Aquello de Aldea Global* de McLuhan resulta que era verdad. Por si alguien tenía alguna duda, la hiperconectividad nos la trajo y el hiperconfinamiento nos lo ha demostrado. Juntos han hecho que la jornada laboral pase a tener 12 horas, a hacer desaparecer la hora de comer y a convertir nuestra casa en nuestro trabajo. Un buen cielo para el espíritu de La Canadiense.
"Hiperconectividad e hiperconfinamiento han hecho que la jornada laboral pase a tener 12 horas, a hacer desaparecer la hora de comer y a convertir nuestra casa en nuestro trabajo. Un buen cielo para el espíritu de La Canadiense"
La paradoja es que la sociedad más avanzada de la historia no es tan diferente de la de hace cien años; cambian las herramientas, los estilos de vida y el precio del barbero pero la aldea continúa en pie y lo que aprendimos de pequeños en el pueblo sirve hoy.
En un pueblo pequeño todo el mundo se conoce, todo el mundo está localizable todo el día, el trabajo está a unos cuantos pasos de la cama y en cualquier momento podemos pasar si hace falta por cal Cinto a sacar la cabeza. La situación excepcional actual nos ha llevado a una situación bastante similar: estamos más (geo)localizables que nunca, conocemos todos los horarios de nuestros vecinos (y ellos los nuestros), el trabajo está a pocos pasos de la cama y cal Cinto es sólo a un clic de videoconferencia.
Yo de pequeño crecí por fascículos estivales en cal Ganyet de Concabella. Concabella y la Segarra son tierra de castillos, de frontera histórica y de frontera climática: Arizona en verano, Berkshire en invierno. Cuando era pequeño tenía cien habitantes. Concabella siempre tiene cien habitantes. El tiempo era diferente del de la metrópoli de Tàrrega donde vivíamos, tan diferente que recuerdo a mi padrino hablando en hora vieja u hora nueva y si una hora era la hora del reloj o bien la del sol. Aprendí que los acontecimientos no se miden con un tiempo absoluto sino que siempre dependía del observador y de su relación con los otros. También viví una sociedad sin televisión. Sólo había una en el pueblo que era en el café y todo el mundo iba el viernes a ver el "Un, Dos, Tres", el domingo a ver el Barça, a leer el diario o a jugar a la morcilla. El café fue Facebook antes de Facebook.
Cal Canosa era la tienda del pueblo. Tenía que todo, estaba abierta 24 horas 7 días a la semana y 365 días al año, y Carme primero y Dolors después, siempre tenían una palabra amable para alguien que picara a la puerta. Desconozco si Jeff Bezos estuvo nunca en Concabella pero seguro que sabía del caso de éxito de Cal Canosa cuando creó Amazon.
"Aprendí que los acontecimientos no se miden con un tiempo absoluto sino que siempre dependía del observador y de su relación con los otros... El café fue Facebook antes de Facebook"
Mi padrino era el barbero del pueblo. En la barbería había una vieja radio, una "Mundial Radio" del año 1939 hecho en Riber, el pueblo del lado, con tecnología 100% local. Una startup tech en toda regla. En la barbería, a partir del viernes los hombres iban a la barbería a leer la revista Barça, a escuchar la radio y a afeitarse y cortarse el cabello para ir a misa o al baile al día siguiente. La barbería era también una red social, una red social basada en la imagen filtrada como Instagram. El selfie se lo hacían al final, cuando mi padrino les acababa de esquilar, les ponía el espejo en la nuca y quedaban satisfechos.
Concabella era una aldea ultra-local hace sólo cuarenta años. Ahora forma parte de la aldea global, un concepto que nos parecía académico, lejano y más un deseo que una realidad y que ahora tenemos en la salita de casa.
Por cierto, Google era Mossèn Josep, el cura del pueblo, que también tenía respuestas para todo.
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* Sé que el término que ha quedado en la literatura es el de "Aldea Global" pero es a la vez un castellanismo y un anglicismo fruto de una traducción pobre del original inglés "Global Village" de McLuhan e incorporada al catalán vía el castellano "Aldea Global". El término "Vecindad Universal" propuesta por algunos autores tampoco me convence puesto que añade connotaciones que el original no tiene. Dado que el catalán tiene la palabra de misma raíz, significado y connotaciones en Catalunya Norte que el inglés "village" me he propuesto recuperarlo y usarlo a partir de ahora para referirme al término acuñado por el filósofo canadiense el 1967.