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Gigi Wang: "Las innovaciones que hacen ganar más dinero son las de modelo de negocio"

La emprendedora y profesora en la Universidad de Berkeley asegura que la covid-19 deja un buen escenario para emprender: la gente tiene más tiempo, herramientas para colaborar a distancia y la pandemia abre nuevos retos

Gigi Wang, emprendedora, experta en innovació y profesora en la Universidad de Berkeley
Gigi Wang, emprendedora, experta en innovació y profesora en la Universidad de Berkeley
Barcelona
21 de Noviembre de 2020

Desde que empezó a trabajar en startups no ha podido volver a una gran empresa: la burocracia y la dificultad de innovar la repelen. Ingeniera industrial de formación, Gigi Wang es emprendedora, experta en innovación y profesora en la Universidad de Berkeley; este octubre ha participado en una misión -virtual- a SiliconValley para mujeres emprendedoras organizada por Acció, agencia para la competitividad de la empresa de la Generalitat. Asegura que todas las empresas de todos los sectores pueden innovar, pero considera que no cualquier persona puede ser emprendedora; hay que tener una mentalidad de crecimiento. La irrupción de la covid-19 en escena, según Wang, ha dejado un buen escenario para "coger aquella idea que tenemos aparcada desde hace tiempo y trabajarla", puesto que los inversores tienen más tiempo de escuchar propuestas. Si una cosa falta en el ecosistema de startups mundial son mujeres y la explicación que encuentra la profesora es la actitud: "Los hombres se validan a sí mismos y las mujeres muchas veces necesitamos que otra persona nos diga que lo hemos hecho bien".

¿En qué momento supo que quería ser emprendedora?

Mi padre había sido emprendedor. Cuando yo estaba a punto de acabar el instituto, dejó un trabajo en la industria química para empezar su propio negocio, hecho que supuso para él dejar atrás la seguridad que teníamos para perseguir su sueño de tener su empresa. Fue una locura. Al principio casi lo perdió todo, pero después construyó un negocio próspero. Ver eso fue una inspiración para mí: aprendí que se puede arriesgar y tener éxito.

Pero al inicio de su carrera profesional usted trabajó en varias grandes empresas.

Sí, cuando me gradué en Stanford entré en la empresa petrolífera Exxon. Estuve tres años allí, pero después me ficharon en Quaker Oats, una empresa de alimentación, donde trabajaba en nuevos productos y era muy divertido, porque formábamos un equipo multidisciplinar; a mí me encantaba el aspecto de negocio. Mientras todavía trabajaba aquí, empecé un MBA y, cuando lo acabé, ya tenía claro que quería pasar de la ingeniería al negocio y el marketing. En este punto, conseguí un trabajo en telecomunicaciones, en AT&T. Esto era a principios de los años 90: todo era nuevo, estábamos cambiando las comunicaciones. Entonces dejé el trabajo en AT&T para incorporarme en uno de mis clientes, una startup. Y aquí empezó mi viaje con empresas emergentes. Esto quería decir aceptar un recorte de sueldo importante, pero era muy emocionante, porque hacíamos una cosa nueva, especial, queríamos cambiar el mundo. Desde entonces no he podido volver a una gran empresa y tener alrededor toda esta estructura y burocracia; da seguridad, pero no es emocionante.

¿Cualquier persona puede ser emprendedora?

Creo que no. Una de las cosas más importantes para ser emprendedor es tener la mentalidad correcta. En una startup, las cosas cambian muy rápido, por lo tanto, un emprendedor necesita una mentalidad de crecimiento, una zona de confort muy amplia y ganas de probar cosas nuevas. Otra cosa muy importante es incorporar una cultura de confianza. En una startup, cuando alguien tiene una idea todo el mundo tiene que trabajar estrechamente para conseguir la solución nueva y loca que intentamos hacer. De este modo se puede trabajar más rápida y eficientemente.

"La cultura ha empujado a las mujeres lejos de la tecnología; se nos enseña a vestir a nuestra muñeca y a estar bonitas"

Como mujer, ¿se ha encontrado sola en el entorno emprendedor?

Hay mujeres, pero tengo la sensación de que muchas lo dejan a medias. La cultura ha empujado a las mujeres lejos de la tecnología. Se nos enseña a vestir a nuestra muñeca y a estar bonitas, a que no nos interesen las cosas técnicas, construir. Yo tengo dos grados de ingeniería, así que no me asustaba el emprendimiento como mujer porque ya había dado el salto en un mundo de hombres. Cuando llegas a los niveles más altos, la manera como los hombres y las mujeres se comportan, es diferente. Las mujeres quieren debatir y colaborar, mientras que los chicos son más agresivos y confrontacionales. Una cosa muy importante es la confianza en una misma. Las mujeres muchas veces se validan cuando otra persona les dice que lo han hecho bien; los hombres se validan a sí mismos.

¿Cómo se cambia esta mentalidad?

Tenemos que empezar en las escuelas, enseñar a las niñas a tener confianza en sí mismas y no necesitar validación externa. A mí me pasaba que cuando nos enfrentábamos a algún reto en alguna empresa, me daba miedo decir mi idea. La manera como el resto se presentaban a sí mismos me hacía pensar que eran más inteligentes que yo, pero después empecé a pensar: "No son más inteligentes".

¿Cuál es la startup catalana más prometedora del momento?

