03
de Marzo
de
2017
Act.
03
de Marzo
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2017
Ni el Mobile World Congress lo es todo para el sector tecnológico, ni Barcelona limita su faceta más techie a los cuatro días durante los cuales recibe las personalidades y empresas más influyentes del sector. La ciudad condal es mobile durando todo el año y lo demuestra cada día con el alud de startups y apps que ve nacer. Un golpe más lo ha dejado claro con el objetivo de hacer que las aplicaciones móviles se pongan al servicio del sector social con lo programa m4Social.
Esta iniciativa, impulsada por la Mesa del Tercer Sector, la Mobile World Capital Barcelona, la Obra Social La Caixa y el Ayuntamiento de Barcelona, ha unido el potencial de los desarrolladores barceloneses con las necesidades de su sociedad. El resultado? Mucha creatividad, ideas, voluntad de ayudar y cuatro aplicaciones móviles para mejorar la gestión de la vivienda de la ciudad.
"La tecnología está muy avanzada en ámbitos como el marketing o las ventas y gran parte de esto se puede traducir a la atención a las personas". Así es como resume el vocal de Innovación de la Mesa del Tercer Sector, Jordi Pasqual, el gran reto con el cual traen trabajando desde hace más de un año y medio las diversas entidades. Durante este tiempo se han puesto en contacto con desarrolladores, han escuchado sus propuestas y los han ayudado a dar forma a una posible aplicación que fuera útil para dar un golpe de mano a los profesionales que trabajan en el campo de la vivienda social.
Y es que por complejo que pueda parecer, la tecnología puede ser una herramienta más para dar un empujón a los problemas sociales. "Ahora estamos hablando de vivienda, pero quizás mañana tocamos salud o educación", puntualiza Pasqual; "en cualquier ámbito se pueden ofrecer alternativas o soluciones a los profesionales para facilitarlos el trabajo y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía".
Identificar pisos vacíos y mejorar su gestión
No empty es una de las cuatro propuestas escogidas. De hecho, ha obtenido el segundo premio de la competición que m4Social ha organizado entre las propuestas finalistas con una aplicación para móviles que geolocalitzen los pisos vacíos de Barcelona.
Su creador es Pau Yanez, fundador también de una startup dedicada a la creación de videojuegos y a la gamificació. Su caso es particular porque, a pesar de estar en un sector en auge, decidieron apostar por el ámbito social: "Hay mucho más del que pensamos parahacer . Hemos podido unir tecnología y juego con finalidades sociales, el que supone un giro estratégico para nosotros, pero que no deja de ser gamificació".
Sin dejar de banda aquello que mejor saben hacer, crear videojuegos, han ideado un marketplace que, por un lado, recauda el dinero que pagan los usuarios para jugar y crea un fondo solidario. De la otra, será una plataforma donde informar sobre los pisos vacíos que se encuentren en la ciudad para ponerlos a disposición de las administraciones públicas. "A menudo son viviendas que necesitan ser rehabilitados para poder ponerlos en alquiler", comenta Yanez; "con el fondo social ayudaremos a hacer la reforma y a hacer quehaya un parque de vivienda más amplia".
Si No Empty busca pisos, Nonius los gestiona. Esta es el app ganadora de la final del Reto de Vivienda Inclusiva de la m4Social, una herramienta que permite mantener una relación más fluida y ágil con las familias y personas alojadas a las viviendas sociales.
Las dos propuestas se encuentran en fase de prototipatge, pero ser finalistas ya los ha ayudado a hacer una pasa adelante y estar en el punto de mira de los inversores sociales. Una parte del proceso donde la Fundación Ship2b, también partner del proyecto, jugará un papel clave. Si las ideas salen adelante, algún día podrán ser las aliadas de la Administración Pública para tener una gestión más eficiente de los recursos.
