"Búscalo a Google" es una frase que se repite miles de veces a lo largo del día y en diferentes idiomas. Los datos lo corroboran: Google es el buscador preferido de casi el 90% de los internautas y al Estado español supera el 95%, según el portal de estadísticas Statcounter. Que tenga el catálogo web más grande del mundo con 40 millones de páginas indexadas, su rapidez y facilidad de uso y que el usuario obtenga resultados relevantes explican, según los expertos, el éxito.
Antes de su irrupción - Google se fundó en 1997 y se popularizó a partir del 1998- había directorios como Yahoo o buscadores como Altavista, Lycos o WebCrawler que compartían la cuota de mercado, pero ahora, según el profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC Alexandre López-Borrull "la competencia prácticamente ha desaparecido y esto también genera unos riesgos".
López-Borrull: "Google se mejora a él mismo. En el mundo occidental va un paso adelante"
Todo ello ha traído a la creación de una gran compañía que ha desplegado un amplio abanico de herramientas como el servicio de mapas (Google Maps), el servicio de calendario (Google Calendar), ficheros en la nube (Google Drive), etc. La última novedad ha sido Duplex, un asistente que podrá hacer gestiones telefónicas. Una voz neutra podrá trucar, por ejemplo, a restaurantes para reservar mesa. "Google se mejora a él mismo. En el mundo occidental va un paso adelante", sostiene López-Borrull.
Las enciclopedias en papel son historia
Antes de internet, donde buscábamos la información? Los diccionarios y las enciclopedias físicas se han acabado convirtiendo a muchos hogares en objetos de decoración de muchos comedores. Le suyas versiones en digital y el hecho de disponer de la información con un clic han enterrado viejos sistemas de información. Y también los nuevos. Muchos de los usuarios de internet ya no se informan con los medios clásicos (prensa escrita, radio o televisión), lo hacen con los ceradors y con los medios sociales.
Twitter, YouTube y Snapchat son algunas de las redes que sustituyen los medios clásicos
Una encuesta del centro de investigación Pew Research Center revela que casi el 75% de la población norteamericana utiliza las redes sociales para informarse. Lo hacen sobre todo con Twitter, YouTube y Snapchat, el que para la profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, Núria Ferran, muestra como "los medios dejan de tener el peso que tenían a la hora de buscar el certificado de credibilidad y este se traslada al intermediario entre la fuente y el receptor".
Los contenidos que funcionan más bien en las redes sociales son los que han recibido respuestas emocionales y tratan sobre temas que son tendencia. También triunfan los que tienen formatos visuales, que captan la atención y que van acompañados de títulos efectistas, hecho que asegura que reúne muchos me gustas y comparticiones.
Las fake news llegan además de 10.000 usuarios de Twitter
Uno de los principales peligros de los buscadores como Google y también de las redes sociales son las noticias falsas (fake news), que se extienden y en muchos casos son muy difíciles de detectar. Un estudio publicado a la revista Science apunta que estas informaciones tienen un 70% más de probabilidades de ser reproducidas que las noticias ciertas.
Según este informe, mientras que las noticias ciertas rara vez llegaban además de mil personas, los contenidos falsos llegaban además de 10.000 usuarios de Twitter. López-Borrull destaca la responsabilidad que tienen Google y las redes sociales a la hora de detectar este tipo de informaciones que se viralitzen rápidamente. Google, concreta, está desarrollando herramientas para poder filtrar más bien la información, no solamente desde el punto de vista tecnológico, sino también con la participación de los usuarios, porque puedan detectar este tipo de informaciones y avisar en caso de que descubran.
López-Borrull: "La gente tiene que aprender a distinguir si una información es cierta o falsa"
También aconseja a los usuarios que aprendan a detectarlas. Todo ello comporta todo un reto para los profesionales de la información. "Si antes enseñábamos a distinguir diccionarios o enciclopedias neutras, ahora este análisis también se tendría que hacer con las informaciones: que la gente aprenda a distinguir si una información es cierta o falsa", explica este profesor.