Se acerca septiembre y llegan los nuevos propósitos. El cambio de profesión es un objetivo recurrente entre algunas personas, pero visto como inabarcable muchas veces. Según un informe de Adecco, el 36,1% de los españoles elegiría otra carrera laboral si pudiera volver atrás. Cuáles son, pues, los síntomas que indican la necesidad de un cambio de profesión? Cuáles son los pasos que hay que seguir? Y si no se cumplen las expectativas? Estas cuestiones y otras las explica Elena Trilla, executive coach y profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.
"Casi todos los indicadores que apuntan la necesidad de un cambio profesional están relacionados con la carencia de motivación, tanto interna como externa", apunta Trilla. Entre los síntomas internos hay la dificultad para quitarse cada mañana, la sensación de estancamiento en el desarrollo profesional o un estado de ánimo más negativo e irritable, incluso con los amigos. Además, se sufre el síndrome de Estocolmo, debido a la cual la persona, a pesar de que se encuentra mal en el trabajo, es incapaz de abandonar los compañeros o buscar otro trabajo porque piensa que "traiciona la empresa". El desequilibrio entre el que el trabajo aporta y saca a la larga también puede afectar emocionalmente el trabajador.
"El conflicto de valores entre la empresa y el empleado puede ser motivo de una reorientación profesional"
Otros factores, pero que ya dependen de la empresa, son una remuneración escasa o unas condiciones de trabajo malas. La planificación empresarial inadecuada también puede afectar, porque cuando no hay una estrategia definida el trabajador no sabe qué tiene que hacer o como lo puede hacer. "Incluso, el conflicto de valores entre la empresa y el empleado, como por ejemplo la calidad, el respeto y el buen ambiente, puede ser motivo de una reorientación profesional", señala la experta.
Consejos para la reorientación
"Es importante que las personas analicen qué es importante para ellas de un trabajo", remarca la asesora. Hacerse preguntas como por ejemplo "qué busco de un trabajo?", "qué es el que me motiva?" o "como me veo de aquí a cinco años?", ayuda a encontrar respuestas que permiten dar el paso para el cambio.
"Hacer un DAFO ayuda el trabajador a ver todo su potencial y a romper con las creencias que lo puedan limitar para abrir nuevas opciones"
Identificar los puntos fuertes y débiles del trabajo también es un elemento clave. "Cada cual tiene que analizar las capacidades y las habilidades, los conocimientos técnicos y la experiencia que tiene, y también su manera de ser", apunta Trilla. "Hacer un DAFO, acompañado de un profesional, ayuda el trabajador a ver todo su potencial y a romper con las creencias que lo puedan limitar para abrir nuevas opciones", añade. A la vez, pero, también es necesario que investigue el mercado laboral para ver las oportunidades y las amenazas que puede encontrar. "Se tiene que pensar en el mejor, pero prepararse para el peor."
Cuando la persona siendo realmente que quiere cambiar, tiene que evitar hacerlo de manera impulsiva. "Es importante diseñar bien la estrategia y tener en cuenta la realidad para hacer un cambio que sea ecológico para todas las áreas de su vida", advierte la profesora de la UOC. Además, es un camino que requiere un cuánto tiempo, sobre todo porque, muy probablemente, será necesario formarse en alguna área para actualizar los conocimientos.
"Irse de malas maneras es un error que la gente comete a menudo"
Por otro lado, hay que despedirse bien del trabajo. "Irse de malas maneras es un error que la gente comete a menudo. Cuando se quiere hacer un cambio profesional, a veces se cierra la persiana y no se quiere saber nada más de la empresa, incluso del sector, y esto puede cerrar las puertas en el futuro", apunta la experta. "Tenemos que pensar que los compañeros son una parte importante de nuestra red de contactos", añade.
El miedo y una mente rígida, enemigas del cambio
"No nos tenemos que dejar llevar por el miedo del cambio si hemos analizado bien todos los aspectos", advierte Trilla. De hecho, la experta comenta que no se tiene que desistir nunca de un cambio profesional, y en todo caso, el que se tiene que valorar es un cambio de perspectiva. "Esto está muy conectado con las creencias que tenemos de nosotros mismos, que nos impiden ver otras opciones, como por ejemplo intentar acceder a un trabajo en un sector en que no tenemos experiencia, pero en cambio, podemos tener las competencias adecuadas para ejercer las funciones que requiere el lugar."