El matrimonio formado por Antonio Guasch y María Bou fundaron el 1917 un taller especializado en la confección de suelas de zapatos y botas en Santa Coloma de Gramenet. Más de un siglo después, y habiendo sobrevivido a las múltiples crisis del sector textil, Texia es pionero y referente mundial en la elaboración de pequeños tejidos sin costura para establecimientos de gran lujo y aerolíneas.
Sus servilletas de algodón se encuentran en hoteles de gran lujo de todo el mundo y también en las primeras clases de las principales compañías aéreas. Y todo ello hecho desde su fábrica de Monistrol de Montserrat.
Marcos Guasch: "Dejó mi abuela sola ante el peligro"
Marcos Guasch es la cuarta generación de la empresa y actual consejero delegado de Texia y recuerda cómo en los inicios se dedicaban, entre otros, a hacer suelas por botas de soldados. "Mi abuelo murió muy joven y dejó a mi abuela sola ante el peligro", explica. Y Maria Bou, que se convirtió en una de las primeras emprendedoras de la época y del textil, apostó para abrir un taller en el Poble Nouo de Barcelona especializado en los acabados textiles. Hacía sobre todo ropa laboral, cómo batas vichy para escuelas, cocinas, etc. Todo ello de manera muy manual.
Aún así, bien pronto fueron innovando, con la introducción de nuevas máquinas que facilitaban y hacían más eficiente todo el trabajo de los acabados. De hecho, la innovación está en el ADN de Texia y uno de los secretos que explican su éxito a lo largo de las décadas.
La entrada a la moda
Cuando el padre del Marcos cogió las riendas del negocio, decidió abrir nuevas líneas y adentrarse en el mundo de la moda, sobre todo el acabado de camisas. Y acabó trabajando en las cadenas de proveedores de grandes gigantes del sector. "Nuestro gran competidor era Fibracolor, que era muy grande, pero acabamos ganando la batalla", explica Guasch.
Fue posible gracias a una innovación que revolucionó la industria textil catalana, cómo el montaje de toda la tecnología de acabados en linea continua. Antes, cada fase del acabado se hacía por separado y Texia lo unió todo en una misma línea productiva. Un cambio que se produjo con la entrada de sus dos hermanos mayores: "Permitió servir mucho más rápido a los clientes y, por eso, triunfó. Si la competencia tardaba un mes, nosotros lo teníamos con dos semanas". Eran a los años 80.
Àsia y los gigantes de la moda
"Pero llegó Asia y las empresas se lo traían de allá todo acabado. "Inditex y los grandes players fueron los detonantes de todo. Y, como consecuencia, no teníamos la fábrica a pleno rendimiento", destaca el consejero delegado. En este punto fue cuando Marcos Guasch entró en la empresa y lo hizo con ganas de cambiar cosas, a pesar de que el negocio funcionaba muy bien gracias a su tecnología.
Marcos Guasch: "Lo más complicado es cambiar una empresa cuando va bien"
"Lo más complicado es cambiar una empresa cuando va bien. Qué necesidad teníamos de hacerlo si ya iba muy bien", reflexiona. Pero lo hizo. Y esta revolución fue empezar a confeccionar trapos de cocina con una tecnología pionera que inventaron y patentaron, la seamless, es decir, sin costuras. Los trapos duraban más y tenían más calidad, unas características que les abrió las puertas del mundo de la restauración. El producto salió después de los Juegos Olímpicos de Barcelona.
"No era un producto destinado a la moda y no hacíamos la competencia a nuestros clientes", destaca. Así, Texia creó la marca Rolldrap. Uno de las primeros grandes pedidos fue a través de Gallina Blanca, que hacía una promoción a través del Periódico de Catalunya. Su proveedor les falló y contactaron con Texia para hacer 700.00 trapos en una semana. "Conseguimos el reto", recuerda. Y empezaron a ir a ferias de hostelería para darse a conocer al sector.
Aprovechar los restos
La idea de todo surgió porque Marcos Guasch detectaba que tenían muchos restos de los procesos de acabados que no se usaban y pensó en darlos una nueva vida, en lugar de venderlos como taras. "Dimos valor a estos restos, la idea era venderlo a empresas de limpieza", relata. Además, lo trataban cómo si fueran camisas de lujo.
Y Texia tuvo un gran éxito, que por Marcos fue doble: "Hacer una marca propia y tener tecnología propia". De hecho, patentaron el invento. A la vez, abrían otros sectores más allá de la moda, donde había pocos grupos que dominaban el mercado y obligaban a una guerra por el precio inasumible. "Nos permitió acceder a toda la cadena de valor hasta el consumidor final y dar una ocupación de máquina constante", celebra. "Revolución y tecnología con producto propio", resume el consejero delegado.
