Los fundadores de Foodsfor Tomorrow son noveles. Bernat Añaños y MarcColoma no habían montado nunca una empresa hasta que se emperraron en crear carne que no fuera carne. El primero explica que el camino de emprender no es fácil, pero que a veces deja detalles agradecidos, como el premio EmprenedorsXXI de Caixabank que han recibido esta semana. Ha sido en el marco del Tech Spirit Barcelona, el congreso de emprendedores que se ha organizado en lugar del Mobile. Añaños desprende sentido común, así como las decisiones que relata que han ido definiendo la empresa que ha desarrollado los productos Heura, que recrean la experiencia de comer carne a partir de productos 100% vegetales. Quizás el hecho de que sea una firma motivada y movida por un propósito -cambiar el sistema alimentario-, condiciona su manera de funcionar. Pero, aparte de la carne vegetal, Añaños asegura que no han inventado nada nuevo.
¿Os consideráis emprendedores o empresarios?
Creo que un emprendedor es un empresario y que nos tenemos que sacar las demonizaciones de encima: las empresas pueden hacer cosas buenas o malas. Hay muchas que no lo hacían bien y están cambiando para hacerlo mejor y seguirá habiendo empresas que hagan cosas no tan buenas. Seguramente hace cinco años habría demonizado a los empresarios y ahora veo lo difícil que es cambiar las cosas. Creo que se tiene que empezar a utilizar la palabra empresario sin miedo.
¿Lo puede ser cualquier persona?
Lo único que se necesita son ganas. Hay gente que no quiere dedicar tanto tiempo a cambiar las cosas desde la parte profesional, y no pasa nada. A mí hace 10 años me dices que haré esto y seguramente habría pensado que no es posible: no sabía hacer nada. Encontrar una cosa propia, que sientas tuya, y formar un equipo que esté casi tan motivado como tú es lo más importante. No hay que estudiar en Esade para ser empresario.
Aún así, la mayoría de empresas fracasan. ¿Cuál dirías que es el secreto para sobrevivir en vuestro caso?
Las ganas de querer cambiar las cosas. Nosotros hacemos activismo desde la empresa y tenemos muy claro dónde queremos poner nuestros esfuerzos. A nivel más pragmático, invertir en equipo y en personas que los sepan crear, en recursos humanos. Creo que la mayoría de startups que fracasan es porque el equipo fundador se desmotiva.
Ésta es la primera experiencia emprendedora tanto de Marc como tuya. ¿Cómo la afrontasteis?
La ciudad de Barcelona tiene una gran suerte: Barcelona Activa, una institución que pone muchos recursos a ayudar a los jóvenes emprendedores. Estamos muy agradecidos a ellos y también a Autoocupació, Netmentora... Hay mucha gente que quiere ayudar a dos jóvenes que son un poco soñadores. Hemos hecho muchas preguntas: hemos ido a preguntar a un chef y de repente se ha convertido en asesor nuestro. Nos ha pasado con gente de la industria cárnica y de la distribución. Al final, si eres transparente la gente te quiere ayudar.
¿A quién más habéis preguntado?
A gente que ya ha hecho todo el proceso por el que nosotros estábamos pasando. Si eres una startup en Barcelona, puedes preguntar a TravelPerk, a Glovo... Nosotros siempre nos hemos encontrado con aliados: hacemos una cosa muy única en el sur de Europa y hay mucha gente que quiere ser parte de ello.
"Seguramente hace cinco años habría demonizado a los empresarios y ahora veo lo difícil que es cambiar las cosas"
¿Qué os costó más al empezar a poner las bases de la empresa?
Pensar en grande; sacarnos el chip de pensar que somos pequeños es uno de los pasos que más nos costó. En Silicon Valley piensan en grande porque han nacido haciéndolo. Aquí no tenemos esta mentalidad, a pesar de que está cambiando. Tenemos que pensar que tenemos un super producto. Somos jóvenes y tenemos poca idea de cómo hacer las cosas, pero estamos más motivados que un 99% de la población con su trabajo. Por lo tanto, a por todas. No veo ninguna otra ciudad en el mundo mejor que Barcelona para cambiar el sistema alimentario. ¿Cómo podemos dejar que lo hagan en Silicon Valley, Londres o Amsterdam? Es impensable que el mediterráneo deje que estas ciudades huérfanas de gastronomía se ocupen de crear la alimentación del futuro.
