06
de Marzo
de
2017
Internet está pleno de bromas sobre las proezas rusas. Sólo hay que hacer una busca a Youtube para darse cuenta que son capaces de prácticamente todo. Y el cierto es que viendo que el emprendida Apios-corazón, con sede en Moscú se dedica a imprimir edificios en 3D, las proezas de rusos embriagados de vodka parecen más bien modestas.
Hasta ahora, la actividad de esta empresa se basaba en la impresión de edificios –o partes de edificios– a sus instalaciones que después se trasladaban y montaban a lugar. Sin embargo, ahora la compañera ha ido un paso más allá anunciando una nueva impresora capaz de construir una casa directamente sobre el terreno.
De acuerdo, se trata de una vivienda pequeña, de 38 metros cuadrados, pero no por eso el resultado es menos espectacular. El aparato, una especie de brazo giratorio, ha sido capaz de completar la construcción en 24 horas a 35 grados bajo cero. Por supuesto, la impresora sólo construye la estructura del edificio, que un golpe finalizado se remata añadiendo un techo plano, puertas y ventanas, aislantes y la pintura de la fachada.
Esta pequeña casa de 38 metros cuadrados cuenta con todo el necesario para vivir: un pequeño pasillo, una sala de estar, un baño y una pequeña cocina.
Hasta ahora, la actividad de esta empresa se basaba en la impresión de edificios –o partes de edificios– a sus instalaciones que después se trasladaban y montaban a lugar. Sin embargo, ahora la compañera ha ido un paso más allá anunciando una nueva impresora capaz de construir una casa directamente sobre el terreno.
De acuerdo, se trata de una vivienda pequeña, de 38 metros cuadrados, pero no por eso el resultado es menos espectacular. El aparato, una especie de brazo giratorio, ha sido capaz de completar la construcción en 24 horas a 35 grados bajo cero. Por supuesto, la impresora sólo construye la estructura del edificio, que un golpe finalizado se remata añadiendo un techo plano, puertas y ventanas, aislantes y la pintura de la fachada.
Esta pequeña casa de 38 metros cuadrados cuenta con todo el necesario para vivir: un pequeño pasillo, una sala de estar, un baño y una pequeña cocina.
Pero el más impactante del producto no son el tiempo de construcción ni el resultado, sino su coste, que gracias a la técnica empleada se ha reducido hasta los 10.000 dólares.
Quizás nos hemos equivocado todo este tiempo, y el futuro de la impresión 3D no es la creación de ropa, comer o recambios domésticos, sino que se basa en la impresión industrial de gran formato.