Poco después de la crisis financiera de 2008, y como consecuencia de ella misma, el tema estrella de los medios de comunicación en lo que respecta al mundo bancario fue un producto llamado “participaciones preferentes”, con el que las cajas de ahorros habían regado de manera abundante las carteras de los clientes. El punto álgido de la llamada crisis de las preferentes se situó en el período 2009-2011 y, como suele pasar en estos casos, la clave de todo no era un producto de naturaleza fraudulenta -que no lo era- sino una política de venta a clientes diseñada para ocultarles información crítica y, además, ejecutada sin ningún tipo de ética ni profesionalidad. Para entender lo que pasó, hay que saber que las llamadas participaciones preferentes eran un instrumento de capitalización de las entidades con formas jurídicas diferentes a la sociedad anónima, que les permitían reforzar los fondos propios a cambio de abonar una rentabilidad vinculada a los beneficios de la compañía y sin ceder derechos políticos. En otras palabras, un clon de las acciones de las empresas con forma de sociedad anónima, pero con algunas diferencias.
El objetivo de hoy no es hablar de aquella crisis, que se fue mitigando con diversas soluciones imaginativas, sino de explicar el infierno reputacional que está sufriendo en los últimos años una entidad que presumiblemente se dedica a hacer banca ética y que comercializaba un producto llamado Certificados de Acciones (popularmente, CDA), muy similar a las demonizadas preferentes. Mientras el banco neerlandés Triodos se está dejando la marca y el prestigio por el camino, los clientes han dejado buena parte de sus ahorros. Si Helena Blavatsky levantara la cabeza...
Lo que explicaremos hoy es quién es Triodos y qué son estos CDA que le han provocado una crisis sin precedentes; al final de todo, también revelaremos la relación de Madame Blavatsky con Triodos. Comencemos por el principio: Triodos es una sociedad neerlandesa con una forma jurídica equivalente a una sociedad anónima española, por tanto, tiene el capital dividido en acciones. Se dedica a la banca ética. Todas las acciones están en manos de una fundación (llamada SAAT Foundation) y por tanto no se negocian en ningún mercado (no se pueden comprar y vender). El nombre completo de la fundación es Stichting Administratiekantoor Aandelen Triodos, que quiere decir algo así como Oficina Administrativa de las Acciones de Triodos, y en la actualidad está regida por cuatro personas que son elegidas por los diversos organismos del banco. Para quien tenga curiosidad, diremos que estos cuatro miembros son los siguientes:
- Alexander Rinnooy Kan (1949), que tiene el cargo de presidente, es un economista, exsenador y en el pasado vinculado al Banco Central neerlandés y a la firma ING.
- Tarique Arsiwalla (1975), emprendedor del mundo sanitario con pasado en ING y la consultora McKinsey.
- Roelien Ritsema van Eck (1975), con una larga carrera en el banco ABN Amro y vinculada a los órganos de gobierno de diversas corporaciones empresariales (sectores inmobiliario, hospitalario y asegurador).
- Koen Schoors (1968), profesor universitario de economía, con cargos en los órganos de gobierno de entidades tanto financieras como de energías renovables.
Los tres primeros son neerlandeses y el cuarto es flamenco.
Volviendo al producto que ha causado los problemas. Como las acciones de Triodos no se podían comercializar (recordemos que las debe poseer siempre la fundación), crearon una ficción, consistente en emitir unos títulos que eran clones de estas acciones y los llamaron CDA. Estos sí que se podían comprar y vender, y daban derecho a dividendos porque la SAAT no los cobra, sino que solo ejerce los derechos políticos. El mercado donde originalmente se compraban y vendían los CDA no era ninguna bolsa de valores, sino que era un mercado interno del banco donde se fijaba el precio de las compras y las ventas, que no era ningún valor de mercado, sino que era un valor objetivo calculado a partir del valor del banco (valor contable del banco, dividido por el número de CDA). Cada año los CDA tenían un precio fijo, al que se hacían todas las transacciones. Mientras funcionó parecía que habían inventado la rueda.
Desde el punto de vista de los clientes o los inversores, el interés en comprar CDA se basaba en las siguientes razones:
- Revalorización: hasta el momento de la crisis que pronto explicaremos, el banco siempre había ido aumentando de valor, de manera que los CDA cada año valían más.
- Dividendos: cada año el banco reparte sus beneficios entre los titulares de CDA.
Así, como son clones de acciones y no de deuda, no tienen vencimiento, y por tanto para hacerlos líquidos era fundamental que el mercado interno que acabamos de ver continuara funcionando. Y hasta la primavera de 2020 funcionó.
Pero en marzo de 2020, con la llegada de la pandemia, todo el sistema saltó por los aires. Triodos suspendió el mercado interno de compraventa de CDA con el argumento de la incertidumbre generada en los mercados financieros. Así fue una decisión trascendental porque ningún poseedor de CDA pudo hacer líquidos sus títulos y todos vieron cómo sus ahorros quedaban bloqueados. Lo que sí continuó sin interrupciones fue el cálculo del valor de los CDA, que se mantuvo bastante estable (84 euros en el momento de la suspensión y 83 euros tres meses más tarde). La razón por la cual suspendieron el mercado interno es que resultaba imposible cruzar operaciones a un precio fijo porque las posiciones eran mayoritariamente (o totalmente) vendedoras, sin que hubiera posiciones compradoras.
