En Cataluña hay 280.000 personas con alguna discapacidad reconocida y en edad de trabajar. De todas ellas, sólo un 35,9% se quitan cada día con la ilusión de sentirse útiles al trabajo. "Para nosotros es vital", explica a VÍA Emprendida Javier de Oña. El año 1998 un accidente de tráfico le provocaba una tetraplegia. Después de meses sin poderse mover y de dura rehabilitación, empezó a trabajar como operador de atención al cliente a DKV, donde ahora es director de operaciones y subdirector de la Fundación DKV Integralia.
Esta entidad cuenta con 420 personas de las cuales sólo la directora general no sufre ningún discapacitado. "No somos héroes, pero hemos vivido unas circunstancias que nos aportan unos valores diferentes que pueden ser útiles en las empresas", defiende convencido Javier.
El miedo a aquello desconocido y muchos prejuicios son seguramente la explicación para entender la baja tasa de ocupación de este colectivo. El empresario Xim Raurich, del Grupo Tramuntana, rompe algunos de estos mitos. "Insertar personas con discapacitado no supone un coste elevado para la empresa y el absentismo no está más que en otros colectivos". Al contrario, asegura, "la actitud positiva que los genera tener una ocupación y una vida mucho más ordenada hace que no haya más absentismo. Además, mejora el clima laboral y social dentro de una empresa".
Aún así, ni siquiera la obligación legal de reservarlos un 2% de la plantilla en las empresas de más de 50 trabajadores se acaba de cumplir del todo. Para empezar a cambiar esta situación, varios empresarios han compartido sus experiencias en una jornada organizada por Femcat este anochecer de jueves.
Raurich: "Insertar personas con discapacitado no supone un coste elevado para la empresa ni tienen más absentismo"
Su presidente, el CEO de MATE Holding Pau Relato, recuerda que "la empresa es responsable del que pasa a su entorno y el impacto social que genera". Defiende que "una parte del talento del país se encuentra en las personas con capacidades diversas. Se tiene que integrar con normalidad este talento".
Una integración con ayuda
El responsable de coordinar el grupo de trabajo de Femcat sobre esta cuestión es el mismo Xim Raurich. "A mi empresa lo intentamos y fue un fracaso por la carencia de conocimiento para afrontar esta problemática y por la carencia de apoyo", reconoce abiertamente. "Con la buena voluntad no hay bastante, sin la ayuda y la tutoría de entidades especializadas el fracaso solo ser habitual", lamenta.
De Oña: "No somos héroes, pero hemos vivido unas circunstancias que nos aportan unos valores diferentes"
En el caso de Amat Inmobiliarios, este apoyo lo encontraron en la Fundación Aura. Desde el 2012 tienen en plantilla José María, un chico con Síndrome de Down. "Nos ayudaron muy sobre todo las primeras semanas, para ver como relacionarte o enfocarle el trabajo", agradece Guifré Homedes Amat, director de la oficina de Barcelona. "A menudo tenemos una mentalidad paternalista pero no deja de ser un trabajador más y tienes que saber encontrar el punto", añade.
Cinco años más tarde, José María se encarga sin problemas de preparar la documentación por los comerciales, hacer gestiones a Correos y en el banco o realizar tareas de archivo. "Aporta una mirada diferente de cómo tomarse las cosas y enriquece mucho el equipo. Si la sociedad es diversa la empresa también lo tendría que ser", reflexiona el empresario.
Sólo un 35,9% de los discapacitados en edad de trabajar están ocupados
Cambio de orientación
De Oña reconoce que "las empresas tienen voluntad de hacer cosas, pero a menudo cuando necesitan alguien quieren que hable dos idiomas, que tengas tres años de experiencia, las carreras que haga falta y, además, que tenga discapacitado". Esto, evidencia, "será muy complicado que lo encuentren". Javier invita las empresas a dar la vuelta y "ver qué procesos de su organización se pueden adaptar a personas con capacidades diferentes. Un golpe se ha hecho este análisis, aquí sí que habrá éxito". Al fin y al cabo, insiste, "quieren hacer procesos normales para personas con discapacitados, pero se tiene que adaptar un poco".
A la vez, recuerda que menos de un 15% de las personas con discapacitado son universitarias. "Los perfiles normalmente son de jóvenes que la sufren de nacimiento y han dejado los estudios o los traen atrasados porque no han podido seguir el ritmo", relata. O casos como el suyo, de discapacitado sobrevenida debido a accidentes de tráfico o laborales. En muchos casos "hacíamos una profesión diferente que quizás ahora ya no podemos hacer y tenemos que volver a empezar".
Relato: "No es un acto de caridad, es un acto de normalidad"
Cinco puntos de reflexión
A su vez, Pau Relato propone "no hablar del por qué no, sino del por qué sí", a la hora de fomentar la integración de este colectivo a las empresas. "No se tiene que hacer porque toca, se tiene que hacer por convicción. No es un acto de caridad, es un acto de normalidad", defiende. Por eso desde Femcat han lanzado cinco premisas básicas para impulsar esta deseada integración:
- Las empresas tienen que ser un reflejo de la sociedad y también lo tienen que representar en el ámbito laboral porque el trabajo es factor esencial de integración social
- Se tienen que generar oportunidades más allá de las obligaciones legales; el tejido empresarial tiene que liderar una decisión donde se tiene que implicar todo el mundo
- La decisión de incorporar personas con discapacitado tiene que proceder de la dirección y se tiene que desarrollar de forma transversal con un enfoque abierto a todos los trabajadores
- Las empresas tienen que ser capaces de identificar los puestos de trabajo que pueden desarrollar las personas con discapacitado y formarlas porque puedan hacerlo con el acompañamiento de entidades especializadas
- La imagen que proyecta la empresa con la integración es una influencia positiva para la sociedad, dotando de autonomía económica estas personas porque desarrollen su potencial
"Cuando se contrata personas con discapacitado ganamos todos", corrobora Javier de Oña. De entrada, "porque la sociedad no puede prescindir de muchas personas que pueden aportar mucho". Pero también porque este colectivo "aporta valores emocionales, de superación, de valorar las cosas importantes, de aprender continuamente". Porque sí, a la empresa cabemos todos.