30
de Septiembre
de
2015
"A Volkswagen no nos conformamos a construir coches de menos CO2: con Think Blue hemos desarrollado, como fabricante, una actitud global para la sostenibilidad ecológica". Con estas palabras presenta todavía en Internet la marca alemana la iniciativa Think Blue. Una afirmación que la polémica generada alrededor de la compañía los últimos días pone en seria duda. Al fin y al cabo, y mientras todo el mundo presume de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), bien a menudo esta no deja de ser una campaña más de marketing.
Emilio Moral, socio-director de Responsablia , empresa dedicada a la consultoría sobre RSC, explica a VÍA Emprendida que de Volkswagen se puede hacer una doble valoración. "Tiene una parte positiva, la de reconocer el error de una manera muy clara. Pero también tiene una parte negativa porque ya hace tiempo que lo saben y estaban siendo investigados mientras decían una cosa contraria". El resultado, a su entender, es que "ha obtenido una pérdida de confianza de todos los grupos de interés, principalmente de los clientes. Tardarán años a recuperar la confianza".
Por Cristina Monge, responsable de Ecodes, el de Volkswagen "es el típico caso que reúne todos los ingredientes malos". Y es que, al final, "la RSC de la empresa ha quedado en entredicho en un tema crucial cómo son las emisiones de C02" apunta. Además, por otro lado, "están mintiendo en una cosa básica, saltándose la normativa y lo pagará muy caro, tanto la empresa como la marca Alemania", asegura Monge.
Ecodes es una fundación con 23 años de historia que tiene la misión "de acelerar la transición hacia una economía verde, inclusiva y responsable". Mediante programas ayudan las empresas a "incluir criterios de sostenibilidad: implementar programas de transparencia y RSC, poner en marcha medidas de gestión eficiente de recursos, agua, gestión de residuos, etc", explica Monge.
Coste elevado, pero no mortal
Ahora mismo Volkswagen se enfrenta a la amenaza de sufrir elevados costes a raíz del engaño. Más allá de la penalización que le puedan ejercer los consumidores, son más que previsibles las multas que le puedan imponer varios organismos reguladores. De hecho, el Ministerio de Industria español ya ha anunciado que los reclamará las ayudas de 1.000 euros por vehículo de Pla PIVE.
El de Volkswagen, pero, no es el primer escándalo medioambiental con elevados costes para una gran compañía. La petrolera BP tuvo que hacer frente a pérdidas millonarias después del enorme derramamiento de petróleo en su plataforma del Golfo de México. Un accidente que contrastaba con su teórico compromiso con el medio ambiente. De hecho, BP lideraba en 2009 el ranking World's Environmentally Mosto Sustainable 10 Largest Oil/Gas Companies; y el incidente en México también provocó que quedara excluida del Índice de Sostenibilidad del Dow Jones.
Aún así, los escándalos en el campo de la RSC, ya sean en el ámbito medioambiental o en el laboral como el de Nike contratando menores en la Asia; normalmente no evitan la supervivencia de la compañía. Por Emilio Moral la razón es que se trata de empresas sistèmiques. "Son tan grandes que el mismo mercado no las deja caer. Pueden ser bancos, de automoción, de retail , etc. Dan tanta ocupación, facturan tantos millones de euros que hagan el que hagan tienen vía libre para hacer el que quieran".
Para combatirlo, Moral recuerda que el actor principal tiene que ser la sociedad civil con los roles de consumidores, sindicalismo, fundaciones u ONG's. "No podemos olvidar que de nuevo ha sido una agencia americana la que ha destapado el asunto. Es un debate que hace tiempo que existe y quien tiene que tomar medidas es la exigencia de la sociedad civil", insiste.
La verdadera RSC
Cristina Monge constata que las cosas se tienen que hacer de otro modo. "La RSC implica tener medidas de transparencia, explicar como se gestiona la empresa, la relación continua con los stakeholders, las repercusiones de las acciones de la empresa, valorarlo para minimizarlo y compensarlo". Por la dirigente de Ecodes "hay que asumir que tus acciones tienen afecciones y que tus afecciones las tienes que asumir y las tienes que limitar".
A su vez, Emilio Moral lamenta que la RSC sigue sirviendo básicamente para limpiar la imagen de la empresa. "El razonamiento que hacen por todas partes es económico: quégano con esto? Si el razonamiento tiene que ser sólo económico, la RSC está muy lejos de aplicarse en la gestión y la estrategia de la empresa", constata. Por supuesto, hay excepciones e iniciativas interesantes cómo Respon.cat. Por el socio-director de Responsablia la conciencia de la responsabilidad social de las empresas "es un movimiento imparable. El problema es su velocidad, el alcance y cuando llegaremos a un mundo 'mejor'".
