![Boch y Villeroy acabaron fusionando sus empresas, y en 1836 ya funcionaban como una sola | Villeroy & Boch Boch y Villeroy acabaron fusionando sus empresas, y en 1836 ya funcionaban como una sola | Villeroy & Boch](https://www.viaempresa.cat/uploads/s1/27/10/55/92/vb-metrochic.jpeg)
En noviembre del año pasado dedicamos un artículo a recordar la historia de uno de los fabricantes más conocidos de utensilios de cocina, la firma francesa Duralex. En el otro extremo de esta misma actividad encontramos a Villeroy & Boch, que también fabrica vajillas, pero en este caso de muy alta calidad. Y con el añadido de que se dedican a ello ni más ni menos que desde 1748. En aquel año tan lejano, el propietario de una fundición de cañones homologada por el rey, François Boch (1700-1754), decidió cambiar de negocio y dedicarse a la fabricación de cerámica. Así sucedía en Lorena, territorio hoy dentro de Francia.
La primera expansión al exterior fue en la vecina Luxemburgo, después de que la familia Boch considerara que era un mercado tan estratégico, que incluso en 1766 abrieron allí una fábrica (esta planta está considerada como el paso de un proceso de elaboración de manufactura a uno ya verdaderamente industrial). Al igual que en el caso de la fundición de cañones, la segunda generación de los Boch logró que la corona le permitiera bautizar el negocio como “manufactura imperial y real”.
En 1791 y no muy lejos de allí, otro emprendedor, Nicolas Villeroy (1759-1843), comenzó a elaborar productos basados en una técnica llamada loza, un término no muy conocido que hace referencia a un tipo de manufactura que sí que todo el mundo ha visto alguna vez: son las piezas hechas de arcilla y recubiertas de una capa de estaño que les confiere un brillo muy característico. Años después incorporó la impresión de motivos realistas en las piezas. Por su parte, la segunda generación de los Boch, representada por Pierre-Joseph Boch (1737-1818), fundó una institución llamada Antonius Guild que tenía como misión ofrecer coberturas a los trabajadores bajo el paraguas de la empresa. Las coberturas eran por accidente, enfermedad, incapacidad y jubilación, todo ello financiado por la compañía familiar. Su sombra se proyectó con tanta intensidad, que incluso el canciller Otto von Bismarck la tomó como inspiración para la creación de su estado del bienestar primigenio.
Lo que inicialmente eran dos competidores ubicados en territorios cercanos, Boch y Villeroy, acabaron fusionando sus empresas, que en 1836 ya funcionaban como una sola bajo la denominación Villeroy & Boch. Era ya la tercera generación de los Boch, encabezada por Jean-François Nicolas Boch (1782-1858), formado en la Escuela de Ciencias de París e inventor de una loza de color blanco brillante y gran dureza que será fundamental para el crecimiento de la compañía, porque los productos resultantes tenían el aspecto de la porcelana, pero resultaban mucho más económicos. Uno de los motivos para llevar a cabo la fusión entre las dos empresas familiares era conseguir la capacidad suficiente para poder competir con los fabricantes ingleses. A mediados del siglo XIX ya exportaban a toda Europa e incluso comenzaron a enviar productos al continente americano. En esta época también entraron en el segmento de la cristalería. Por cierto, antes de acabar el siglo, uno de los miembros de la familia, Eugen von Boch, tuvo el privilegio de ser retratado por ni más ni menos que Vincent van Gogh (un lujo que seguramente hasta muchos años después no supieron valorar en su justa medida).
![El siglo XX comenzó con la entrada del grupo familiar al mundo de la higiene | Villeroy & Boch El siglo XX comenzó con la entrada del grupo familiar al mundo de la higiene | Villeroy & Boch](/uploads/s1/27/10/56/14/captura-de-pantalla-2025-02-13-a-les-8-34-25_54_696x392.png)
El siglo XX se inició con la entrada del grupo familiar en el mundo de la higiene, con la producción en serie de baños y bañeras. Los cien años que vinieron a continuación proyectaron la compañía por todo el mundo a los niveles más altos, incluido el Vaticano, ya que han sido proveedores de la vajilla del Santo Padre. Tampoco olvidaron el aspecto filantrópico tan arraigado en la empresa. En 1987 se transformaron en una empresa cotizada en bolsa.
Y así llegamos a nuestros tiempos. 275 años después de que François Boch comenzara a producir artesanalmente productos de cerámica, la compañía familiar se encuentra en una buena forma sorprendente. Son muy escasas las empresas que alcanzan una longevidad como esta. En el año 2023 superaron los 900 millones de euros en ventas, con unos beneficios de más de 60 millones. Su vocación exportadora temprana se mantiene, porque hoy en día un 72% de la producción se comercializa fuera de Alemania, donde la compañía tiene su sede (el domicilio de la empresa continúa en una de sus ubicaciones iniciales, en Saarland). Da empleo a cerca de 6.500 trabajadores y tienen dividida la actividad en dos ramas principales, la de baño & bienestar (unos dos tercios de las ventas), y la de utensilios & estilo de vida (el otro tercio).
En el año 2023 superaron los 900 millones de euros en ventas, con unos beneficios de más de 60 millones
El año pasado adquirieron la firma competidora Ideal Standard, con lo que las cifras han cambiado mucho: el número de trabajadores ya es de 13.000, mientras que la facturación se ha elevado hasta los 1.400 millones de euros, aproximadamente.
La presidenta del consejo de administración y CEO es Gabriele Schupp desde comienzos de 2024, cuando sustituyó a Frank Göring en el cargo. Esta nueva presidenta había hecho antes una larga carrera en la multinacional de productos de gran consumo Procter & Gamble. En el Comité de Dirección solo hay seis miembros (cinco, después de la salida de Göring) y está tutelado por otro órgano, el Consejo de Vigilancia, un elemento de gobernanza mucho más habitual en Centroeuropa que aquí. Por cierto, en este Consejo de Vigilancia sí que encontramos el apellido de los fundadores, en este caso en la persona de Dominique Villeroy de Galhau. La empresa sigue siendo propiedad, en gran medida, de las familias fundadoras, ya que atesoran el 50% del capital. El resto cotiza libremente en bolsa (excepto un 11% que es autocartera), pero con la particularidad de que estas acciones cotizadas no tienen derecho a voto, de manera que todo el poder decisorio se mantiene en manos de los Villeroy y de los von Boch. Los accionistas ajenos más destacados son todos fondos de inversión, pero siempre con participaciones irrelevantes (no llegan en ningún caso al 1% del capital).