Después de la primera parte de la Guía del Madrid mágico, abandonamos las instalaciones de Endesa con cierta preocupación por lo que hemos visto y nos encaminamos a la siguiente visita, la petrolera Repsol, que tiene las oficinas centrales muy lejos de allí, en la calle Méndez Álvaro, 44. El llamado "Campus Repsol" es todavía más impresionante que el Endesa Bulding: ocupa una extensión superior a la del Monasterio del Escorial, tiene un jardín interior equivalente a un campo de fútbol y medio, hay más acero que en la Torre Eiffel, pero por encima de todo, da trabajo a 4.000 trabajadores.
La firma es el resultado de un largo viaje que empieza durante el franquismo con Encasa (Empresa Nacional Calvo Sotelo de Puertollano) y Repesa (Refinería de Petróleos de Escombreras). La titularidad fue pública durante décadas, pero tampoco escapó a la voracidad privatizadora de los gobiernos de los años noventa. Por el camino tragó también parte de los activos de la antigua Campsa (Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo, S.A.), fundada durante la dictadura de Primo de Rivera. Esta última compañía había sido creada para arrebatar a las multinacionales Standard Oil (familia Rockefeller) y Shell (capital judío inglés) el negocio del crudo en el mercado español, que las dos se repartían.
"El Campus Repsol es todavía más impresionante que el Endesa Bulding: ocupa una extensión superior a la del Monasterio del Escorial, tiene un jardín interior equivalente a un campo de fútbol y medio y da trabajo a 4.000 trabajadores"
Curiosamente, la publicación al BOE del concurso público para la adjudicación del monopolio, el 28 de junio de 1927, fue sólo seis meses después de la muerte de Marcus Samuel, fundador de una de las dos compañías expulsadas del mercado, la Shell. Cómo si fuera hoy, el ganador del concurso fue la banca, a través del Banco de Vizcaya (hoy BBVA), Banco Hispano-Americano, Banesto (hoy los dos Banco Santander) y Banco Urquijo (hoy dentro del Banco Sabadell). Aprovechando que el monopolio sólo alcanzaba la península ibérica y excluía las Islas Canarias, unos inversores fundaron el 1929 la otra gran petrolera española, Cepsa, con la intención de instalar una refinería en Tenerife.
Después de la Guerra Civil, Cepsa inició también las tareas de prospección de petróleo, a través de su filial Compañía de Investigaciones y Explotaciones Petrolíferas, SA (CIEPSA), que había fundado con la participación de la americana Socony (Standard Oil Company of New York). Así, el 1947, de la mano de su jefe de explotación, el geólogo norteamericano Vinton Arthur Bray -que precisamente procedía de la Socony- y bajo la dirección del también geólogo Enrique Dupuy de Lôme operaron el primer pozo petrolífero español, el llamado "Oliana-1", en la comarca del Alt Urgell, y que durante muchos años se mantendría como récord de profundidad en España. Actualmente Cepsa pertenece al gobierno de Abu Dhabi (60%) y al fondo de inversión Carlyle (40%).
"Muchos años después de ser privatizada, los principales accionistas de Repsol son la constructora Sacyr (8%), el fondo de inversión norteamericano BlackRock (4,6%), CaixaBank (3,6%) y el gobierno de Singapur a través del fondo soberano Temasek (2,4%)"
Aparcando esta digresión histórica y volviendo al núcleo de lo que estábamos explicando, hay que reseñar que la actual Repsol fue creada en 1986, aprovechando el nombre de un producto de Repesa (en concreto, un aceite lubricante), para constituirse como la gran petrolera pública española. Hoy en día es una multinacional que factura cerca de 50.000 millones de euros (el récord entre las empresas españolas) y obtiene unos beneficios de 2.300 millones que provienen de sus actividades de producción y distribución de petróleo y gas, fabricación de productos químicos y refinado de petróleo. Muchos años después de ser privatizada, sus principales accionistas son la constructora Sacyr (8%), el fondo de inversión norteamericano BlackRock (4,6%), CaixaBank (3,6%) y el gobierno de Singapur a través del fondo soberano Temasek (2,4%).
El presidente de la compañía es el catalán Antoni Brufau Niubò, como vestigio del antiguo poder de "la Caixa" sobre la petrolera, mientras que el consejero delegado es Josu Jon Ímaz Sanmiguel, un caso de libro de las llamadas "puertas giratorias", dado que llegó a este cargo después de una larga carrera política, donde llegó a presidir el Partido Nacionalista Vasco entre los mandatos de Arzullus y de Urkullu, y usando Petronor -la filial vasca de Repsol- como trampolín.
"La actividad química de Repsol tiene como epicentro el polígono petroquímico de Tarragona , de mucha más relevancia que el de Puertollano. Pero a pesar de todo, Repsol es una empresa madrileña"
A pesar de que ninguna de sus actividades productivas tienen relación con Madrid, la petrolera mantiene la sede en la capital, con todos los beneficios que esto comporta a nivel de puestos de trabajo, activación de consumo y, por supuesto, con efectos sobre la contabilidad local de las macromagnitudes que después sirven para cuantificar las balanzas fiscales. Si analizamos con más detalle las actividades productivas de Repsol comprobamos que las principales refinerías están ubicadas en la periferia (Catalunya, País Vasco, Galicia y Murcia) y suponen el 85% del total del refinado de la empresa; en cuanto a la extracción de petróleo, de la producción nacional, el 95% sale de los pozos de la costa de Tarragona. Finalmente, la actividad química de la empresa tiene como epicentro el polígono petroquímico de Tarragona, de mucha más relevancia que el de Puertollano. Pero a pesar de todo, Repsol es una empresa madrileña.
La sensación al abandonar el Campus Repsol es parecida a la que teníamos al salir de la Endesa Bulding, pero corregida y aumentada. Parece innegable el drenaje de recursos de la periferia que tienen como estación final el enriquecimiento de la comunidad de Madrid.