Esta semana se han presentado todas las novedades del MWC, y todas las grandes y pequeñas marcas sehan dejado la piel para destacar ante los otros. Estaba prohibido volver a ser el mediocre que sumergía el teléfono en un cubo de agua. Ahora tocaba decir que los teléfonos tienen 5G y que por lo tanto permiten hacer conciertos, operaciones complicadas y vídeo-conferencias a tiempo real. Aparte, de las pantallas que se doblan pero no tepuedes acercar más de un metro, que si no se ve el truco (pista: son bastante de nyigui-nyogui).
Del que parece que nadiehable es del cambio de paradigma que algunas empresas han presentado sin que nos hayamos planteado profundamente el que supone. Ya pasó con el software, y ahora parece que está pasando también con el hardware.
"Hablamos de la tecnología como servicio. Ya no poseemos nada, sino que disponemos a demanda"
Hablamos de la tecnología como servicio. Ya no poseemos nada, sino que disponemos a demanda. Me explico: Empezamos comprando cintas de vídeo en VHS o Beta de las películas que más nos gustaban, pasamos a poseerlas durante tres días para disfrutarlas gracias al videoclub, y ahora simplemente pagamos una suscripción a Netflix, HBO, Movistar o Filmen para ver películas a demanda. Con el software era bastante fácil, porque la movilidad y ubicuidad del producto hace que encima no tengamos que ser en un lugar determinado en un momento concreto. Y no sólo hablamos de films, sino también de música, software de retoque fotográfico o espacio a la nube.
La parte oscura es el tema de los derechos que hace que si queremos ver un producto concreto tengamos que ir a una plataforma determinada. O quizás queremos ver una serie que empieza a partir de la temporada 4 porque aquella plataforma no tiene los derechos de las tres primeras. Además, si un producto no tiene demanda, lo pueden sacar del catálogo y que sea imposible volverlo a consumir si no es en una filmoteca, biblioteca o similar.
Y ahora, todo esto, está llegando al hardware. ¿Cómo? En base de productos a demanda que tampoco poseemos, pero que disponemos cuando los necesitamos.
Seat ha presentado el Minimó, un coche 100% eléctrico con baterías extraíbles pensado porque esté repartido por las ciudades y poderlo disponer a demanda por usuarios. Como las e-Cooltra o Scoot que se pueden encontrar por Barcelona, que son motos eléctricas que se alquilan por minutos y se paga sólo por el tiempo que se utilizan. De hecho, Seat ya ha dejado muy claro que este coche se puede aparcar en los estacionamientos de moto y que está muy pensado para empresas y no tanto para tener uno en propiedad.
Este tema me ha hecho reflexionar, y paseando por el MWC he encontrado otros productos tangibles que tienen sentido en este tipo de economías. Por ejemplo todos los dispositivos de Realidad Virtual avance. No hablo de ojeras que usan el teléfono móvil y que tienen una calidad cuestionable, sino aquellos que valen a partir de 1.500 euros y que son complicados de configurar: calibrar sensores, cables que tendrían que ir por el techo, auriculares integrados que imitan un 5.1... No me imagino perder más de 5 minutos haciendo esto y cogiendo una urticària porque hay un error de software justo cuando lo necesito. Si hemos llegado hasta aquí, como mínimo que sea todo "plug-and-play".
Ya no sólo hablamos de ojeras. ¿Estaríais dispuestos a colocar una silla de 25.000 euros a casa vuestra que se sincroniza con los movimientos del juego o película que estás mirando? Se llama Whiplash, está hecho en Pineda de Mar y para no marearte con las ojeras es ideal. Los médicos dicen que si "voces" que te mueves, "notes" que te mueves. Pero aparte del precio, son productos que requieren una habitación entera y por lo tanto tienen más sentido en centros de ocio o museos.
"Las pantallas que se doblan pueden estar muy bien, pero la verdadera revolución vendrá el día que salvamos una vida gracias a las nuevas ambulancias 5G"
El mismo pasó con las impresoras 3D, recordáis? Tenían que cambiar el mundo, pero ahora si el 2019 queremos imprimir, podemos ir a uno centre tipo FabLab, donde con un servicio similar a una copistería, nos imprimirán aquella cosa que necesitamos en 3D, con máquinas que seguramente no estén al alcance de todo el mundo, muy calibradas, con la última actualización de software y con un mantenimiento hecho como es debido.
Y quien dice que no acabe pasando con otros dispositivos menos comunes? No hablo de móviles, ni mesitas, ni ordenadores, que ya hay servicios de rènting, pero el grueso de la gente tiene el suyo. Hace años que ya lo tenemos con las lavadoras, que apenas caben en algunos pisos.
Un futuro donde cada vez tenemos menos tiempo porque trabajamos mucho, menos espacio porque los pisos son pequeños, y menos dinero porque los sueldos en casa nuestra son cómo son, las empresas se transforman y sus modelos de negocio también. Las pantallas que se doblan pueden estar muy bien, pero la verdadera revolución vendrá el día que salvamos una vida gracias a las nuevas ambulancias 5G del Gobierno, nohaya problemas de contaminación a las ciudades y los transportes funcionen correctamente y dejen de hacer huelga. Mientras vamos ninguno aquí, es el futuro que quiero por el MWC y por mis gadgets.