Triodos suspendió el mercado interno de compraventa de CDA con el argumento de la incertidumbre generada en los mercados financieros
En septiembre de 2021, y aún con el mercado cerrado, los gestores del banco se plantearon dos opciones para que los CDA volvieran a ser líquidos:
- Crear un mercado libre entre clientes de Triodos donde se pudieran comprar y vender CDA, pero ya no con el precio objetivo que había regido hasta el momento, sino con un precio en función de oferta y demanda.
- Cotizar los CDA en un mercado público, como la bolsa.
Un año y un mes más tarde, en octubre de 2022 decidieron que la negociación de los títulos se haría a través de una plataforma basada en un “sistema multilateral de negociación” gestionada por la firma Captin. Significaba implementar la primera de las dos opciones planteadas y estaba previsto que entrara en funcionamiento el segundo trimestre de 2023. Una vez abierto el mercado con libre fijación de precio, el valor de los CDA se desplomó hasta los 39 euros (2023), lo que implicaba una caída superior al 50%. Cabe decir que durante 2022 el banco abrió algunas ventanas de liquidez para los casos de clientes en situaciones más graves, donde abonaron 59 euros por título. Paralelamente, algunos centenares de clientes de Triodos han llevado esta situación a la justicia y ya han comenzado a aparecer sentencias favorables a los demandantes, basándose en que el producto fue comercializado de manera espuria.
En la memoria del banco de 2023 aseguraron que mirarían de compensar las pérdidas ocasionadas ofreciendo un mayor dividendo (el 2024 fue de 4,07 euros por título) y añadían literalmente que “Triodos Bank is considering additional options to further optimise its capital base and create value for its DR Holders. Currently, no decisions have been made in this respect” (Triodos Bank está valorando opciones adicionales para una optimización más sólida de su base de capital y así crear valor para los poseedores de DRs. Aún no se han tomado decisiones sobre este particular). Cabe aclarar que los DR (Depository Receipt) son la denominación en inglés de los CDA.
A cierre de 2023, el valor de los CDA ya había caído hasta los 20,5 euros. El valor teórico, el cálculo que se hacía antes del colapso, era de 91 euros por título. A fecha actual, el precio ha repuntado hasta los 27,75 euros, pero aún muy lejos de la situación anterior a la crisis. La situación actual ha desembocado en que a Triodos le han interpuesto 500 demandas solo en la justicia española, sobre un total de 7.600 titulares de estos activos. La previsión del banco es perder un 50% de las causas, lo que puede tener un costo estimado de 1,8 millones de euros. En noviembre de 2023 acumulaban ya 51 sentencias condenatorias. Es muy probable que la piedra angular para ganar un caso ante el banco sea acreditar desconocimiento de productos financieros (en otras palabras, si un trabajador de banca presentara una demanda, posiblemente sería rechazada).
En paralelo a esto, y en vista de que el mercado de compraventa multilateral de Captin no está funcionando como se esperaba, Triodos ha decidido sacar a cotizar los CDA en un mercado público convencional (una bolsa), en este caso a Euronext. Por otra parte, este mismo mes de enero se ha sabido que la entidad había hecho una oferta a los titulares de CDA, consistente en abonarles 10 euros por título a cambio de renunciar a la vía judicial o extrajudicial para reclamar. Cuesta entender un precio tan bajo, teniendo en cuenta las valoraciones que se están obteniendo estos días en Captin que, como hemos visto, superan los 27 euros. Quizás descuentan la expectativa de que cuando los CDA comiencen a cotizar en Euronext se producirá un hundimiento del precio.
Triodos ha decidido sacar a cotizar los CDA en un mercado público convencional (una bolsa), en este caso a Euronext
Hoy en día, las cosas están así, pero la historia no se puede cerrar si no explicamos quién era Madame Blavatsky y qué vínculo tenía con Triodos. Esta ucraniana nacida en 1831 y muerta en 1891 fue una aristócrata que creó un corriente filosófico y esotérico llamado Teosofía que hizo furor a finales del siglo XIX y comienzos del XX. El pilar era la Sociedad Teosófica, fundada en Nueva York en 1875, que pretendía constituirse en un cuerpo no sectario de buscadores de la verdad, decididos a promover la fraternidad mundial y con voluntad de servir a la humanidad. Estaba fuertemente influenciada tanto por las filosofías orientales como por el ocultismo, tan de moda en la época. Pues bien, uno de sus principales seguidores fue Rudolf Steiner (1861-1925), arquitecto, escritor, ocultista y pensador que fundó un corriente bautizada como antroposofía. Esta religión de nueva creación se basaba en la idea de que el mundo espiritual era objetivable y podía ser estudiado desde la intelectualidad y el pensamiento científico. El corpus ideológico se extendió hacia cuestiones de carácter práctico, como la agricultura ecológica biodinámica, la medicina, las artes o -y aquí enlazamos con Triodos- con las finanzas éticas... y es que la entidad neerlandesa reconoce abiertamente ser seguidora de las tesis de Steiner. No hace falta decir que la academia considera que todo esto no es más que pseudociencia.