29
de Marzo
de
2017
El Ivà Osorio tiene una obsesión: el café. Desde muy pequeño sabe cómo es el cultivo de este producto, su tratamiento y qué son las reglas del juego que hay detrás de la comercialización de la segunda bebida más consumida del mundo. Lo sabe gracias a las visitas veraniegas a la finca de café que tiene su familia en Colombia, de dónde es su padre, un terreno que ha conseguido reflotar con la creación de la compañía Familia Osorio.
Hace poco más de cuatro años que el proyecto se encuentra en marcha y ya sirve en 46 clientes de la restauración y hostelería de Barcelona y el área metropolitana y a tostadores de todo Europa. Reparte cerca de 220 kilos de café tostado a la semana, un café verde que trae directamente del sur de América y que elabora a la pequeña tostadora que tiene en Manresa. A pesar de que no quiere revelar la cifra de facturación, asegura que es "pequeña", pero "suficiente" para sentirse satisfecho.
Un café responsable
La pasión de Osorio por el café no llegó hasta sus 25 años. "Fue justo cuando murieron los abuelos, empecé a dar un golpe de mano a mi padre con el negocio y me interesé", relata a VÍA Emprendida. Fue un primer momento importante, puesto que se dio cuenta de cómo estaba delante de una commodity que "cotiza en bolsa y tiene unos especuladores detrás".
Tal como recuerda, en aquel momento el precio del café estaba totalmente hundido, de forma que se encontró con una materia primera de demasiada calidad para un mercado agotado. "No quería malvender, así que me fui a crear el mercado en Europa", recuerda sobre la decisión que lo empujó a emprender. Así empezó a buscar tostadores que quisieran perfiles de cafés de especialidad, se ganó su confianza y pudo traer a Europa los primeros sacos de café colombiano.
Fotografía: Artur Ribera
Inicialmente, el producto provenía de la finca de su familia y de amigos, a los cuales había propuesto una colaboración de futuro: "Los pagué aproximadamente el doble del precio de cotización, pero los dije que durante un año no los compraría café. En este tiempo, un ingeniero agrónomo los ayudaría a mejorar la técnica, porque sabían cultivar, pero no tenían conocimiento. Sabían el que han heredado de padres a hijos y bastante". Esto lo aseguraba tener un producto con un valor añadido, un café verde cultivado en zonas preciadas y con una técnica que daba un aroma y sabor diferenciado de la producción industrial.
Desde los primeros sacos que vendió hasta el momento, comercializa este café verde (sin tratar) en España, Francia, Alemania, Bélgica e Italia. También ha exportado el modelo de explotación en Costa Rica, Honduras, Brasil y Ruanda, de forma que los contenedores – con 12.000 kilos de café- que importa desde la otra banda del Atlántico se llenan sin ningún problema.
Al gusto de cada cliente
A pesar de que la venta internacional da prestigio a su café, Osorio asegura que el café verde que vende a los tostadores tiene poco margen de beneficio. El grueso de la facturación proviene del producto que la compañía tuesta a su planta en Manresa. "Aquí en Barcelona el mercado está en desarrollo", constata, "están saliendo muchas cafeterías que buscan un producto de mayor calidad, por el que decidí aprovechar el boom".
Tostando el café de forma artesana. Familia Osorio
En este espacio, propiedad de Familia Osorio desde hace cerca de dos años,trabaja el maestro artesano que se encarga de recibir todo el café y tostarlo según el grado que pide cada uno de los 46 clientes. "Si tengo que hacer seis kilos de un tipo de café y con una tostación determinada, lo hacemos. Y si después tengo que cambiarlo porquesean 10 para otro cliente, también lo hacemos", detalla, y lo justifica diciendo que esta personalización es el que buscan la nueva oleada de locales que están surgiendo.
La venta en el segmento del retail, hoy por hoy, no la contempla. "Al supermercado quieren un margen del 60%, nosotros no nos lo podemos permitir. Tenemos un precio de compra de café en verde muy superior al café comercial y si aceptara rebajarlo estaría traicionando todo el proyecto", explica. Cruz, pero, que el momento llegará: "En los Estados Unidos hay tostadores de tercera generación que traen café de calidad al súper. El mercado es sensible, la gente ha probado la diferencia y quiere café de verdad. Ha pasado con la cerveza y el vino, el café será igual".
Reinventarse en tiempo de crisis
Como ingeniero de caminos notó de pleno la recesión a la emprendida constructora donde trabajaba. Dejó el trabajo, hizo un MBA y tuvo dos experiencias laborales más en multinacionales, que acabó dejando posteriormente para dedicarse al 100% a su proyecto. "Era un gusano que me perseguía. Al trabajo de final de máster ya creé un negocio de café ecológico y distribución europea, y en mis viajes de empresa por Europa con las multinacionales, ocupaba el tiempo libre buscando clientes potenciales en quién vender el café. De forma poruga ya iba tanteando!", explica sin poder esconder una sonrisa.
La inversión fue toda propia, de sus ahorros y del que sacó con la salida de las compañías donde había trabajado. Únicamente, señala, ha tenido que buscar financiación externa para cubrir la compra de materia primera y su transporte: "Las líneas a corto plazo del banco nos ayudan a hacer frente al gasto. También contrata un seguro por si se echa a perder el café por el trayecto. Si coge humedad, se puede estropear y no siempre se arregla poniéndolo a secar. Si lo pierdo, son mucho dinero".
Su rutina es totalmente diferente de la que ejercen las grandes multinacionales. Según explica Osorio, estas compran el café cuando baja de precio y acostumbran a hacerlo a cinco años. "Intentan aprovechar las oportunidades del mercado y no tienen responsables de calidad. Se tuesta fuerte y la gente ya lo comprará", critica.
