Que un producto traiga el eslogan de 'natural', no quiere decir que la totalidad de sus ingredientes lo sean. Quizás lo son el 5%, quizás el 10%, pero la cifra normalmente se queda muy por debajo de la mitad. Esta es una de las principales críticas que hace el CEO y cofundador de Freshly Cosmetics, Miquel Antolín.
La compañía hace cerca de un año que se encuentra al mercado y, asegura, se diferencia de la competencia para hacer "desde la formulación hasta la comercialización al cliente a través del ecommerce" de unos productos elaborados con un 99% de ingredientes totalmente naturales. "Intentamos actualizar el concepto de cosmética del siglo XXI con ingredientes orgánicos que se salen de la típica lavanda o tomillo, como lo pueden ser las algas o las baies", concreta, "el que hacemos es innovar con fundamentos científicos que avalan su uso".
Una regulación difundida
La empresa la han creado por tres ingenieros de la industria química que, cansados del enfoque del sector, vieron en la emprendeduría la oportunidad de cambiar el mercado. "Queríamos alejarnos de los productos pseudonaturals que traen una cantidad mínima de elementos orgánicos y que no están cubriendo la demanda de un mercado que tiene un crecimiento importante", argumenta Antolín. Y lo hicieron en un tiempo récord: el septiembre del 2015 constituían la empresa y seis meses después, salían al mercado.
El problema que identifica es la carencia de un marco que lo regule: "No hay una normativa que vigile el porcentaje de ingredientes naturales que hacen falta para poner el adjetivo al etiquetado. Hay certificados, pero no son necesarios". Freshly Cosmetics sí que tiene un sello, el de Vida Sana, una certificadora suiza que controla la formulación y que, en este caso, permite al consumidor saber que el producto está libre de parabens, siliconas, sulfatos o cualquiera otro elemento sintético. "El único 1% que no es natural se corresponde a los conservantes que por ley se tienen que aplicar porque dure al menos seis meses, porque hasta ahora no hemos encontrado una alternativa natural", añade el CEO.
El hecho de pasar por voluntad propia este examen, para la compañía es una "muestra de transparencia hacia el consumidor". Antolín reconoce que el cliente todavía no sabe leer del todo las etiquetas y que estos certificados los permiten identificar marcas de confianza.
No es un lujo, es salud
El target principal de Freshly Cosmetics es una mujer de entre 25 y 35 años que indaga por la red para encontrar nuevas marcas y que adquiere sus productos, mayoritariamente, a través de Internet. "Son consumidoras que hablan entre ellas para obtener información sobre cosmética natural y tienen poder de influencia. Preguntan a las marcas, se informan y ven las redes sociales como un canal mucho más transparente", describe sobre su clienta, y afirma que "el comprador cada vez valora más la información que recibe y como las marcas se comportan con él".
Este es uno de los motivos por los cuales el segmento eco ha ganado presencia. Lo ha impulsado la alimentación, pero la cosmética natural está registrando un crecimiento anual del 10% en Europa. Antolín atribuye a las nuevas generaciones la consolidación, todo y apunta a la carencia de recursos económicos que el aumento no sea mayor. En cualquier caso, afirma que "el lujo está desapareciendo porque el consumidor prefiere invertir en calidad" y que el verdadero boom llegará cuando la parte más joven de la sociedad se introduzca al mercado.
Ya no se trata de caprichos, sino de necesidades, y las marcas lo saben. El cofundadora de Freshly Cosmetics divisa que en un plazo de cuatro años grandes marcas como La Óreal también sumarán en su catálogo productos naturales y que dejará de ser un mercado dominado por pequeñas marcas. "Los consumidores cada vez prueban más cremas o champús y, como que los gusta, acaban introduciéndolo en su estilo de vida y lo adaptan a sus capacidades adquisitivas", afirma. De aquí que en este plazo el equipo se fije el objetivo de consolidarse en España –"y si podemos en Europa"- para hacer frente al incremento de la competencia quehabrá.
Consolidar la presencia online
Las formulaciones se diseñan en Reus, de dónde es la compañía; un laboratorio barcelonés elabora el producto; y son los envases de una compañía de Álava y las etiquetas, de un negocio del Anoia que también trabaja con Freixenet y Codorníu, entre otros. En cuanto a los ingredientes, dado que incluyen elementos de todo el mundo, son de proximidad aquellos que lo permiten.
Toda esta globalidad del producto los permitió cerrar el 2016 con una facturación de 273.000 euros y prevén lograr el millón de euros este año. Hoy por hoy, se centran a consolidar la marca y a reforzar su presencia en las redes, así como conseguir superar la franja del 25% de recurrencia de sus clientes.