El crecimiento fue exponencial: "El trapo triunfó porque tenía grande exquisitez, cogió mucha fama por su calidad. Se enamoraron".
Las servilletas de gran lujo
La empresa decidió dar un paso más y se adentró en el mundo de las servilletas de algodón desechable destinados al gran lujo o aerolíneas. Nació el Mydrap, producto pionero y único en el mundo. Son servilletas individuales que se encuentran en hoteles de cinco estrellas de gran lujo de cadenas cómo Four Seasons, Mandarin o Majestic. También en cáterings y acontecimientos exclusivos o para servir a clientes de tiendas cómo Louis Vuitton o Tiffany.
"Nos centramos en el gran lujo", enfatiza Marcos Guasch. El 80% de su facturación proviene de la exportación y, más que de países, habla de spots: París, Montecarlo, Miami, Costa Azul, Maldivas, Londres, Madrid o Barcelona... "Donde hay lujo, estamos nosotros", sentencia. Y también en las clases premium de aerolíneas cómo Brittish Airways o Qatar Airways. Y manteniendo la tecnología de sin costuras, que los ha catapultado. "Lo hemos situado cómo un producto único en todo el mundo, no tiene sustituto", asegura. Además, lo personalizan con los nombres de las marcas, hoteles o compañías.
Y a diferencia del mundo de la moda, que todavía representa un 15% de la facturación de Texia, no dependen de cuatro o cinco grandes marcas con mucho poder.
Marcos Guasch: "La clave es la tecnología propia"
Así es cómo desde Monistrol de Montserrat patentaron una nueva tecnología para hacer trapos y servilletas que los ha situado en los emplazamientos con más lujo de todo el mundo. Puede ser sorprendente que no los copien: "La clave es la tecnología propia, es el motor de nuestro éxito". En el canal de hoteles o acontecimientos, no tienen ningún tipo de competencia. En aerolíneas, cómo que mueven más volumen, sí que han visto cómo han aparecido copias de la China que, incluso, les han ganado en algún concurso con el mismo producto.
"Para que en China no nos copien, tenemos que innovar constantemente. Es la única manera de prosperar. La clave de todo es la innovación. Cuando teníamos acabados textiles, innovamos al servir muy de prisa. Pero es muy difícil, porque en moda se pierde en toda la cadena y no te lo valoran. Ahora, tenemos contacto con el cliente final", resume el consejero delegado, que insiste que el éxito rae a aplicar tecnología propia en producto propio.
Los cinco pilares irrenunciables
Con todo, Texia reivindica sus cinco grandes pilares: sostenibilidad, tecnología, marca propia, profesionalización y orientarse al mercado. "Nunca renunciaremos a nuestra marca", sentencia. Además, explica que a diferencia de otras fábricas, son los comerciales los que detectan una necesidad de un cliente y transmiten a la planta lo que tienen que hacer para que tenga salida. "No tenemos que llenar la fábrica para llenarla, lo importante es tener un producto para vender", descubre Marcos Guasch.
Y la innovación en Texia es constante. Ahora, por ejemplo, están trabajando con Epson para desarrollar una tecnología de estampación que reduce al mínimo el consumo de agua. También colaboran con proveedores de moda para hacer proyectos propios con valor añadido y maquinaria innovadora, cómo están haciendo con Tejidos Rebes y Texfabric, que producen por Armani, Hugo Boss o Carolina Herrera. "Esto nos gusta. Lo que no haremos es trabajar a precio por Inditex u otros. Es pan por hoy y hambre por mañana", asegura Guasch.
El mercado de los Estados Unidos
Con todo, Texia está viviendo crecimientos exponenciales: el 2022 facturaron 20,5 millones de euros, un 62% más que el año anterior. La hostelería de lujo (33%) y las aerolíneas (22%) son las principales fuentes de ingresos. Una de las claves es el mercado norteamericano, donde tienen una filial que generó 4 millones de euros el 2022, con un crecimiento del 120%.
Así es cómo un pequeño taller de suelas de zapatos nacido en Santa Coloma de Gramenet hace más de cien años se ha convertido en una marca global y de referencia en el lujo mundial. Con tecnología y productos propios, han llevado sus servilletas de algodón fabricadas en Monistrol de Montserrat, con un centenar de trabajadores, a los puntos más lujosos del planeta.