Muchos los conocerán como "los cavas de la Competencia", el programa de los Òscars a Raigo1. Pero Cavas Vilarnau viene de lejos. Con sede a Mirillas, la cava nace el 1982, cuando la familia del vino González Byass, la empresa que produce el conocido Tio Pepe, adquiere la finca. Fue en aquellos años cuando Damià Deàs se incorpora a la compañía y pasa a gestionar la bodega el 2001. La visión de Deàs ha sido clave para hacer de Vilarnau el que es hoy en día, una compañía con unos estándares de calidad altos y que apuesta por el producto ecológico.
Alma, respnsabilitat y personalidad
El primer cava con etiqueta Vilarnau nace en 1949, cuando los antiguos propietarios empiezan a comercializar el cava que desde tiempo atrás producían las viñas plantadas a la finca "Can Pequeño y Las Planes de Vilarnau". Desde entonces, Vilarnau ha sido asociado a un cava de noble personalidad, elaborado bajo exigentes estándares de calidad y que cuida al máximo el detalle.
Desde los 80, Vilarnau forma parte de la familia andaluza y escocesa. "En aquella época ellos hacían cava de Segura Viudas, pero cuando lo compra Ruiz Mateos deciden dejarlo estar y hacerlo de manera propia", explica Deàs. El año 1989 se adquiere la finca de Mirillas y, dos años después, se plantan viñas de Macabeu, Xarel·lo, Parellada, Chardonnay y Pinot Noir. El octubre del 2005 se inauguran las nuevas instalaciones de la bodega que hoy en día producen un 98% de cava.
El 2003 la bodega empieza a andar hacia la agricultura ecológica. "El señor Mauricio González quiere que cada bodega tenga su propia alma, responsabilidad y personalidad", dice el gerente para justificar su apuesta por el cultivo sin productos tóxicos. "Pero también a la bodega, no usamos ningún producto químico nocivo ni por la limpieza doméstica", afirma.
"A Vilarnau vivimos de la tierra. Cómo mejor tratamos el territorio y su entorno, mejores frutos obtendremos de la viña y mejores cavas de larga crianza se podrán elaborar"
"La decisión de andar hacia una viticultura ecológica empezó con una importante analítica de suelos y de la hoja, en la cual además de certificar los parámetros de nitrógeno y potasio, se detectó una baja presencia de microorganismos, bacterias y levaduras. En aquel momento se tomó la decisión de cambiar la forma de actuar respetando aquel suelo y se empezó a trabajar de una manera más sostenible y ecológica. Así, empezamos a utilizar adobos ecológicos procedentes de compuesto vegetales certificados", recuerda. La bodega controla incluso su huella de carbono y el consumo hídrico.
El año 2016 Vilarnau consigue sobre este terreno la certificación ecológica, después de trabajar durante tres años para conseguirla. Actualmente, Vilarnau cuenta con 60 hectáreas, entre viña propia y controlada, donde se aplican técnicas de viticultura de precisión y que cuentan con certificación ecológica.
"A Vilarnau vivimos de la tierra y por eso está en nuestro ADN cuidarla al máximo. Cómo mejor tratamos el territorio y su entorno, mejores frutos obtendremos de la viña y mejores cavas de larga crianza se podrán elaborar", afirma Deàs.
Vilarnau se fija como objetivo para el 2019 "tener todos sus cavas con la certificación de producto ecológico-vegà", según prevé Deàs. Actualmente, la colección ecológica la conforma el cava Vilarnau Rosé Delicado y el vino "Caprichos" de Vilarnau, elaborado con Xarel·lo.
El optimismo del escumós
Vilarnau, con una plantilla de 15 trabajadores, produce un millón de botellas anual y ha cerrado el año con un crecimiento de un 17% de facturación. Las botellas de Vilarnau están presentes en 50 países, siendo sus principales destinos Suecia, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Lituania. El 30% de la producción se destina al mercado doméstico, centrado en Cataluña y el resto es el mercado internacional.
"Nuestra dimensión es el cava prèmium y por eso cuidamos el volumen", afirma el gerente. Deàs es optimista en cuanto al mercado del cava a escala mundial. Si bien las ventas de cava se han estancado de manera general y sólo crecen significativamente las de cava prèmium, Deàs destaca la apuesta de grandes empresas internacionales en el mundo del cava y los escumosos.
Y no sólo esto, no es sólo la DON Cava que hace escumosos, la DON Penedès, Rias Baixas o la Rioja también: "Si nohubiera negocio, nohabría esta bonanza e interés".
"Somos en un país donde parece que delgada la cantidad por la calidad y en este sentido quizás con el vino y el cava se han cometido errores", dice Deàs. "Hemos sido granelistes", sentencia. Pero tiene esperanza: "Existen 12 Dos, un tejido agroindustrial potente, soy optimista con el futuro del sector del vino y del cava", resalta.
Henkell entra a Freixenet y Carlyle entra a Codorniu. Hay campo para correr, si hay empresas que invierten millones en grandes empresas del cava, "no esperanperderlos". El que cuenta, según el viticultor es "que el dinero y la riqueza se quedan en el territorio, a los productores, a los restaurantes y a los trabajadores".
El futuro de la proximidad
"El que más me preocupa del futuro es consolidar equipos, el capital va y viene, pero el que me interesa es el valor de las personas con quienes trabajas, sobre todo en una empresa familiar", explica. Formación, motivación y un equipo cohesionado con un objetivo claro.
Pero las cifras y los mercados también forman parte de este objetivo de Vilarnau. "Tenemos una distribuidora en Chicago y hemos empezado a sembrar en los Estados Unidos, un mercado que podemos considerar maduro, pero precisamente por eso creo que es un mercado donde podemos explicar bien el mundo del cava y nuestra apuesta ecológica", dice el gerente sobre la aventura norteamericana de Vilarnau.
Así mismo, también están creciendo en el Reino Unido y el sudeste asiático y concretamente en la China. Estos son los puntals de Vilarnau para mantener un "crecimiento optimista anual de entre un 15% y un 17%", apostilla.