Flotadores con forma de flamenco o de kiwi, neones que dibujan la silueta de un trozo de pizza, de unicornio o de calavera, o alfombras de baño que dibujan un cactus, una piña o una concha. Es posible montar una empresa basada en productos de moda, que en unos meses corren el peligro de desaparecer? Sí, y prueba de esto es la startup valenciana Flamingueo que triunfa en un mundo diseñado para Instagram y se alimenta del postureo con la venta de productos online fotogénicos. Su lema es We empower fun and photos; está en la aceleradora Lanzadera y recientemente ha cerrado una ronda de financiación de 250.000 euros entre Angels -la sociedad de inversión de JuanRoig- y el Grupo Zriser, de la familia Serratosa.
El socio fundador, Emilio Peña, fundó la empresa en 2016 cuando estaba terminando la carrera de ADE para emprendedores, junto con dos amigos ingenieros, Jacinto Fleta y PabloNiñoles, que estaban inmersos en el trabajo de fin de máster. Entonces descubrieron por redes sociales unos flotadores con forma de flamenco que estaban revolucionando Australia y los Estados Unidos. No habían llegado al Estado español y pronto montaron un web, los compraron a un fabricante, hicieron fotos de los productos y empezaron a venderlos. Cada cual trabajaba en un proyecto diferente, pero el rápido ritmo de ventas los empujó a centrarse en los flotadores y a dejar los que tenían. Empezaron con una inversión inicial de 3.000 euros y crecieron autofinanciándose y con préstamos de bancos.
"La generación Z tiene una necesidad muy concreta de compartir contenido audiovisual constantemente"
Al principio pensaban especializarse en flotadores divertidos y hacerse expertos. Pero reflexionaron que casarse con un producto de moda era muy arriesgado; ahora bien, también tenían miedo de diversificar por si los clientes no entendían que una empresa que vende flotadores también ofrece luces de neón o bolsas. En Lanzadera los animaron a probar nuevas categorías y vender productos nuevos y así lo hicieron. "Recibimos reacciones muy buenas. Tenemos muchos clientes repetidores, que primero compran un flotador, y después, un neón", asegura Peña.
Hoy es una tienda online de varios productos con la estrategia de lanzar un producto nuevo cada lunes. Son conscientes que su modelo no habría sido posible sin Instagram. "Entendemos que surgen necesidades nuevas, nuevas formas de comportamientos. La generación Z tiene una necesidad muy concreta de compartir contenido audiovisual constantemente. Nuestra empresa tiene sentido a la hora de satisfacer esa necesidad", explica el CEO de Flamingueo.
Dice que son conscientes que son una marca de "productos de moda, de tendencia" y que "tienen un momento de éxito" que con el tiempo "se va perdiendo". Por eso, un trabajo central de la empresa es desarrollar aplicaciones que "están mirando constantemente qué está de moda en otros mercados" y "detectar constantemente nuevos productos". "Si nos hubiésemos quedado sólo con los flotadores, habrían pasado de moda o habría aparecido competencia en el supermercado y ya no seríamos sostenibles", admite Peña.
"Podríamos vender casi cualquier producto siempre que tenga un sentido en una foto"
Si los productos de Flamingueo tienen un nexo común, es que "sirvan para hacer fotos bonitas". "Podríamos vender casi cualquier producto siempre que tenga un sentido en una foto. Una taza con una frase no me dice mucho; en cambio, una taza con forma de elefante sí que me encaja para una foto", explica. Buscan "generar momentos de diversión ideales para hacerse fotos por redes sociales". Han conseguido la simpatía de instagramers como Jesús Oviedo (de los Gemeliers), María Pombo o MartaLozano, que se hicieron fotos con los famosos flotadores.
Flamingueo ya tiene más de 250.000 seguidores en todas sus redes sociales, ha vendido más de 60.000 productos y da trabajo a siete trabajadores. El 80% se concentra en España, y el 20% restante, por Francia, Italia y Alemania, gracias a la tienda online destinada al público europeo que lanzaron en febrero. Han facturado un total de 2 millones de euros en estos tres años de vida y esperan cerrar 2019 duplicando la facturación del pasado ejercicio. Tienen un objetivo marcado a corto plazo que los hace mucha ilusión: abrirán su primera tienda física en Valencia en Navidad; si la respuesta "es tan buena" como esperan, abrirán otras en Madrid y en Barcelona.