Ventas en México, Emiratos Árabes, Nueva York o Corea del Sur. Turrones de gintónic, alga nori o cerveza. En verano y en invierno. Es la revolución que Àngel Velasco y su padre han traído al mundo del turrón. Una revolución nacida en una fábrica del siglo XVIII en Agramunt, que se ha convertido en la meca del turrón, con miles de visitantes cada año.
Fue el 2000 cuando decidieron adquirir Torrons Vicens, nacida el 1775 en Agramunt y dedicada a la fabricación de turrones. Estaba en un momento muy complicado y los Velasco asumieron el reto de relanzarla. 20 años después, han revolucionado el sector y llevan sus dulces, con sabores revolucionarios, en todo el mundo. El 2013 repitieron la jugada con Xocolata Jolonch, otra fábrica del siglo XVIII de Agramunt dedicada al chocolate a la piedra.
Àngel Velasco: "Nos sabía muy mal que una empresa con tanta trayectoria desapareciera"
Los Velasco se dedicaban al sector de los dulces con una empresa de chocolate, especialmente de trufas heladas y productos para la industria del helado. "Nos ofrecieron Torrons Vicens, que estaba pasando una situación complicada. Nos sabía muy mal que una empresa con tanta trayectoria desapareciera. Nos conmovió y miramos como la podíamos salvar y esto es el que hemos hecho", resume Àngel Velasco. Entonces, había 8 trabajadores. Hoy son más de 150, exportan en todo el mundo, tienen más de un cuarenta tiendas en diferentes países y el 2019 facturaron 54 millones de euros (el 2000 eran unos 500.000 euros).
Pero este no es el gran éxito de Torrons Vicens. Su gran aportación ha sido revolucionar un sector muy tradicional y hacer que el turrón deje de ser un producto exclusivo de Navidad . Cuando los Velasco entraron, vieron que era una empresa que hacía un producto muy local, el turrón de Agramunt, y muy clásico.
Àngel Velasco: "Turrones por los nuevos tiempos"
"Nosotros le aportamos la vertiente de innovación, veníamos del mundo de la pastelería, que es muy innovador". Así, crearon una "línea de turrones por los nuevos tiempos" y enfocados a la venta en supermercados. Un turrón artesanal, de mucha calidad y con una franja de precio más elevada que hasta entonces no se encontraba en grandes tiendas.
El turrón, un souvenir para los turistas: de México en Dubai
"Era un sector muy tradicional, muy enfocado a la Navidad. Teníamos que intentar convertir el turrón en un postre y desestacionalizarlo de las fechas típicas", reflexiona. Y uno de los pasos para conseguirlo fue crear las tiendas de Torrona Vicens, abiertas todo el año. Fue una gran transformación: "No había una tienda de turrones donde los degustabas y tenías una experiencia de compra". Empezaron el 2010 en Sitges y La Jonquera y ahora tienen más de una cuarenta, incluidas tres en México y una en Dubai ("el turrón no deja de ser un postre árabe", explica). Además de Madrid, París y una larga lista de grandes ciudades.
Así surgió la idea de las tiendas: "Nos dimos cuenta que había un consumo de turrones de turistas, que se lo llevaban como algo típico. Si podíamos darle la vuelta y convertirlo en un souvenir gastronómico, tendríamos un buen producto". Hasta entonces, ya vendían sus turrones en supermercados de medio mundo y, viendo en cuáles tenían más éxito, decidían abrir una tienda.
Actualmente, la exportación representa el 15% del total de la facturación. Unas ventas que crecen año tras año: el 2018 fueron 42 millones de euros y, el 2019, 54. La crisis del coronavirus y la falta de turistas las ha reducido durante el 2020, a pesar de que las ventas durante Nadal aumentaron.
Turrones de cerveza o gintònic
Un paso más allá en la innovación llegó de la mano de Albert Adrià, chef mundialmente reconocido con varias estrellas Michelin. De esta colaboración han surgido creaciones como el turrón de gintónic, de aceite y sal, de patatas chip, de cerveza, de chocolate con churros o de alga nori. Algunos de ellos son adaptaciones de los postres del Bulli. "Al principio, la gente se sorprendía. Ahora entiende que hay una parte muy importante de innovación y hay expectación", resume.
Todo ello lo hacen en tres centros de producción en Agramunt. Y con la filosofía clara de mantener una fabricación artesanal, a pesar de introducir algunos procesos mecánicos. "Tenemos un obrador grande donde no hay grandes líneas de producción. Hacemos los turrones en cajones, como se hace en una pastelería".
Àngel Velasco: "Abrimos el camino de la innovación en el sector del turrón"
Todo ello, para "sacudir" un sector que hacía siglos que estaba inmóvil. Incorporando innovaciones en el turrón, el punto de venta y la presentación. Una vía a la cual se han sumado competidores: "Abrimos el camino de la innovación en el sector del turrón y es lógico que las otras empresas quieran seguirlo. La competencia es buena porque te hace estar vivo".
El chocolate, la siguiente revolución
Los Velasco no tuvieron bastante transformando el sector del turrón y se lanzaron a una nueva aventura con Xocolata Jolonch, gestionada por la misma familia desde el siglo XVIII. "Es un proyecto muy similar, de una empresa familiar y tradicional. No tenía relevo generacional. Nos la ofrecieron y nos la quedamos", recuerda Àngel Velasco. Fue el 2013. Desde entonces han pasado de 2 a 45 trabajadores.
"Hemos mantenido el pilar, que era el chocolate a la piedra, con la fábrica más antigua del mundo", explica. A partir de aquí, le han introducido su visión innovadora en los productos y en la manera de vender. "Dentro de unos años se hablará mucho porque tenemos muchos productos innovadores", avisa. Para conseguirlo están en un proceso interno de creación para impulsar nuevos sabores y texturas en el mundo del chocolate.
Su estrategia de crecimiento los últimos años los ha traído también a incorporar otras marcas. Como los Torrons Viar de Ripollet, especializados en los productos ecológicos.