Tomàs Colomer, seis generaciones de joyeros

La joyería familiar de Granollers nació en 1870 y se ha convertido en un referente del sector, con presencia en Barcelona y conocida por muchos turistas

Las joyas y los relojes no pasan de moda. Esta es la conclusión que podemos extraer del éxito de la joyería Tomàs Colomer de Granollers nacida en 1870 en Granollers y que siempre ha estado en constante crecimiento. 145 años de historia que han visto como el negocio se ha extendido en Barcelona donde a la empresa catalana tiene dos tiendas al centro de la ciudad. Un camino más que centenario que le ha valido varios reconocimientos en las últimas décadas por parte de entidades empresariales e instituciones. Seis generaciones de la misma familia ya han trabajado en el negocio y los establecimientos venden productos de marcas de joyas y relojes de todo el mundo, mientras que la empresa también cuenta con talleres propios.

El turismo se ha convertido en uno de los principales públicos de Tomàs Colomer a las tiendas de la capital catalana. La empresa vallesana apuesta por la artesanía y las nuevas tendencias y muestra de esto es el concurso que hace dos años que organiza para estudiantes y profesionales del sector que exponen las piezas que hacen de propia creación. El negocio prevé un crecimiento gracias a la mejora de la situación económica y a la nueva moda emergente de las joyas que aseguran que está empezando. 

Historia centenaria con la familia como base
Tomàs Colomer nació en 1870 en la calle Anselm Clavé de Granollers como una joyería sencilla donde se venían relojes. El contexto económico de la época y el hecho que el negocio apenas acababa de abrir hacía impensable llegar a pensar que 145 años más tarde, la tienda seguiría en el mismo local siendo todo un referente en el sector y habría ampliado sus ventas a la capital catalana. Con un modelo de negocio familiar, el trato con el consumidor es también familiar y hay clientes fieles que compran periódicamente desde toda la vida. "Siempre hemos ido creciente y hemos hecho de una pasión nuestra profesión. Damos un trato cercano y personalizado a los clientes que se turban en un clima relajado, y algunos de los de toda la vida han reaparecido después de años ausentes por culpa de la crisis, cosa que es una gran alegría", explica la Asun Beya Colomer, bisnieta del fundador Tomàs Colomer Giralt y quinta generación que dirige el negocio junto con su hermana, mientras que la sexta generación ya trabaja.

"Estamos satisfechos de la evolución que ha hecho la empresa porque, además, tenemos una variada gama de precios y estamos abiertos a todo tipos de públicos, a pesar de que, culturalmente, el nivel del cliente acostumbra a ser mediano y alto", asegura Beya. Desde regalos hasta comprar obsequios para un mismo, los consumidores depositan la confianza en la joyería y la respuesta es una estricto confidencialidad en los asuntos personales y de trato personal, puesto que, a lo largo de los años, ha habido anécdotas "para escribir un libro", afirma Beya, como por ejemplo problemas de herencias, joyas olvidadas en hoteles o casos de infidelidad. "Tienes que ir con mucha cautela en estos casos porque a veces hay en juego la privacitat del cliente", asegura Beya. "Tuvimos el caso de un hombre que compró dos relojes para dos mujeres con las que mantenía una relación a la vez y ellas coincidieron en la tienda para venir a cambiar el modelo", explica Beya entre risas.

 
             Tomàs Colomer Giralt fundó en 1870 la joyería en Granollers

La expansión en Barcelona, claro punto de inflexión

La empresa vallesana no paraba de crecer y hacia los años 50, el padres de la Asun Beya tuvieron la visión de extender el negocio en alguno otro lugar que se encontrara en una buena zona comercial. Fue entonces cuando la joyería abrió dos nuevas tiendas en Barcelona, situadas en el Portal de Àngel y al Paseo de Gràcia, un lugar estratégico de paso, cosa que ha comportado un constante incremento de los ingresos del negocio. "Valoramos muy positivamente la experiencia en Barcelona porque cuando el mercado nacional ha fallado, ha venido el turismo de calidad y nos hemos salvado. Sin estos dos locales, la tienda de Granollers estaría en peor situación", afirma Beya.

