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Uriach: el penúltimo mordisco

Con la venta de una parte del negocio de la farmacéutica a un fondo de inversión, cae una piedra más del decadente castillo de la burguesía catalana, que ya hace décadas que amenaza ruina

Productos farmacéuticos de Uriach, en una imagen de archivo | Cedida
Productos farmacéuticos de Uriach, en una imagen de archivo | Cedida
Barcelona
23 de Septiembre de 2021

En esta serie no paramos de dar visibilidad a fondos de inversión que compran empresas, una reiteración que responde a la coyuntura actual en que estos fondos no se paran en su propósito de adquirir negocios o partes de estos negocios. El último caso próximo que hemos visto es el de los laboratorios familiares Uriach, que han traspasado una parte significativa de sus actividades al fondo MCH, de nacionalidad española. La empresa Uriach es un clásico del sector farmacéutico, con una tradición ganada a pulso después de más de 175 años en el sector y situada ya dentro de la constelación habitual de las grandes firmas del sector farmacéutico del país, junto con Almirall, Ferrer, Esteve, Indukern y Reig Jofre.

 

El grupo de la familia Uriach tiene varios órganos de gobierno, como son la asamblea familiar (accionistas y potenciales accionistas), el consejo de propietarios (máximo órgano de representación de los accionistas), el consejo de administración (máximo órgano ejecutivo de la empresa, con miembros elegidos por el consejo de familia), además del consejero delegado (externo a la familia, en la actualidad Oriol Segarra Montaner) y del comité de dirección (órgano operativo). En el consejo de administración encontramos personajes significativos del mundo de la empresa, como pueden ser Luis Cantarell Rocamora (exvicepresidente de Nestlé y miembro de una familia vinculada a Bayer desde los años 60), Joaquim Agut Bonsfills (con cargos ejecutivos a lo largo de su carrera en General Electric, Terra y Cirsa) o FranciscoBelil Creixell (ingeniero, antiguo consejero delegado de Bayer y de Siemens, y familiarmente vinculado a la industria química alemana desde hace cuatro generaciones). Los inicios de la empresa de los Uriach se remontan al lejano 1838, cuando el primer emprendedor de la alcurnia, Joan Uriach Feliu, emigra de Sant Andreu de Palomar a Barcelona para trabajar en la droguería de RafaelVilaclara Euras. Los Vilaclara son también una familia muy relevante del país, con orígenes en Sant Feliu Sasserra, donde hacia los inicios del siglo XV un labrador adquirió un trozo de terreno para edificarse una gran casa con luz todo el día, una característica bastante singular como para acabar definiendo su linaje (villa-clara).

Volviendo a nuestros protagonistas, un par de décadas después, Uriach compró el negocio donde trabajaba y aquí empezó toda la historia. Más tarde, vendrían éxitos como la Fosfatina Falières (licencia francesa), que era una harina de cacao muy popular en los años 20, el Biodigest (regulador intestinal infantil) o la Biodramina (popular pastilla antimareo). Más tarde, vendría la profundización en el campo de la investigación y la creación de moléculas propias que han tenido gran salida al mercado.

 

Hoy en día, hasta la venta de parte del negocio, su actividad estaba dividida en dos ramas, la que denominan business to business (cliente corporativo) y la que lleva por nombre consumer healthcare (cliente final). La primera de estas es la que otorga licencias internacionales sobre investigaciones hechas en el sí de la compañía y fabrica genéricos para que otras firmas los puedan comercializar; de aquí el nombre del área de negocio, que indica que el cliente son otras empresas del mismo sector. Esta línea, la que al final ha sido vendida, aportaba un 30% de la facturación total. En el otro lado encontramos, como decíamos, el segmento de consumerhealthcare, que agrupa todos aquellos fármacos destinados al consumidor final. Todos ellos son productos de autoconsumo que se dispensan sin receta, algunos muy conocidos como la Biodramina (ya mencionada al comienzo), el Aero-Red (adquirido a Bristol-Myers Squibb en 2001) o Fisiocrem (una gama entera para tratar problemas articulares, musculares, tendinosos, etc.). También tienen la marca Aquilea, una enseña de productos naturales procedente de los históricos laboratorios Diviser Aquilea de Antoni Vila Casas, que fueron adquiridos por la familia Uriach el verano de 2005. En agregado, las ventas de Uriach en 2020 subieron hasta los 240 millones, dejando un flujo de caja bruto de 48 millones. Todo ello superó en un 5% los resultados del ejercicio anterior.