Conseguir financiación es una de las principales preocupaciones de muchos emprendedores. ¿Para vosotros también?
Ahora hemos empezado un proceso de ronda de financiación, que prevemos cerrar a mediados de este año. Será la primera, pero todavía se está perfilando. Hace un tiempo estuvimos a punto de abrir una, pero fuimos a Silicon Valley a hablar con gente del sector foodtech y vimos que era mejor esperar y hacer la ronda más proactiva y lentamente, elegir muy bien quién la liderará. La explosión de inversión a nivel mundial en proteínas vegetales ayuda mucho; es fácil captar ahora mismo, pero queremos tener a gente que aporte más que dinero.
Montar una empresa quiere decir crearlo todo desde cero. ¿Qué modelo de liderazgo habéis introducido?
Somos mucho más horizontales que muchas empresas, pero creo que es un cambio que está llegando a las empresas tradicionales, pero de manera más lenta. No podemos estar haciendo reuniones los 30 que formamos el equipo cada dos por tres; los ritmos de las startups no lo permiten. Pero se tienen que crear espacios de feedback, donde la gente pueda felicitar y ser felicitado. Uno de nuestros valores es honestidad radical: a cualquier persona -a los directivos también- se les puede poner en entredicho cualquier decisión.
En una estructura tan horizontal, ¿los directivos dejan de ser imprescindibles?
No estamos aferrados al cargo: trabajaremos en el área en la que aportemos más en cada momento. Yo ahora soy director de expansión porque es una figura transversal y trabajo mucho a nivel internacional, pero si llega un director de expansión que lo haga mejor que yo y tenga más contactos, ningún problema. Si llega un momento en el que no puedo tener impacto en ninguna parte, me encantará ver la empresa y decir: "¡Qué equipazo tienen!". Pero creo que tanto Marc como yo todavía podemos aportar muchas cosas.
Ferran Adrià decía en el Tech Spirit Barcelona que un 99% de las empresas no tienen que innovar. ¿Formáis parte de este 1% innovador?
Sí, nos consideramos una empresa innovadora: somos muy pocos haciendo lo que estamos haciendo, con la diferencia de que lo hacemos con un espíritu mediterráneo y además con nuestra esencia de pocos ingredientes y con vocación de explicarlo a la gente para que lo entienda. Ojalá dejemos de ser los únicos y se acelere el cambio.
"Estuvimos a punto de abrir una ronda de financiación, pero vimos que era mejor esperar y hacerla más proactiva y lentamente"
Lo que ya se ha acelerado es vuestro crecimiento. En menos de tres años de vida, habéis llegado a siete países. ¿Cómo ha sido el proceso de internacionalización?
Lo hemos hecho a través de partners interesantes de cada país: en Singapur y Hong Kong hay un distribuidor 100% vegano con quien nos hemos entendido muy bien. La gente prueba el producto y les gusta mucho; quieren ser los primeros en introducirlo. Este año queremos abrir Italia, Canadá, Chile, algunos países de Asia y Francia, sonde llegamos esta semana que viene.
¿Por qué habéis optado por la distribución y no el modelo de tienda física propia?
Al principio queríamos hacer muchas cosas, pero queremos poner todos los recursos en I+D -que los mejores productos de carne vegetal del mercado sean los de Heura- y en marketing -hacer llegar los productos de la mejor manera a todo el mundo de una forma democrática. Aquí estamos en Carrefour, Caprabo, Bon Preu, Casa Ametller, Eroski, La Sirena, que fueron los primeros y tenemos una relación muy bonita... Todavía no estamos en Mercadona, pero hemos entrado en un proyecto con Lanzadera [la aceleradora del propietario de Mercadona, Juan Roig] este enero.
¿Cómo ha evolucionado el sector foodtech desde que empezasteis?
La carne vegetal era inexistente cuando empezamos. Que empresas como Lidl apuesten para hacer hamburguesas de origen vegetal es una victoria para Heura y para el cambio. Hace 10 años no había ni leche vegetal, ¡qué fácil es ahora! Éramos unos locos cuando llamábamos a los grandes supermercados; ahora nos llaman ellos.