Para concluir, se pregunta: "Cuántos pueden decir que han probado el café con el productor? Pocos. Si no lo haces así, no te diferencias del resto de cafés que puedes encontrar en las listas de los traders".
Hace poco más de cuatro años que el proyecto se encuentra en marcha y ya sirve en 46 clientes de la restauración y hostelería de Barcelona y el área metropolitana y a tostadores de todo Europa. Reparte cerca de 220 kilos de café tostado a la semana, un café verde que trae directamente del sur de América y que elabora a la pequeña tostadora que tiene en Manresa. A pesar de que no quiere revelar la cifra de facturación, asegura que es "pequeña", pero "suficiente" para sentirse satisfecho.
Un café responsable
La pasión de Osorio por el café no llegó hasta sus 25 años. "Fue justo cuando murieron los abuelos, empecé a dar un golpe de mano a mi padre con el negocio y me interesé", relata a VÍA Emprendida. Fue un primer momento importante, puesto que se dio cuenta de cómo estaba delante de una commodity que "cotiza en bolsa y tiene unos especuladores detrás".
Tal como recuerda, en aquel momento el precio del café estaba totalmente hundido, de forma que se encontró con una materia primera de demasiada calidad para un mercado agotado. "No quería malvender, así que me fui a crear el mercado en Europa", recuerda sobre la decisión que lo empujó a emprender. Así empezó a buscar tostadores que quisieran perfiles de cafés de especialidad, se ganó su confianza y pudo traer a Europa los primeros sacos de café colombiano.
Fotografía: Artur Ribera
Inicialmente, el producto provenía de la finca de su familia y de amigos, a los cuales había propuesto una colaboración de futuro: "Los pagué aproximadamente el doble del precio de cotización, pero los dije que durante un año no los compraría café. En este tiempo, un ingeniero agrónomo los ayudaría a mejorar la técnica, porque sabían cultivar, pero no tenían conocimiento. Sabían el que han heredado de padres a hijos y bastante". Esto lo aseguraba tener un producto con un valor añadido, un café verde cultivado en zonas preciadas y con una técnica que daba un aroma y sabor diferenciado de la producción industrial.
Desde los primeros sacos que vendió hasta el momento, comercializa este café verde (sin tratar) en España, Francia, Alemania, Bélgica e Italia. También ha exportado el modelo de explotación en Costa Rica, Honduras, Brasil y Ruanda, de forma que los contenedores – con 12.000 kilos de café- que importa desde la otra banda del Atlántico se llenan sin ningún problema.
Al gusto de cada cliente
A pesar de que la venta internacional da prestigio a su café, Osorio asegura que el café verde que vende a los tostadores tiene poco margen de beneficio. El grueso de la facturación proviene del producto que la compañía tuesta a su planta en Manresa. "Aquí en Barcelona el mercado está en desarrollo", constata, "están saliendo muchas cafeterías que buscan un producto de mayor calidad, por el que decidí aprovechar el boom".
Tostando el café de forma artesana. Familia Osorio
En este espacio, propiedad de Familia Osorio desde hace cerca de dos años,trabaja el maestro artesano que se encarga de recibir todo el café y tostarlo según el grado que pide cada uno de los 46 clientes. "Si tengo que hacer seis kilos de un tipo de café y con una tostación determinada, lo hacemos. Y si después tengo que cambiarlo porquesean 10 para otro cliente, también lo hacemos", detalla, y lo justifica diciendo que esta personalización es el que buscan la nueva oleada de locales que están surgiendo.
La venta en el segmento del retail, hoy por hoy, no la contempla. "Al supermercado quieren un margen del 60%, nosotros no nos lo podemos permitir. Tenemos un precio de compra de café en verde muy superior al café comercial y si aceptara rebajarlo estaría traicionando todo el proyecto", explica. Cruz, pero, que el momento llegará: "En los Estados Unidos hay tostadores de tercera generación que traen café de calidad al súper. El mercado es sensible, la gente ha probado la diferencia y quiere café de verdad. Ha pasado con la cerveza y el vino, el café será igual".
Reinventarse en tiempo de crisis
Como ingeniero de caminos notó de pleno la recesión a la emprendida constructora donde trabajaba. Dejó el trabajo, hizo un MBA y tuvo dos experiencias laborales más en multinacionales, que acabó dejando posteriormente para dedicarse al 100% a su proyecto. "Era un gusano que me perseguía. Al trabajo de final de máster ya creé un negocio de café ecológico y distribución europea, y en mis viajes de empresa por Europa con las multinacionales, ocupaba el tiempo libre buscando clientes potenciales en quién vender el café. De forma poruga ya iba tanteando!", explica sin poder esconder una sonrisa.
La inversión fue toda propia, de sus ahorros y del que sacó con la salida de las compañías donde había trabajado. Únicamente, señala, ha tenido que buscar financiación externa para cubrir la compra de materia primera y su transporte: "Las líneas a corto plazo del banco nos ayudan a hacer frente al gasto. También contrata un seguro por si se echa a perder el café por el trayecto. Si coge humedad, se puede estropear y no siempre se arregla poniéndolo a secar. Si lo pierdo, son mucho dinero".
Su rutina es totalmente diferente de la que ejercen las grandes multinacionales. Según explica Osorio, estas compran el café cuando baja de precio y acostumbran a hacerlo a cinco años. "Intentan aprovechar las oportunidades del mercado y no tienen responsables de calidad. Se tuesta fuerte y la gente ya lo comprará", critica.
Para concluir, se pregunta: "Cuántos pueden decir que han probado el café con el productor? Pocos. Si no lo haces así, no te diferencias del resto de cafés que puedes encontrar en las listas de los traders".