MCH gestiona unos activos de 518 millones de euros, a años luz de los grandes fondos de capital riesgo internacionales, pero que los posiciona como líderes del mercado estatal en 'private equity'

En esta coyuntura es cuando ha llegado la transacción por la que la firma de capital riesgo MCH ha propinado un mordisco a la compañía farmacéutica y se le ha quedado un 30% del negocio, que no es poca cosa. Dentro de la operación hay las dos plantas productivas de la firma, la de Sant Fost de Campcentelles (Vallès Oriental), conocida como Urquima, y la de Palau Solità i Plegamans. Como acostumbra a pasar en este tipo de operaciones en que hay implicadas empresas no cotizadas (y más si son de carácter familiar, como es el caso), en la información publicada no hay rastro del importe que el fondo de inversión ha abonado a la familia accionista. Sin conocer ningún detalle interno del acuerdo y atendiéndose solo al dato de ebitda, el valor de la línea de negocio transferida podría estar alrededor de los 100 millones de euros.

El viaje que está haciendo la economía desde los empresarios hacia los financieros parece que continúa con vigor

Pero ¿quiénes son los compradores de esta parte del negocio? Estamos acostumbrados a escuchar hablar de fondos como CVC, Carlyle o Blackstone, pero MCH no parecen tan conocidos. En efecto, se trata de una firma madrileña que no juega en las divisiones internacionales de las finanzas porque se mueven en un ámbito local mucho más modesto. Para empezar, MCH Private Equity Investments gestiona unos activos de 518 millones de euros (que suben hasta los 850, según su página web), una magnitud que puede parecer muy generosa, pero que se encuentra a años luz de los grandes fondos internacionales. Todo este capital está repartido en ocho fondos de inversión y dos vehículos de capital riesgo. Con todo, esta cifra les da para ser líderes del mercado estatal en el ámbito del private equity, donde entraron en el lejano 1998. La lista de empresas donde han invertido resulta muy interesante de analizar, porque encontraremos marcas muy conocidas; en su cartera hay o ha habido empresas como el fabricante de embutidos Palacios, el grupo de ocio nocturno Pacha, el fabricante de trenes Talgo, la panificadora Europastry, la conservera Isabel, el centro de enseñanza de la lengua inglesa Vaughan, las peluquerías Marco Aldany, el grupo de acero de los Boixareu Irestal o la cadena de ópticas +Visión, entre muchas otras.

Los fundadores de MCH fueron Jaime Hernández Soto (con pasado en Lazard, Santander y Banco Exterior) y JoséMaría Muñoz Domínguez (McKinsey y Andersen Consulting), que en mayo de 1998 se lanzaron a un sector que en aquellos momentos estaba en sus inicios en el Estado español, con pocos operadores y nula tradición. Se puede decir que llegaron en el momento adecuado, porque desde entonces son los líderes del mercado local. En marzo de 2019, los accionistas tradicionales de la firma vendieron un 25% del capital a la multinacional Eurazeo, un grupo inversor francés con sede en París que gestiona más de 25.000 millones de euros. En el caso de la adquisición del negocio de Uriach -un bocado demasiado grande para los volúmenes de inversión que mueven habitualmente- MCH ha recibido el apoyo financiero de varias family offices catalanas, es decir, aquellas sociedades que gestionan el patrimonio de familias locales con posibles. Con esta operación cae una piedra más del decadente castillo de la burguesía catalana, que ya hace décadas que amenaza ruina.

El viaje que está haciendo la economía desde los empresarios hacia los financieros parece que continúa avanzando con vigor. ¿Tiene algún final previsto? De momento, no parece divisarse en el horizonte.