Una sociedad más colaborativa
Las dos aplicaciones quieren ser un estímulo para despertar el lado solidario de la sociedad. Su premisa es que tenemos que ir hacia una sociedad más inclusiva y colaborativa, y consideran que la tecnología jugará un papel importante.
Aun así, hay que ser prudente, como lo es el investigador de la UOC y miembro de la App4Citizen, Ricard Espelt: "Quiero ser positivo y pensar que la tecnología no será tan determinante, no puede condicionar como trabajamos". Desde su punto de vista, los espacios de colaboración tienen que ir más allá de la tecnología y concebirla como "un facilitador". "Cuando hay un espacio oscuro, picamos el interruptor para encender la luz. Pero lo hacemos sin ser conscientes, porque vamos pensando en el que haremos en aquel espacio. Querría entender que la tecnología es esto", ejemplifica.
También recuerda que la tecnología puede ser el origen de desigualdades y problemas sociales nuevos. Y apunta hacia Airbnb o Uber, "dos casos extremos de impacto social que no siempre es positivo y democrático", comenta. Por este motivo, afirma que hay que ir despacio para ver como los adelantos pueden ayudar a crear "marcos de relación más justos y horizontales".
A pesar de la necesidad de ir con pies de plomo, Espelt reconoce que hacen falta más proyectos como la m4Social. "A veces los espacios de creación vinculada a la emprendeduría tienen modelos muy fijos, mucho Silicon Valley y de buscar una visión sólo económica", critica, por el que considera que estímulos como este ayudan a hacer ver los emprendedores que también se puede crear valor social sin rechazar a la idea de hacer negocio.
Además, la idea es que todas las iniciativas puedan trabajar con un código abierto o reutilizando tecnologías ya creadas, "un modelo que tiene que posibilitar la expansión y la personalización porque el valor no sea únicamente vender una tecnología", recalca el experto.
De hecho, según Espelt, todo esto no es más que una extensión de "la cultura hacker": "Alguien a través de la tecnología transforma su entorno, trabaja sin contabilizar horas y sin una dimensión económica pensante en el valor social. La cultura hacker ha demostrado que se pueden hacer grandes cosas a partir de la autogestión". Y si esto se traslada a la esfera social y se puede ayudar a solucionar o facilitar la resolución de problemas, ya es hora de ponerse a hacer trabajo.
Esta iniciativa, impulsada por la Mesa del Tercer Sector, la Mobile World Capital Barcelona, la Obra Social La Caixa y el Ayuntamiento de Barcelona, ha unido el potencial de los desarrolladores barceloneses con las necesidades de su sociedad. El resultado? Mucha creatividad, ideas, voluntad de ayudar y cuatro aplicaciones móviles para mejorar la gestión de la vivienda de la ciudad.
"La tecnología está muy avanzada en ámbitos como el marketing o las ventas y gran parte de esto se puede traducir a la atención a las personas". Así es como resume el vocal de Innovación de la Mesa del Tercer Sector, Jordi Pasqual, el gran reto con el cual traen trabajando desde hace más de un año y medio las diversas entidades. Durante este tiempo se han puesto en contacto con desarrolladores, han escuchado sus propuestas y los han ayudado a dar forma a una posible aplicación que fuera útil para dar un golpe de mano a los profesionales que trabajan en el campo de la vivienda social.
Y es que por complejo que pueda parecer, la tecnología puede ser una herramienta más para dar un empujón a los problemas sociales. "Ahora estamos hablando de vivienda, pero quizás mañana tocamos salud o educación", puntualiza Pasqual; "en cualquier ámbito se pueden ofrecer alternativas o soluciones a los profesionales para facilitarlos el trabajo y mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía".
Identificar pisos vacíos y mejorar su gestión
No empty es una de las cuatro propuestas escogidas. De hecho, ha obtenido el segundo premio de la competición que m4Social ha organizado entre las propuestas finalistas con una aplicación para móviles que geolocalitzen los pisos vacíos de Barcelona.
