La empresa Wallbox, con solo siete años de trayectoria, se ha convertido en un caso de éxito catalán. Es conocida, especialmente, por sus cargadores para vehículos eléctricos: en el 2021 vendió 129.000 unidades (un 261% más que en el año anterior). Su propuesta está calando en todo el mundo. No solo opera en 98 países, sino que además tiene una fábrica a China, una en EE.UU. y dos en Barcelona (en Sant Andreu de la Barca y en la Zona franca). El objetivo de este despliegue geográfico es que cada fábrica produzca para su mercado.
Pero la revolución energética de Wallbox va más allá de los vehículos eléctricos; más allá de un solo producto -o de seis, que son los que realmente fabrican hoy en día-. La empresa ha dado un paso más en cuanto a gestión energética y sostenibilidad con el lanzamiento de Sirius, un sistema avanzado para gestionar la energía de los edificios profesionales que combina diferentes fuentes de energía, tanto en el consumo como en la producción de ésta. Javier Gumà, account executive de Wallbox Chargers en España, ha explicado el funcionamiento de Sirius en el último encuentro de 22@NetworkBCN, en un 22@Ágora titulado Energía e innovación para una movilidad más sostenible.
Hacia las oficinas autosuficientes
El sistema energético de Sirius utiliza las diferentes fuentes de energía del edificio para cargarse de energía en aquellos momentos del día en los que el coste es más bajo, para así ofrecerla para el consumo cuando sea más costosa. La prueba piloto la han hecho con su propio edificio de oficinas, donde también tienen un laboratorio.
¿El resultado? Un ahorro de 80.000 euros anual en la factura de la luz y mayor independencia respecto a las fluctuaciones del precio de la energía causadas por factores externos. En la otra cara de la moneda, pero, también se tiene que decir: la inversión hecha para construir las instalaciones fue de 415.000 euros. El objetivo era jugar con cuatro principales puntos de energía: placas fotovoltaicas, baterías estáticas, cargadores bidireccionales y el suministro de energía eléctrica común.
Javier Gumà, a la izquierda, con miembros de 22@Network BCN: Enric Urreta, Isabel Sabadi y Luke Treasure
El funcionamiento es el siguiente. El ciclo empieza a primera hora de la mañana, cuando todavía no hay nadie en la oficina y sólo hay algunos coches aparcados. Algunos sistemas empiezan a funcionar y a encenderse automáticamente, como el aire acondicionado. Hasta que sale el sol y se puede adquirir de los paneles fotovoltaicos, la energía se saca de las baterías estáticas, que tienen stock guardado, de los vehículos (los cargadores bidireccionales) o, en caso de no tener almacenada, de la red de suministro eléctrica. "Hay un momento del día en el que nos podemos suministrar de energía fotovoltaica y, incluso, hay puntos en los que producimos excedente", indica Gumà. La clave es cargar las baterías y alimentar los vehículos estacionados con este excedente de energía y así, cuando ya no haya sol, utilizar el stock acumulado. Por la noche, cuando la energía es más barata, es el momento de cargar de nuevo los vehículos y las baterías estáticas. Una vez están llenas, el ciclo vuelve a empezar.
Gumà: "Si nosotros no estábamos implicados de verdad, ¿cómo podríamos después transmitir el mensaje?"
El sistema, además, funciona con inteligencia artificial, de forma que automáticamente consigue la energía en el momento en el que es más barata y lo obtiene del stock cuando es más cara de conseguir. "Este sistema nos surgió de la necesidad", explica Gumà, "lo inventamos por supervivencia y lo hicimos a medida para nuestros head quarters". No solo querían ganar en eficiencia energética, sino también reducir la huella de carbono e independizarse de las variaciones del precio de la energía. "Si nosotros no estábamos implicados de verdad, ¿cómo podríamos después transmitir el mensaje?", se cuestiona.
Ahora que ya tienen validado el modelo, con su propio edificio, Gumà admite que están en conversaciones con otras empresas de otros sectores para instalar el sistema de Sirius en sus oficinas y, así, revalidar el modelo con alguien externo. De hecho, la idea de futuro de la empresa es ir todavía más allá: "ahora lo estamos haciendo con oficinas, pero el siguiente paso es combinar cargadores bidireccionales en los hogares y trabajar conjuntamente con las administradoras eléctricas. Tenemos que combinar fuentes de almacenamiento de energía para poder evitar cada vez más el uso de energías no renovables y contaminantes".
Movilidad eléctrica, perspectivas de crecimiento y barreras
No hay duda de que la compraventa de coches eléctricos irá al alza en los próximos ejercicios, pero observando la fotografía actual, España no tiene una buena cuota de mercado de coches eléctricos en comparación con el resto de países europeos. En un listado encabezado por los Países Bajos y Noruega, España no aparece ni entre los 15 primeros países. Las principales barreras, según apunta Gumà, son la falta de oferta de vehículos eléctricos o híbridos enchufables, la diferencia de precio entre un eléctrico y uno de diesel, la falta de autonomía de estos vehículos, la falta de infraestructuras y los excesivos tiempos de carga.
Todos los fabricantes de coches en España, pero, se han comprometido a tener un abanico de vehículos eléctricos variado para el 2030. También la legislación y la administración está empezando a presionar a la ciudadanía: no solo con las zonas de bajas emisiones, que a partir del 2023 afectarán a 149 municipios (aquellos que tengan más de 50.000 habitantes), sino que también obligarán a parkings no residenciales con más de 20 plazas y gasolineras con ventas superiores a 10 millones de euros a tener puntos de carga.
Gumà: "Si nos obligan a todos a tener coches eléctricos pero no nos facilitan la recarga, tenemos un problema"
Es innegable, por lo tanto, que habrá un incremento importante de compraventas de coches eléctricos en España "y en todo el mundo", afirma Gumà quién apunta, de todos modos, que se tienen que ir eliminando las barreras para conseguirlo, como facilitar que se incrementen los puntos de recarga: "si nos obligan a todos a tener coches eléctricos pero no nos facilitan la recarga, tenemos un problema":
Acelerar la transición con eficiencia
Wallbox nació para "acelerar la transición energética sin dejar de tratar la parte de la eficiencia", explica Gumà. De hecho, "los dos conceptos están totalmente ligados: no puede haber transformación sin eficiencia". No tendría sentido. Y esta filosofía la materializan no solo con sus productos, sino ahora también con sus oficinas. Y su account executive tiene claro cuál es su papel dentro del ecosistema energético: "Queremos acelerar el cambio".