Hay una de Barcelona que se llama Metrica Sports, que hacen análisis de vídeos de fútbol y ofrecen información útil a los entrenadores. Ha llegado a EE.UU.: entre sus clientes están los Seattle Sounders y la organización de árbitros. ¿No es emocionante? Yo les enseñé como empezar una empresa en 2014 en un bootcamp y seis años después, mira todo lo que hacen.

"La crisis de 2008 fue una sacudida económica en todo el mundo, pero muchas startups que ya se han convertido en grandes empresas nacieron en aquel momento, como Airbnb y Uber"

¿La crisis sanitaria y económica de la covid-19 ha dejado un buen escenario para emprender o es mejor esperar a que se estabilice la situación?

La gente que tiene una mentalidad de crecimiento mira las adversidades como oportunidades. Ahora tenemos más tiempo, en general: es el momento de coger esta idea que tenemos aparcada desde hace tiempo y trabajarla. También es el momento de colaborar, que con herramientas como Zoom es muy fácil. La covid-19 ha hecho que el mundo se enfrente a muchos retos a la vez. Estos tres factores juntos hacen que sea un muy buen momento para trabajar en innovación y nuevas ideas para startups. Si miras al pasado, la crisis de 2008-2009 supuso una sacudida económica en todo el mundo, pero muchas de las startups que ya se han convertido en grandes empresas nacieron en aquel momento, como Airbnb y Uber.

¿Hay dinero para abrir un negocio ahora?

Las primeras etapas son de conceptualización, no se necesita demasiado dinero. La clave es construir tu startup el máximo posible sin captar dinero, para que llegue a cierto valor. Y después ya buscarás financiación, porque con la misma cantidad de dinero, un inversor sólo podrá conseguir una porción más pequeña de tu empresa.

¿Cómo está afectando la crisis al ecosistema emprendedor?

A algunas startups les va bien y a otras, no tanto. Las que van bien son las que están avanzando sin esperar a que se acabe la covid-19. Hay muchas cosas que se pueden hacer ahora mismo: hablar con los clientes, hacer pitches con inversores... Lo más interesante del coronavirus es que la gente está disponible porque está en casa. En mi asignatura de la Universidad de Berkeley pude reunir a seis inversores de capital riesgo para que escucharan las presentaciones de los alumnos que han ideado startups... ¡es mucho más fácil hablar con ellos ahora!

"Cuando trabajaba en una 'corporate' pasaba una cuarta parte del tiempo en reuniones, hay mucha burocracia, un montón de gente que quiere opinar"

¿En que se tiene que innovar en estos momentos?

Las innovaciones que han permitido ganar más dinero en los últimos 10 años son en los modelos de negocio. Un ejemplo claro es Twitch, originalmente una plataforma de streaming de vídeos de cualquier tema. El modelo de negocio era que los anunciantes pagaban para salir en los vídeos, pero no tuvo éxito porque los responsables de marketing de las empresas no sabían qué perfil tenían los espectadores, por lo tanto nadie se anunciaba. Hasta que alguien del equipo dijo: "¿Por qué no construimos un servicio para gamers?" Los jugadores más importantes pueden colgar vídeos de ellos jugando. Básicamente, reorientaron la plataforma a un uso diferente. Los anunciantes sabían entonces que el perfil era de gamer: hombres jóvenes, resumiendo. Para atraer a los mejores gamers, les empezaron a ofrecer una parte de los ingresos por anuncio. ¿No es maravilloso? Tres años después, Amazon los compró por 970 millones de dólares. La innovación en tecnología y producto está bien, pero en el modelo de negocio es todavía mejor.

¿Es más difícil innovar en una gran empresa que en una startup?

Totalmente. Cuando trabajaba en una corporate pasaba una cuarta parte del tiempo en reuniones. Como hay reuniones, hay burocracia, y cuando trabajas en algo, hay un montón de gente que quiere opinar. En general, la gente que trabaja no tiene una mentalidad de crecimiento, porque les gusta la estabilidad.

¿Qué fórmulas tienen para innovar?

Pueden crear un centro de innovación, un departamento que se centre exclusivamente en ello. Lo más importante es crear el equipo: buscar a gente que realmente quiera aportar ideas nuevas, experimentar... Hay una empresa familiar de transporte en Brasil, Águia Branca, que es un negocio de 2.000 millones de dólares. Querían innovar, así que crearon un lab y pusieron a trabajar a un par de miembros del equipo que habían tenido buenas ideas que habían sido frustradas. En los últimos años han lanzado dos servicios que van muy bien. En una empresa grande tienes que aliviar al equipo de innovación de toda la burocracia.

¿Qué papel deben tener las administraciones públicas en la innovación?

Personalmente, creo que los gobiernos tendrían que apoyar a la innovación, pero no dar dinero directamente a las startups. Este es el trabajo de los inversores, que saben cómo encontrar a una compañía y guiarla. Lo que sí pueden hacer es no implementar demasiada burocracia y regulaciones. En EE.UU., la industria de internet no estaba sobreregulada y es por eso que creció tanto: Ebay, Google, Facebook... En cambio, el sector de los móviles sí lo estaba, y esto ha hecho que no hayan aparecido grandes compañías. Otra cosa que pueden hacer los gobiernos es lanzar programas de formación y promoción para las startups, porque tienen mucha influencia, contactos y presupuesto para ayudar las empresas a hacerse globales.