Segunda semana de confinamiento y segunda parte del máster en transformación digital obligatorio. La semana empieza con el mismo empacho digital de la primera. Esta repetición y esta pérdida de la noción del tiempo hará que de aquí a nada ya tengamos que hablar del hámster digital. Me guardo el concepto para más adelante, llegaremos seguro.
"Esta repetición de empacho digital y esta pérdida de la noción del tiempo hará que de aquí a nada ya tengamos que hablar del hámster digital"
Doy vueltas al concepto de tiempo, a los conceptos de tiempos, y me doy cuenta de que lo que nos toca gestionar estos días o no los tenemos presentes, o no coinciden, o no nos podemos hacer capaces o todo a la vez.
En primera instancia hay el tiempo físico; el que usamos para medir nuestro día a día. El del despertador, el de la barra superior del ordenador y el que marca el móvil. Este tiempo es el que nos dice cuando tenemos que trabajar, cuando tenemos que parar y todas las alarmas de entremedop que nos recuerdan que ya llevamos dos horas sentados y que conviene hacer estiramientos. No es fácil gestionar este tiempo cuando de la cama al trabajo sólo hay diez pasos y una taza de café.
En condiciones normales este tiempo incluye el tiempo de trabajo. Desplazamientos, encuentros, trabajo al despacho o a la parada de fruta son parte de nuestro tiempo físico. Pero, en tiempo de confinamiento, el tiempo de trabajo se expande como un gas y tiende a ocupar el espacio que le dejamos, que es casi todo. Este tiempo no lo marca nuestro reloj biológico sino que lo marca el reloj digital de la red. Las interrupciones de correos, llamadas, videollamadas, de chats, de redes sociales son las divisiones temporales de este reloj, que marca un tiempo que no controlamos nosotros sino que lo hacen nuestros contactos.
El otro tiempo es el tiempo imaginario. Es el tiempo medido en cómo querríamos que pasara. Es el tiempo que nos imaginábamos que podríamos dedicar a acabarnos el catálogo de Netflix a hacer todos los cursos de Coursera, Kahn Academy, Udemy, Foxize y Kadenze y el que dedicaríamos a ver todas las conferencias de TED y a seguir todos los canales de Youtube de ciencia. No existe.
Y el último tiempo que nos toca gestionar estos días es el tiempo cósmico. La semana pasada escribía que me planteaba el confinamiento como las prácticas del viaje que un día haríamos toda la familia a Marte. Pues bien no sé si serán finalmente los siete meses de viaje al planeta rojo, pero parece que la cosa va para largo. Nos tenemos que preocupar? No si pensamos que estamos haciendo camino hacia Marte. El tiempo cósmico es extraño porque en condiciones normales pocos seres humanos lo notan. Entre los pocos que lo han podido notar se encuentran los astronautas que han pasado largos periodos en el espacio.
"No dejes que el tiempo digital domine tu tiempo físico y piensa en tiempo cósmico"
Scott Kelly, astronauta que pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional, en un artículo en el New York Times, da toda una serie de consejos para pasar un tiempo cósmico confinado en un espacio muy reducido. De todos los consejos que da me quedo con dos: lee libros en formato físico y cógetelo con calma, que va por largo. O sea: no dejes que el tiempo digital domine tu tiempo físico y piensa en tiempo cósmico.