La innovación abierta –open innovation en inglés y en argot empresarial– es la estrategia por la que las empresas buscan fuera el I+D. Lo pueden encontrar en centros de investigación, otras compañías, startups o instituciones. Ha sido el tema central de un nuevo debate organizado por VIA Empresa e Ibercaja, celebrado este miércoles en la Cambra de Comerç de Barcelona. La definición que más ha destacado es la que ha ofrecido Jordi Rodríguez, el director general de la Fundació Leitat: "La open innovation no deja de ser un ejercicio de humildad". Pero no es un concepto nuevo. La innovación abierta en las empresas ha existido siempre, pero ha cambiado de compañeros de viaje: antes eran básicamente universidades y centros de innovación, mientras que ahora han tomado el relevo las startups.
Pero el debate, moderado por Alexander Phimister, presidente del Observatorio Gen Innovación, ha servido para añadir actores, en este proceso de open innovation. "También tiene que abarcar la ciudadanía", ha opinado Ramón López, director de innovación abierta de Suez en España. Y cuando habla de ciudadanía lo hace en dos sentidos, tal como han desarrollado después el resto de participantes en la mesa redonda: los clientes y los propios trabajadores. "Las grandes tecnológicas han venido a demostrar que se está haciendo mucha eficiencia, pero que nos estamos olvidando de lo que quiere el cliente", ha indicado Chelo Fernández, responsable del ámbito digital y de innovación de Chiesi. Así pues, considera que el principal foco de la innovación tiene que ser la experiencia del consumdior.
En este sentido, el director de open innovation de Schneider Electric, Toni Alés, ha explicado una tendencia que su firma ha detectado: la innovación en la última milla –cuando el producto llega al consumidor–. "Como las grandes corporaciones intentamos hacer productos globales, tenemos que hacer ajustes cuando llegamos al cliente final, porque en cada país hay unos hábitos y una cultura diferentes", ha asegurado. En cuanto a los empleados, Pilar Gorriz, gerente de innovación de Renfe, ha opinado que la innovación tendría que ayudar a transformar la cultura de las empresas: "Las personas se tienen que implicar, los tienes que convencer de alguna manera de que la innovación mejora su productividad". Alés ha añadido que "se tiene que dejar espacio a las personas para que tengan tiempo de pensar y también de equivocarse; está muy bien hablar de innovación abierta, pero se tiene que combinar con el talento interno".
Álvaro Urech (Alstom): "La innovación se suele estrellar cuando se pasa a la producción; tendríamos que pensar en una manera de facilitar este proceso"
¿Quién más tiene que participar? Los partners y proveedores de las empresas. Lo piensa Óscar Gil, gestor de innovación de Nestlé: "Está muy bien innovar con startups, pero con el resto de empresas con las que trabajamos habitualmente, también lo queremos hacer". El principal problema que ve para hacerlo es la comunicación, puesto que ha explicado que muchas veces no son capaces de identificar de qué manera pueden aportar innovación a las corporaciones. Ha estado de acuerdo Álvaro Urech, director de innovación de Alstom: "Pasar la innovación que haces con una startup a la producción es donde se suele estrellar; tendríamos que pensar en una manera de facilitar este proceso y hablar de proveedores abiertos".
Un ejercicio de humildad
La idea del representante de Suez sobre la innovación abierta como un ejercicio de humildad ha sido compartida por el director de negocio digital e innovación de Mediapro, Carlos Solana: "La innovación abierta ha estado tradicionalmente muy enfocada a que la corporación se mire el ombligo y establezca una relación de dominación sobre una startup". Pero él es consciente de que "no innovamos, sino que ayudamos a otros a innovar". Solana también ha identificado la tendencia del poner al usuario –ya sea el cliente en el B2B o el consumidor en el B2C– en el centro. "Ya no es la corporación la que se encuentra en el centro e invita con generosidad a los que quieran venir; ponemos alrededor del cliente a quien tiene sentido que esté", ha indicado. Una de las ventajas de esta fórmula, considera, es que es mucho más fácil que las diferentes compañías que participan en el proceso de innovación se pongan de acuerdo.
Si la colaboración es básica en la open innovation, hay un problema con el que se encuentran a menudo las empresas que Gorriz ha querido debatir: "¿Cómo nos repartimos la propiedad industrial?". La gerente de esta área en Renfe denuncia, a diferencia de Solana, que las grandes empresas invierten mucho dinero y después es la startup quien se queda con la propiedad de la innovación. "No estoy de acuerdo, porque los recursos que pone la compañía tendrían que tener un retorno; se tendría que compartir la propiedad industrial".