 

En este sentido, la responsable de la joyería cree que, a pesar de que Granollers esté en un punto estratégico con acontecimientos cercanos como la Fórmula 1, "no se potencian suficientemente" las capacidades de la zona. Beya asegura que, después de unos años "inciertos", el negocio vuelve a remontar y se prevé un nuevo crecimiento de la facturación por este 2015. "Últimamente no paramos de trabajar!", expresa Beya. Las tres tiendas cuentan con cerca de 25 trabajadores y últimamente el trabajo y el flujo de clientes han incrementado "considerablemente" con "trabajos pequeños" como pueden ser las reparaciones de joyas y relojes hasta grandes ventas, por ejemplo, de productos de alta gama.

 

Precisamente, el turismo es uno de los sectores más importantes para Tomàs Colomer. Cada año, las tiendas de Barcelona reciben extranjeros sobretodo de Rusia, Estados Unidos u Holanda, así como gente del países nórdicos o árabes. De hecho, muchos de ellos venden un golpe al año en las tiendas puesto que aprovechan su estancia a la Costa Brava para bajar en Barcelona y hacer las compras, mostrando un nivel adquisitivo alto. Pero para mantenerse al nivel de la exigencia del turista, la empresa aprovecha los viajes al extranjero para aprender otros estilos y participa en ferias internacionales, donde se ha podido constatar la mejora económica. "Hace unos años hacía pena porque no encontrabas negocios de tu país a las ferias, pero ahora siempre somos unos cuántos que coincidimos, cosa que demuestra que el sector se está animando", explica Beya.

 

Apuesta por la artesanía y la emprendeduría
A pesar de que la mayoría de productos en stock de las tiendas de Tomàs Colomer son de marcas, la empresa fabrica colecciones propias de sortijas y joyas. En los locales de Barcelona se encuentran los talleres donde, además, se hacen reparaciones o se reforman joyas que han quedado anticuadas transformándolas en piezas modernas para poder lucir a cualquier lugar. "Los talleres son importantes porque tienen nuestra identidad con unas buenas manos que reparan todo tipo de joyas, relojes y el que haga falta", explica Beya, que añade que cuentan con un maestro relojero formado en Suiza y España así como con un joyero propio. De hecho, el buen recorrido del negocio hizo que el año pasado se inaugurara un museo en la tienda de Granollers donde se muestra en imágenes, antiguas herramientas, anuncios y productos centenarios la historia de la joyería. El elemento más importante que se puede ver es, sin duda, el reloj centenario diseñado en 1870 por el fundador que todavía funciona.

 

La artesanía, pero, tiene su gran pes en el concurso que desde hace dos años organiza la empresa, que este año ha celebrado la segunda edición del Premio Barcelona de Joyería. Un certamen propio que está cogiendo pes en su entorno y que está dirigido a estudiantes de joyería y profesionales del sector. Los candidatos (este año se han presentado más de 80) presentan piezas y creaciones propias, y el premio es la exposición de las joyas de los ganadores a los escaparates de las tiendas Tomàs Colomer así como su puesta a la venta. "Nosotros damos pie a emprendedores artesana de nueva creación de joyas. Las piezas ganadoras se venden bien porque a la gente le hace gracia comprar productos premiados", asegura Beya. Los premios se dieron este mas julio y se presentaron personas proveniente de todo España y otros países, y el objetivo del concurso es acercar el mundo educativo y profesional así como el de apoyar a las nuevas ideas.

Estar a la última y aprovechar el repunte de las joyas
Tomàs Colomer está inmerso en un cambio constante con el objetivo de ofrecer novedades al cliente. El local de Granollers se reformó hace un tiempo mientras que en Barcelona se ha cambiado recientemente la decoración, factor clave de cara al público, con luces de leds para iluminar los productos puesto que es la última tendencia y no daña los materiales que contienen las piezas. "Ya estamos planteando nuevas formas de redecorar los establecimientos. Siempre nos estamos moviendo porque la presentación de nuestro género es muy importante", afirma Beya.

 

Si bien el mundo de la relojería ha sido durando los últimos años en un nivel elevado de ventas, ahora es el sector de la joyería "se está despertando" y se vuelven a valorar las piezas preciosas. "La moda de las joyas está volviendo, la gente las está redescubriendo", explica Beya. Una tendencia que avala el duro trabajo hecho durante estos últimos 145 años por Tomàs Colomer en base de esfuerzos por parte de todas las generaciones." Se tiene que trabajar muchas horas y estudiar mucho porque funcione una empresa como nuestra que, además, cuenta con la devoción, emoción y pasión de sus responsables para salirla adelante", concluye Beya.

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