Como un tipo de bolsa de trabajo para mujeres directivas, el Observatorio Mujer, Empresa y Economía ha presentado este lunes la plaforma de Mujeres Consejeras, una herramienta que permetrà potenciar equipos de direcció y consejos de administració con una presència equilibrada de hombres y de mujeres. El motivo, más allá del feminismo que muchos puedan ver detrás, es que para llegar al 40% de mujeres en los consejos de administració de las empresas con més de 250 trabajadores en Cataluña, tal como marca la Ley de Igualdad, se tendrían que incorporar 865 mujeres a sus equipos directivos. Hoy en día, el 66% de las empresas catalanas no tienen ninguna mujer en su equipo directivo.
Y esta no es la primera, ni será la última vez que se reivindica. Lo ha hecho hace unas semanas Núria Lao, presidenta del Observatorio Mujer, Empresa y Economía: "A veces parece que hacemos terapia de grupo". Su reflexión llega al ver el auditorio del Círculo de Economía, ocupado casi unánimemente por mujeres, durante la jornada Por qué hay tan pocas mujeres al alta dirección de las corporaciones? celebrada estos días. Muchas mujeres interesadas a escuchar las reflexionas otras mujeres sobre un tema donde, todo y su esfuerzo, "cuando topas con la realidad ves que muchos hombres siguen pensando igual", dice Lao. La diversidad, reivindica, "se tiene que coger como un punto estratégico de la empresa".
El ambiente denota un cierto cansancio. Que en pleno 2016 haya que seguir insistiendo a defender el necesario papel de las mujeres a la sociedad y al mercado laboral así lo provoca. A pesar de todo, queda claro que no dejarán de insistir. "La igualdad de género es un tema fundamental para el desarrollo sostenible de la sociedad", reivindica Cristina Gallach, secretaria general adjunta del Departamento de Comunicaciones e Información Pública de la ONU. El presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, le recuerda que "es la mujer española con un cargo más importante"; pero ella prefiere reforzar el discurso: "el techo de vidrio para las mujeres se mueve, pero no se rompe. Si miramos todas las estadísticas, son malas".
"No se tiene que confundir el estado de la cuestión con la velocidad con la que avanza", matiza Artur Carulla, presidente de Agroalimen. "Es el único hombre directivo que ha aceptado venir a hablar de este tema", confiesa Antón Costas. Carulla, pero, quiere ver el vaso medio pleno y anima a entender que a pesar de que la situación actual sea mala, el futuro para la situación de la mujer es esperanzador.
Una visión donde coincide Cristina Gallach. "La situación cambiará porque nunca había habido una conciencia tan grande entre políticos, economistas, empresarios y sociólogos que si no se introduce el factor género no conseguiremos el desarrollo". La dirigente de Naciones Unidas recuerda que, de momento, ya se ha logrado un consenso para aprobar los 17 objetivos para transformar el mundo entre los 193 estados miembros de la organización.
Unos objetivos que "incluyen el tema de la igualdad. Sin una participación total de las mujeres no llegaremos a los niveles de desarrollo fijados para el 2030". Gallach, a la vez, deja claro que "esto no supone una reducción del papel del hombre, compartir será beneficioso para todos".
Un proceso en marcha
Por Cristina Ruiz, directora general de tecnologías de la información a Indra, la carencia de mujeres en cargos directivos se produce, en parte, "porque la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y a las universidades ha sido más tardía. Todavía no se ha superado la rendija generacional". Apunta hacia unas cúpulas de edad avanzada que todavía tienen que dejar a una nueva generación donde "todo el mundo tiene asumido que las mujeres se incorporan al mercado laboral en igualdad de condiciones".
Por Esther Montolio, Catedrática de Lingüística Hispánica de la UB y experta en formación en comunicación para mujeres con responsabilidades políticas y directivas, al sector público "la situación no es más favorable a la promoción de la mujer". Recuerda que estas ya son el 60% de las graduadas universitarias y más del 50% de las que obtienen másteres.
"A la hora de presentar la tesis, pero, ya no llegamos al 50%. Estamos en la base de la construcción del conocimiento, pero no a la dirección". Según Montolio, las mujeres "nos presentamos menos. A menudo tenemos miedo porque no estamos en las redes adecuadas para obtener la información". En este sentido, reclama un apoyo específico para las jóvenes investigadoras. Por ejemplo, en formato de mentoring por parte de académicas séniors.
La presidenta de Base y Grupo Siete, Núria Base, asegura que dentro de la empresa las mujeres también "nos promocionamos menos", hecho que acaba afectando a la remuneración y a mantener la rendija salarial. "Cuando hagamos promociones a la empresa se presentan pocas mujeres", lamenta la empresaria. A la vez, señala que ellas también cambian menos de trabajo, "un factor que utilizan los hombres para crecer en salario. Las mujeres se mantienen más al trabajo porque ya lo tienen todo organizado y los hace más pereza cambiar".
Por Cristina Ruiz, "las mujeres piensan más en los resultados del momento que en la planificación de su carrera laboral, mientras que los hombres sí que lo hacen y son los que siempre van a hacer el networking". Una realidad que, apunta, seguramente se produce "porque ellas están más condicionadas por la presión familiar".
Núria Base también lamenta que "cuando nos ofrecen un trabajo estamos tan contentas que nos lo ofrezcan que el que menos preguntamos es qué salario tendremos". Una traba más que "se acaba pagando al final de la trayectoria, igual que el periodo maternal, que también ejerce de freno". Una cuestión, la del freno a la carrera salarial que supone la maternidad, donde todas las ponentes coinciden que se podría superar con una baja paternal obligatoria que acabara con la discriminación a la hora de contratar.
El poder de la diversidad
Núria Lao recuerda que hace unos años PwC ya midió empresas que tenían mujeres a los consejos con la conclusión que estas tenían menos riesgos financieros y eran más rentables. "Nosotros hicimos un estudio donde se demostraba, además, que estas empresas tienen menos riesgo comercial". A su parecer, pues, queda probado el beneficio de la presencia de mujeres en cargos directivos.
"Si no se incorporan a los lugares de dirección se pierden capacidades, matices a la hora de innovar", añade Cristina Ruiz. "Cuanto más diverso es el capital humano, más aporta. Las organizaciones con más mujeres directivas son más ricas", asegura.
Lo remacha Núria Lao asegurando que cuando hay mujeres mandando "el ambiente cambia mucho, son organizaciones más abiertas y flexibles. Se crea una simbiosis positiva que crea un clima laboral difícil de medir". Sin duda, los indicadores de felicidad y cooperación al trabajo son difíciles de establecer. Sea como fuere, "la clave es buscar la diversidad para no perder ningún matiz y ganar trabajando juntos", concluye Lao.
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