Esteve Almirall (Esade): "Debe haber dinero público en el 'open innovation'"
En Nestlé también se han encontrado con esta situación y Gil considera que es "uno de los grandes problemas de trabajar con startups", a las que ve reticentes a compartir la propiedad de las ideas que surgen de la colaboración. El director del Center for Innovation in Cities de Esade y colaborador de VIA Empresa Esteve Almirall ha dado una posible solución: "Debe haber dinero público a través de centros tecnológicos". Y el director general de la Fundació Leitat lo ha corroborado y ha puesto el ejemplo de los fondos europeos del programa Horizon 2020: "Allí nos ponemos todos de acuerdo en que se tiene que compartir la propiedad industrial". Y ha añadido que "el tema de compra pública innovadora no está bien solucionado".
¿Facilitador u obstáculo?
Pero la inversión de las administraciones en innovación no es la única manera que tienen los gobiernos de todos los niveles de colaborar. Otra de las tendencias que observan proviene del sector público. Como representante de este, el director general de Innovación de la Generalitat, Lluís Juncà, ha asegurado que la importancia de la colaboración público-privada irá aumentando en los próximos años, tanto por lo bueno como por lo malo. "Por un lado, podemos acelerar los cambios y abrir rutas, pero por el otro, podemos ser stoppers de la innovación si no contribuimos a hacer buenas leyes", ha indicado. De hecho, ha puesto un claro ejemplo: la inversión en energías renovables, que dice que ha sido casi inexistente en el sector público, mientras que el privado va como un tiro. En la misma línea, Chelo Fernández cree que "las administraciones públicas tienen un papel vital en la colaboración para la open innovation y, de momento, son las grandes desaparecidas".
Pero Juncà ha dejado claro que quien innova son las medianas y grandes empresas, puesto que "las pequeñas lo tienen más difícil porque viven al día". Para que el sector público participe, ha opinado que "es un deber de todos parar la tendencia al desprestigio de la política y poner a gente buena porque, si no, no atraparemos nunca a las empresas en términos de innovación". Así, la administración sería facilitadora y no obstáculo. También con el objetivo de ser facilitador de la innovación abierta se ha presentado el miembro del comité ejecutivo de la Cambra de Comerç de Barcelona Albert Pijuan. Ha aprovechado la ocasión para explicar que el edificio que tiene la Cambra en el centro de Barcelona –en el número 452 de la avenida Diagonal– se reformará: "Las obras empezarán a finales de año con el objetivo de convertir todas las plantas excepto dos en instalaciones de innovación abierta".
¿Por dónde va la innovación?
La sesión ha sido inaugurada por una intervención de Esteve Almirall, que ha repasado la situación de la grande open innovation a nivel mundial. Se encuentra en Estados Unidos y llega en forma de metaverso, de llevar todo aquello que existe en el mundo físico al formato virtual y añadir cosas nuevas exclusivamente digitales. Facebook y Microsoft ya han anunciado los suyos y "las posibilidades que abren son inmensas". El profesor de Esade lo ha definido como "el fin de la digitalización". Por su parte, el presidente del Centre de Blockchain de Catalunya, Quirze Salomó, destaca que "Mark Zuckerberg es el colonizador del nuevo universo". En su campo de actuación, ha destacado la tendencia de tokenizarlo todo: "Todos los activos del mundo físico que ya conocemos y los nuevos que se crearán en el mundo digital".
También han participado en el debate el CEO de Parlem Telecom, Ernest Pérez-Mas, y el director de soluciones innovadoras para empresas de Infojobs (Adevinta), Hernando Gómez, que han explicado las experiencias propias en el mundo de la innovación. El primero ha indicado que la teleoperadora catalana ha establecido una cultura interna agil y sin jerarquías que favorece la innovación. Gómez, por su parte, ha afirmado que en Adevinta todavía están definiendo qué es la innovación, pero que la intención que tienen es aplicarla también como elemento transversal de cultura de empresa.
Lluís Juncà (director general de Innovació): "La administración pública puede acelerar los cambios y abrir rutas, pero también puede ser 'stopper' de la innovación si no contribuimos a hacer buenas leyes"
Este uso de la tecnología blockchain supondrá, según Solana, "descentralizar, recuperar el espíritu de la neutralidad de internet". El director de negocio digital e innovación de Mediapro cree que el blockchain juega a favor de las empresas medianas: "La inteligencia artificial afianza a los grandes, pero el blockchain los amenaza". Sea abierta o interna, la innovación ya hace tiempo que se ha posicionado como imprescindible en cualquier organización. Las ventajas de la open innovation son suficientemente conocidas, pero Urech (Alstom) ha querido dejar claro que no todo es bueno: "No siempre debe haber innovación con startups en todos los sectores; a veces hemos planteado retos a startups y no se ha presentado nadie". Dicho esto, ha añadido: "Parece que si no haces innovación abierta eres un cutre".