"Por qué los corazones de golosina tienen que ser de melocotón y los gatos de pegadolça?". Esta es una de aquellas preguntas que el 99% de la población no se plantea. La mayoría, simplemente, se come el dulce sin dar más vueltas. Entre el 1% restante hay la biotecnòloga, reconvertida a emprendedora, Anna Ubach. Y de estas preguntas surgen las grandes ideas que en ocasiones acaban aconteciendo negocios.
Ubach también se preguntó por qué sus hijos tenían que comer las golosinas industriales, llenas de conservantes y colorantes. Y de todos estas cuestiones se fue cocinando, a fuego lento, el que hoy es GumiAnoles, una empresa fabricando de dulces capaz de hacer variedades con todo tipos de gustos y formas con sólo cuatro ingredientes: azúcar biológico, agua, gelatina y la fruta escogida.
De momento, el negocio crece con reparto igual de las ventas entre las ferias de productos artesanales y los grandes encargos de empresas, que ven en las golosinas una opción promocional diferente, llamativa y personalizada. El objetivo de Ubach, pero, es que el peso de los encargos crezca. "Las ferias son una buena herramienta para darse a conocer y mostrar la variedad de sabores y formas que podemos hacer, pero son irregulares. En cambio, los pedidos para marcas permiten trabajar con volúmenes más altos con la garantía que los venderás, hacer productos personalizados y, así, dar más estabilidad al negocio".
Una salida profesional inesperada
Con tres años y medio a las espaldas, GumiAnoles sigue un ritmo de crecimiento sostenido, doblando facturación cada año y prevé acciones de marketing y posicionamiento que le permitan hacer un salto tanto en producción como en distribución de las golosinas. Pero la historia de la empresa no parte de un plan trazado a conciencia por su fundadora.
El caso de Anna Ubach es el ejemplo de la emprendeduría por necesidad. Biotecnòloga de profesión, la ahora empresaria se quedó al paro en 2012, justo cuando parecía que la compañía en la que trabajaba era inmune en la crisis. Podría haber optado por la vía que han tomado tantos otros y marchar al extranjero, pero su situación familiar le impedía. La solución la encontró en la escuela de sus hijos.
"Al colegio celebramos cada año la Fiesta de la cocina, y yo me encargo de enseñar a los niños la parte técnica: por qué se hincha el pan, como dar gusto a las golosinas... Al final ayudé mi hija grande a hacer golosinas y, de aquella experiencia, salieron muchos encargos". Después de unas sesiones con la Cámara de Terrassa para analizar la viabilidad del proyecto, Ubach adecuó la cocina de casa suya para cumplir con todos los requerimientos de sanidad e iniciar su aventura empresarial.
Un proceso científico
Puede parecer que el pasado como biotecnòloga de Ubach tiene poco a ver con su nueva trayectoria empresarial, pero la emprendedora asegura que sus conocimientos son de gran utilidad. "Primero, para no envenenar nadie", hace broma. Las aplicaciones de la ciencia en la cocina de sus golosinas van más allá. "Sigo un rigor metódico por el desarrollo de nuevas recetas y esto me ayuda a crear nuevos sabores y texturas que van más allá de la fruta y a responder a las necesidades de los clientes con restricciones a su dieta".
Porque estas son dos de las características más importantes de GomiAnoles: la oferta de golosinas adaptadas a todo tipos de opciones alimentarias y la creación de gustos imposibles de ver en los dulces industriales.
En los últimos meses, a la empresa ha desarrollado productos sin azúcar, aptos por celiacos y por diabéticos, y en su catálogopodemos encontrar variedades de aceite, gintònic, vino o cava. Siempre elaborados con productos de proximidad. "Siempre hay dos reacciones, los más escépticos y los que selanzan a probarlo. El más importante es que nos diferenciamos con un producto peculiar y mucho más saludable que las opciones industriales".