A la velocidad de este cambio a buen seguro queinfluirán las nuevas generaciones de consumidores. "Están mucho más informadas, utilizan aplicaciones de censura de productos para comparar precios, marcas, etc", apunta Emilio Moral. Así dones, los nuevos consumidores "son más exigentes, y esto favorecerá que las empresas se lo piensen a la hora de hacer según qué prácticas". Una actitud no sólo hacia sus productos, sino también con los trabajadores y la atención al cliente.
Emilio Moral, socio-director de Responsablia , empresa dedicada a la consultoría sobre RSC, explica a VÍA Emprendida que de Volkswagen se puede hacer una doble valoración. "Tiene una parte positiva, la de reconocer el error de una manera muy clara. Pero también tiene una parte negativa porque ya hace tiempo que lo saben y estaban siendo investigados mientras decían una cosa contraria". El resultado, a su entender, es que "ha obtenido una pérdida de confianza de todos los grupos de interés, principalmente de los clientes. Tardarán años a recuperar la confianza".
Por Cristina Monge, responsable de Ecodes, el de Volkswagen "es el típico caso que reúne todos los ingredientes malos". Y es que, al final, "la RSC de la empresa ha quedado en entredicho en un tema crucial cómo son las emisiones de C02" apunta. Además, por otro lado, "están mintiendo en una cosa básica, saltándose la normativa y lo pagará muy caro, tanto la empresa como la marca Alemania", asegura Monge.
Ecodes es una fundación con 23 años de historia que tiene la misión "de acelerar la transición hacia una economía verde, inclusiva y responsable". Mediante programas ayudan las empresas a "incluir criterios de sostenibilidad: implementar programas de transparencia y RSC, poner en marcha medidas de gestión eficiente de recursos, agua, gestión de residuos, etc", explica Monge.
Coste elevado, pero no mortal
Ahora mismo Volkswagen se enfrenta a la amenaza de sufrir elevados costes a raíz del engaño. Más allá de la penalización que le puedan ejercer los consumidores, son más que previsibles las multas que le puedan imponer varios organismos reguladores. De hecho, el Ministerio de Industria español ya ha anunciado que los reclamará las ayudas de 1.000 euros por vehículo de Pla PIVE.
El de Volkswagen, pero, no es el primer escándalo medioambiental con elevados costes para una gran compañía. La petrolera BP tuvo que hacer frente a pérdidas millonarias después del enorme derramamiento de petróleo en su plataforma del Golfo de México. Un accidente que contrastaba con su teórico compromiso con el medio ambiente. De hecho, BP lideraba en 2009 el ranking World's Environmentally Mosto Sustainable 10 Largest Oil/Gas Companies; y el incidente en México también provocó que quedara excluida del Índice de Sostenibilidad del Dow Jones.
Aún así, los escándalos en el campo de la RSC, ya sean en el ámbito medioambiental o en el laboral como el de Nike contratando menores en la Asia; normalmente no evitan la supervivencia de la compañía. Por Emilio Moral la razón es que se trata de empresas sistèmiques. "Son tan grandes que el mismo mercado no las deja caer. Pueden ser bancos, de automoción, de retail , etc. Dan tanta ocupación, facturan tantos millones de euros que hagan el que hagan tienen vía libre para hacer el que quieran".
Para combatirlo, Moral recuerda que el actor principal tiene que ser la sociedad civil con los roles de consumidores, sindicalismo, fundaciones u ONG's. "No podemos olvidar que de nuevo ha sido una agencia americana la que ha destapado el asunto. Es un debate que hace tiempo que existe y quien tiene que tomar medidas es la exigencia de la sociedad civil", insiste.
La verdadera RSC
Cristina Monge constata que las cosas se tienen que hacer de otro modo. "La RSC implica tener medidas de transparencia, explicar como se gestiona la empresa, la relación continua con los stakeholders, las repercusiones de las acciones de la empresa, valorarlo para minimizarlo y compensarlo". Por la dirigente de Ecodes "hay que asumir que tus acciones tienen afecciones y que tus afecciones las tienes que asumir y las tienes que limitar".
A su vez, Emilio Moral lamenta que la RSC sigue sirviendo básicamente para limpiar la imagen de la empresa. "El razonamiento que hacen por todas partes es económico: quégano con esto? Si el razonamiento tiene que ser sólo económico, la RSC está muy lejos de aplicarse en la gestión y la estrategia de la empresa", constata. Por supuesto, hay excepciones e iniciativas interesantes cómo Respon.cat. Por el socio-director de Responsablia la conciencia de la responsabilidad social de las empresas "es un movimiento imparable. El problema es su velocidad, el alcance y cuando llegaremos a un mundo 'mejor'".
A la velocidad de este cambio a buen seguro queinfluirán las nuevas generaciones de consumidores. "Están mucho más informadas, utilizan aplicaciones de censura de productos para comparar precios, marcas, etc", apunta Emilio Moral. Así dones, los nuevos consumidores "son más exigentes, y esto favorecerá que las empresas se lo piensen a la hora de hacer según qué prácticas". Una actitud no sólo hacia sus productos, sino también con los trabajadores y la atención al cliente.