Sostenible, consciente, verde o bio son etiquetas que cada vez se están quedando más vacías de significado. Ante un cambio de los modos de consumo como respuesta a la crisis climática que vivimos muchas marcas de moda han querido colgarse estas etiquetas sin hacer cambios en su producción o introduciendo únicamente pequeños elementos reciclados. Podríamos adaptar el antiguo dicho para asegurar que no es verde todo lo que lleva una etiqueta de reciclado. ¿Por qué? Pues porque producir mercancías que sean realmente sostenibles conlleva uno compromiso, un esfuerzo y unos costes que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Por suerte las hermanas Rossinyol no forman parte de este grupo. Las dos emprendedoras han decidido que tumbarán todos los obstáculos que haga falta para sacar adelante su proyecto de moda de baño 100% sostenible a través de su startup B the Beach Brand, con sede en Barcelona Activa, la presentación de la cual se ha visto aplazada por el coronavirus.
Berta y MariaRossinyol son dos hermanas apasionadas por la moda de baño y preocupadas por el medio ambiente. A pesar de compartir estos intereses no fue hasta que Berta se trasladó a Australia que decidió fusionar estos aspectos en un proyecto empresarial. "Siempre me ha encantado la moda y cuando marché a Australia pude dedicarme más seriamente a diseñar", recuerda la fundadora, quien además, recalca cómo la cultura de la moda de baño está muy arraigada al país oceánico y que influye en los diseños de la compañía.
Mientras su hermana estaba en Australia, Maria empezó a buscar proveedores aquí. Desde el mismo momento en el que se decidieron a dar el salto para materializar este proyecto las dos sabían que querían que fuera realmente sostenible. "Nosotras ya habíamos comprado bañadores de marcas australianas, pero nos encontrábamos que algunos eran de materiales reciclados hechos en Milán, enviados a Australia y finalmente de vuelta hacia Europa. Puede ser de materiales reciclados pero el transporte que todo esto implica no tiene nada de sostenible", sentencia Maria Rossinyol. Las hermanas y compañeras de negocio no querían caer en el mismo error.
"La tela se crea con las redes de pescadores que quedan abandonadas en el mar, el material contaminante más abundante en el mar"
A toda costa
Un producto no se convierte en sostenible porque le pongas una etiqueta reciclada. Hay muchos factores que intervienen en esta clasificación. Al tratarse de una industria relativamente incipiente las dos emprendedoras han aprendido la dificultad que comporta una producción completamente sostenible a base de toparse con muros y tumbarlos.
Las primeras dificultades nacen con lo más básico para la moda, la tela. "Dijimos: hagámoslo todo con proveedores de aquí", recuerda Berta Rossinyol. Pero esto no fue dicho y hecho, Italia es la principal productora de este tipo de tela y en Catalunya sólo encontraron un proveedor. "La tela se crea con las redes de pescadores que quedan abandonadas en el mar, que son el material contaminante más abundante en el mar", puntualiza Berta. Las redes son recicladas y convertidas en tela, un proceso que es menos contaminante que la creación del nilón tradicional.
"Sí es verdad que nos vemos limitadas con la gama de colores, puesto que no hay una oferta muy amplía, pero es uno de los precios de producir moda sostenible", asegura Berta. Las hermanas son optimistas y esperan que contra más empresas apuesten más diversidad habrá. De hecho ya han vivido esta experiencia. "El año pasado cuando empezamos a pedir muestras de aquí de telas recicladas sólo encontramos un proveedor y este año nos han avisado de que habrá otro", asegura Maria.
Pero el éxito o el fracaso a menudo se encuentra en los detalles y las hermanas Rossinyol son muy consciente. ¿Si el material es reciclado pero el embalaje es de plástico podemos considerar que el cómputo del producto resulta positivo para el planeta? Para Berta y Maria la respuesta es no. Prescindir de cualquier expresión de plástico no ha sido nada fácil por las dos jóvenes.
"Nos encontramos que, por ejemplo, las pegatinas higiénicas que hay en los bañadores, y que siempre son de plástico, nosotras las queríamos hacer compostables, pero sólo nos lo podían hacer en Estados Unidos", lamenta Berta. Para las dos hermanas esta no era una solución satisfactoria por la huella ecológica que suponía el transporte desde el otro lado del Atlántico. "Hemos encontrado un proveedor que hace etiquetas de este tipo y nos las hará compostables", celebra Maria. Las dos emprendedoras están abriendo camino con cada obstáculo que superan para conseguir hacer un producto completamente coherente.
Un futuro verde y circular
El futuro más inmediato de B the Beach Brand es salir al mercado. Las dos jóvenes quieren empezar la venta directamente con su clientela y, más adelante, no descartan ponerse en contacto con otras tiendas para comercializar sus productos. La compañía pretendía presentarse oficialmente en el mercado de Palo Alto celebrado en el Poblenou el primer fin de semana de abril. Actualmente, es complicado asegurar si esta predicción se cumplirá dada la situación.
Además, Maria y Berta Rossinyol quieren ampliar su oferta con más productos y más diversidad. Siempre sin perder de vista su principal objetivo: ofrecer moda de baño completamente sostenible. Es por eso que las dos emprendedoras estudian introducir en su negocio estrategias de la economía circular.