Con un taller en la cocina de casa y repartiendo los pedidos en bicicleta por la provincia de Barcelona. Este es el origen de Torras el 1951 en Caldes de Montbui y que décadas después se ha hecho un nombre de prestigio y exclusividad en el mundo de la moda, especialmente en las chaquetas de piel. El 2020 se vio abocada a un concurso de acreedores y Sonia Caballero asumió el reto de reflotar una de las marcas más conocidas y reconocidas y que llegó a estar en las mejores tiendas de Tokyo a Nueva York.
"Lo que ha hecho muy bien Torras es mantener la esencia y el ADN. Ves una prenda de ropa y sabes que es Torras, han hecho que sea una marca reconocible y esto es muy díficil", enfatiza Sonia Caballero.
Una emprendedora en 50
Josefa Torras y su hijo Joan Serra crearon la marca Torras el 1951 para elaborar prendas de ropa de punto, una moda que llegaba de otros países. Preparaban los pedidos en la cocina de su casa y lo vendían en bicicleta por la provincia de Barcelona. "No tenían ninguna experiencia en el textil, pero en las casas había máquinas cosedoras y empezaron así", explica la actual responsable de la empresa .
Al poco de poner en marcha el proyecto, Torras innovó con la elaboración de ropa combinando piel y punto: "No existía a escala internacional y los diferenció". Ya desde los años 60, la marca se encontraba en países de todo el mundo. "Se posicionaron en mercados muy importantes en el lujo asequible", explica Caballero. Entonces, ya estaban instalados en una fábrica en Terrassa.
De Caldes al mundo
Torras estaba especializada en la moda de piel, punto y piel y punto combinado y destacaban las chaquetas y los jerseys. En los años 70 se consolidó la internacionalización y su ropa triunfó en los Estados Unidos, Rusia, Japón, Sudáfrica, Emiratos Árabes, México y por Europa. "Llegaron a más de 150 tiendas de primer nivel, exportaban a casi todo el mundo", recalca Sonia Caballero, que enfatiza que el nieto de los fundadores, Josep Maria Serra, llevó Torras a las tiendas de lujo de las mejores ciudades del mundo.
Sonia Caballero: "Torras ha sido mucho más reconocida en el extranjero"
Fue en los años 80 cuando incorporaron las chaquetas 100% de piel y que supuso uno de los rasgos distintivos de Torras. La calidad del material y sus patronazgos eran únicos y muy atractivos. "Torras ha sido mucho más reconocida en el extranjero", reconoce Caballero, que añade que son muchas las generaciones que han disfrutado de las chaquetas y jerseys de la marca: "Muchos hombres todavía tienen las chaquetas que se compraron hace muchos años". Un valor de defensa de la slow-fashion, ante una tendencia de los últimos años de consumismo y piezas que duran poco más que una temporada.
Torras llegó a tener 250 trabajadores e incluso abrió tiendas propias por España y Milan. En los años 2000 modernizan su moda e incoporan cualquier prenda de ropa cómo pantalones, complementos, camisas, etc.
Un golpe fuerte
La facturación superaba los once millones de euros y alrededor de un 70% era exportación, pero todo ello implicaba una gran infraestructura de personal, logística e industrial. Pero el 2013, después de la crisis financiera mundial, se vio abocada a un concurso de acreedores que puso en peligro la supervivencia de una marca histórica.
Hasta que el 2020 apareció Sonia Caballero: "Conocía la empresa desde hace veinte años, como asesora y como compradora. Y decidí apostar e invertir". Pero tenía claro que era necesario un cambio de modelo, pasando de un fabricante textil con muchos trabajadores a una estructura muy pequeña centrada en el diseño y el externalització de la producción. Y volviendo a las chaquetas de piel.
Caballero: "Era una marca reconocida a escala internacional y es muy difícil conseguirlo con una nueva marca"
"Era una marca reconocida a escala internacional y es muy difícil conseguirlo con una nueva marca. Pensé que con una nueva forma, se le podría sacar provecho y seguir desarrollando", explica Caballero, que cree que con un negocio más pequeño hay más capacidad de adaptación. Ahora en Terrassa tienen las oficinas, desde donde hacen los diseños. Y también tienen un showroom a la cocapital vallesana y en Milan. La fabricación es en talleres y fábricas nacionales y europeos.
"Controlamos mucho el diseño, que es el ADN de Torras", afirma Caballero, que también están apostando fuerte ahora por el comercio por internet. El 2023 se incorporó a la empresa Josep Maria Serra, nieto de la fundadora.
Cuatro años después y con la Covid por el medio, han recuperado presencia en Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, Europa, Japón, Egipto o Sudáfrica. Están en unas 75 tiendas en el mundo y además una veintena a España, una cifra que esperan duplicar.
La piel del futuro
Una de las apuestas de Torras es la sostenibilidad. Ahora han lanzado la nueva marca Vegbiker, que se diferencia para ser "ética y sostenible" y para ofrecer una variedad de colores amplia y alegre que se alinea con su voluntad de rejuvenecer la moda: "Hemos querido dar vida y color a la piel". Su diferenciación es que siguen un proceso de curtación vegetal y responsable con el medio ambiente y que la piel se aprovecha de restos de la cadena alimentaria.
"Es un tema de responsabilidad. El legado que dejamos es también lo que hemos hecho en nuestra vida", enfatiza. De hecho, también están impulsando una investigación en la universidad para conseguir una piel 100% vegetal a partir de residuos agrícolas: "La innovación, la investigación y la investigación está en nuestro ADN".
De este modo Torras se quiere volver a colocar cómo un referente en la piel y en las chaquetas, apostando por un producto de calidad y duradero que haga frente al derroche de la moda: "Generamos muchos residuos actualmente a escala planeta y tenemos que dar segundas vidas"