Fuelium se puso las pilas con un test de embarazo. Un juego de palabras que sirve para resumir el origen de estas baterías de papel, carbono y metales biodegradables que ni contaminan ni necesitan ser recicladas. Todo va empezar a finales de 2015 con un grupo de investigación del tridente formado por el Instituto y el Centro Nacional de Microelectrónica y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IMS-CNM-CSIC) que innovó cambiando los metales nobles (y caros) por electrodos de bajo coste. "La aplicación surge cuando me hago un test de embarazo y al abrirlo vemos que contiene una pila de botón que contamina", explica la cofundadora de Fuelium, Neus Sabaté.
El equipo inicial estaba formado por Sabaté y su becario e investigador Juan Pablo Esquivel y no dudaron al contactar con el emprendedor Sergi Gassó (Pragmatics Diagnostics) para hacer realidad el proyecto. Ahora ya son seis personas trabajando y todos ellos doctores. Desde el amor y la lucha por un medio más sostenible, Fuelium "desnuda" las pilas de sus componentes tóxicos y deja "un corazón de papel con una química muy básica" para hacer baterías "totalmente biodegradables". La competencia en el sector es más bien escasa: "Hay pilas desechables que son tarjetas aplanadas no tóxicas pero no desaparecen como las nuestras".
Borne tono be global
"Somos pioneros en la batería sostenible y ecológica. Todavía nohabíamos visto ninguno", reivindica Sabaté. Su aplicación se centra en la salud y en los dispositivos médicos de una sola querencia como, por ejemplo, los tests de embarazo. Desde el tejido industrial de Cataluña, Fuelium aspira a "un mercado internacional" y se autodefeineix como borne tono be global. No se cierra ni a nada ni a nadie. Sus baterías ya se han probado en algunas ferias sectoriales y Sabaté reconoce que "ya están en contacto con un primer cliente" para firmar un contrato de comercialización. De hecho, este es su principal objetivo antes de celebrar la llegada del 2018.
Fuelium 'desnuda' las pilas de sus componentes tóxicos y deja 'un corazón de papel'
En cuanto a la regulación, Sabaté asegura que la de las energías es más "light" que la de diagnóstico. En cualquier caso, Fuelium no quiere quedarse sin batería y por eso ya estudia expandirse del diagnóstico al packaging. "Queremos hacer baterías que estén integradas dentro de los cartones y el empaque de los productos para hacer el seguimiento de la cadena de frío y tener un papel relevante en la internet of things. Queremos ser los que aportamos energía sostenible en una pila que pueda ser el camino de vida de un envoltorio", explica Sabaté.
Más allá de los regalos
Sin haber participado en ninguna ronda de financiación, Fuelium ya ha levantado medio millón de euros de capital. Cómo? A tres bandas: el capital inicial de los socios fundadores, una ayuda pública y el premio del fondo de emprendedores de la Fundación Repsol. De momento, Sabaté prefiere no hablar de cifras de facturación: "Es muy pronto". "Nuestro modelo de negocio consiste al integrar nuestras baterías dentro del test de diagnóstico a medida y después cobrar royalties. Estamos todavía mirando qué es el precio de la pila más competitivo", añade.
Sabaté aprovechó la fiesta de las startups celebrada en el Camp Nou para emplazar a los inversores a impulsar cápsulas de 100.000 o 150.000 euros destinadas a proyectos científicos. "Antes de invertirtendría que haber alguien que regalara", asegura, pero como de regalos no se vive, defiende con un sormiure que se tiene que retener el talento y aprovechar la inquietud y la curiosidad que impera entre los jóvenes.