa (versión Mitropa). Y el título honorífico de ser uno de los responsables del boom del fútbol en Barcelona en los años 20 del siglo pasado.
Más supermercados en Francia, Alemana y Reino Unido
El asalto a la élite de las finanzas de Křetínský se produjo a inicios del siglo XXI, cuando la firma por la que trabajaba como abogado desde 1999 (y como socio desde 2003) creó el embrión del holding energético que es hoy en día, y él fue nombrado presidente a la vez que accedió a un paquete del 20% del capital. En los años siguientes, una serie de movimientos corporativos desembocaron en la situación actual de mayoría de capital para él. La entrada al accionariado de Caprabo no es la primera experiencia de su grupo en el sector de los supermercados, como veremos. Los negocios de Křetínský alcanzan ámbitos muy diversos, porque en los últimos tiempos ha conseguido hincar el diente a empresas emblemáticas tanto de Francia como de Alemana.
Hubiera sido interesante que Bon Preu consiguiera la propiedad de Caprabo, pero quizás era una presa demasiado difícil de digerir
En el caso francés, adquirió el 12% del diario Le Monde, y en 2019 compró el 5% del Groupe Casino, una cadena de supermercados emblemática del país vecino (durante muchos años, patrocinadores del AS Saint Etienne, uno de los grandes clubes de fútbol de Francia décadas atrás). En Alemania, ha conseguido acaparar el 40% de Metro, la cuarta cadena de distribución del mundo, solo detrás de Wal-Mart, Carrefour y Tesco. Finalmente, también compró una participación menor (3%) de la cadena británica Sainsbury. Con todo este poder empresarial, no es extraño que la fortuna personal de Křetínský se estime en unos 4.000 millones de dólares.
Desde el punto de visto de país, hubiera sido interesante que Bon Preu consiguiera la propiedad de Caprabo, pero quizás era una presa demasiado difícil de digerir. Seguro que pasarán más trenes para la cadena catalana.