Su creador es Pau Yanez, fundador también de una startup dedicada a la creación de videojuegos y a la gamificació. Su caso es particular porque, a pesar de estar en un sector en auge, decidieron apostar por el ámbito social: "Hay mucho más del que pensamos parahacer . Hemos podido unir tecnología y juego con finalidades sociales, el que supone un giro estratégico para nosotros, pero que no deja de ser gamificació".
Sin dejar de banda aquello que mejor saben hacer, crear videojuegos, han ideado un marketplace que, por un lado, recauda el dinero que pagan los usuarios para jugar y crea un fondo solidario. De la otra, será una plataforma donde informar sobre los pisos vacíos que se encuentren en la ciudad para ponerlos a disposición de las administraciones públicas. "A menudo son viviendas que necesitan ser rehabilitados para poder ponerlos en alquiler", comenta Yanez; "con el fondo social ayudaremos a hacer la reforma y a hacer quehaya un parque de vivienda más amplia".
Si No Empty busca pisos, Nonius los gestiona. Esta es el app ganadora de la final del Reto de Vivienda Inclusiva de la m4Social, una herramienta que permite mantener una relación más fluida y ágil con las familias y personas alojadas a las viviendas sociales.
Las dos propuestas se encuentran en fase de prototipatge, pero ser finalistas ya los ha ayudado a hacer una pasa adelante y estar en el punto de mira de los inversores sociales. Una parte del proceso donde la Fundación Ship2b, también partner del proyecto, jugará un papel clave. Si las ideas salen adelante, algún día podrán ser las aliadas de la Administración Pública para tener una gestión más eficiente de los recursos.
Una sociedad más colaborativa
Las dos aplicaciones quieren ser un estímulo para despertar el lado solidario de la sociedad. Su premisa es que tenemos que ir hacia una sociedad más inclusiva y colaborativa, y consideran que la tecnología jugará un papel importante.
Aun así, hay que ser prudente, como lo es el investigador de la UOC y miembro de la App4Citizen, Ricard Espelt: "Quiero ser positivo y pensar que la tecnología no será tan determinante, no puede condicionar como trabajamos". Desde su punto de vista, los espacios de colaboración tienen que ir más allá de la tecnología y concebirla como "un facilitador". "Cuando hay un espacio oscuro, picamos el interruptor para encender la luz. Pero lo hacemos sin ser conscientes, porque vamos pensando en el que haremos en aquel espacio. Querría entender que la tecnología es esto", ejemplifica.
También recuerda que la tecnología puede ser el origen de desigualdades y problemas sociales nuevos. Y apunta hacia Airbnb o Uber, "dos casos extremos de impacto social que no siempre es positivo y democrático", comenta. Por este motivo, afirma que hay que ir despacio para ver como los adelantos pueden ayudar a crear "marcos de relación más justos y horizontales".
A pesar de la necesidad de ir con pies de plomo, Espelt reconoce que hacen falta más proyectos como la m4Social. "A veces los espacios de creación vinculada a la emprendeduría tienen modelos muy fijos, mucho Silicon Valley y de buscar una visión sólo económica", critica, por el que considera que estímulos como este ayudan a hacer ver los emprendedores que también se puede crear valor social sin rechazar a la idea de hacer negocio.
Además, la idea es que todas las iniciativas puedan trabajar con un código abierto o reutilizando tecnologías ya creadas, "un modelo que tiene que posibilitar la expansión y la personalización porque el valor no sea únicamente vender una tecnología", recalca el experto.
De hecho, según Espelt, todo esto no es más que una extensión de "la cultura hacker": "Alguien a través de la tecnología transforma su entorno, trabaja sin contabilizar horas y sin una dimensión económica pensante en el valor social. La cultura hacker ha demostrado que se pueden hacer grandes cosas a partir de la autogestión". Y si esto se traslada a la esfera social y se puede ayudar a solucionar o facilitar la resolución de problemas, ya es hora de ponerse a hacer trabajo.