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Como abandonar (la secta) Apple sin morir en el intento

A petición de los lectores de VÍA Emprendida, Quico Domingo elabora el diario de un exaddicte a los productos de la manzana

Quico Domingo es un reconocido seguidor de los productos Apple | iStock
Quico Domingo es un reconocido seguidor de los productos Apple | iStock
Barcelona
04 de Junio de 2018

Hoy lo he decidido. Después de leer un artículo que explicaba con todo lujo de detalles en cuánto se habrían convertido todo el dinero que he gastado en productos Apple, si los hubiera invertido en acciones de la compañía, he llegado a la conclusión que basta. Quizás no seré multimillonario pero seré un hombre libre. El cambio no sería fácil. Durante años sólo he tenido que preocuparme de pre-reservar el nuevo producto de turno para asegurarme que lo tendría el primer día y ahora, un golpe rotas las cadenas, toca tomar decisiones.

El primero que hay que afrontar es la elige de la marca. Un Samsung Galaxy? Un Google Pixel? Un OnePlus? Desde que dejé de comprar PCs a la Ronda de Sant Antoni de Barcelona no me había vuelto a preocupar de la memoria RAM o la potencia de los microprocesadores... y ahora todo esto vuelve...

Pero todo sea por una buena causa. Así que un golpe decididos los Cores, los Gigahertzs y los gigas de RAM, la migración de datos ha sido de lo más sencilla.

Google pone a disposición de sus nuevos usuarios una web con instrucciones detalladas del proceso™. Resumiendo, basta con descargar la aplicación Google Drive a la iPhone antiguo y, al abrirla, pedirle que haga una copia de seguridad completa de nuestro dispositivo.

Al configurar el nuevo aparato Android con las mismas credenciales, el sistema nos pedirá si queremos restaurar documentos, imágenes, contactos... Y todo listo!

Sin embargo, el primer día no ha sido fácil: no reconozco el tono de llamada o de los mensajes cuando mi teléfono suena, me cuesta acostumbrarme al teclado y no puedo parar de pensar en si mañana por la mañana la alarma me despertará como siempre...

Otras cosas, pero, han sido coser y cantar. La mayoría de aplicaciones que usaba a la iPhone –Watsapp, Telegram, Instagram, Twitter...– son totalmente idénticas. En algunas, como por ejemplo los Podcasts, he tenido que buscar alternativas. En este caso, me he decidido por Pocket Casts, una aplicación que, a pesar de costar 2,99 euros me ha parecido infinitamente más práctica que la app nativa de iOS.

El día siguiente por la mañana, después de quitarme con total normalidad y mientras me espolsava las legañas en la ducha, me he visualizado unos minutos antes apagando la alarma del teléfono, que sonaba al sonido de la ya mítica Marimba. Al salir de la ducha, no he querido ni enjugarme. He sacado el hacia la habitación, he mirado la mesilla de noche... y allá era, mi fantástico iPhone X!

Decididamente, tengo que dejar de ver películas de terror por la noche, que después tengo pesadillas.