La digitalización y la revolución tecnológica en las que estamos inmersos comportan una alteración significativa del terreno de juego económico y social en el cual nos movemos. Hoy por hoy es imposible medir cuál será su profundidad y hasta donde llegarán sus límites, pero sí que sabemos que el futuro del desarrollo en cualquier lugar del mundo está estrechamente vinculado a su capacidad de cultivar y de retener el talento. Especialmente a lugares, como Catalunya, con un fuerte peso industrial y estrechamente ligados al progreso tecnológico.
Encaramos la cuarta revolución industrial con la mirada fija a la digitalización y la economía circular, que han creado un nuevo entorno de competitividad y donde el talento ha acontecido el factor diferenciador en la carrera por la excelencia empresarial. Esto exige de profesionales comprometidos y con altas capacidades, que puedan satisfacer las necesidades de las empresas y con la capacidad de liderar esta necesaria transformación.
"Las empresas no encuentran en el mercado toda la mano de obra cualificada que buscan, que convive con una "fuga de cerebros" por parte de jóvenes profesionales formados aquí, con un enorme potencial"
Y al hablar de talento y liderazgo nos referimos a unos intangibles que cada vez son más importantes para las organizaciones. Hoy más que nunca se tiene que educar pensando no sólo en que los estudiantes tengan buenos resultados académicos, sino buenos resultados vitales, fuera del sistema educativo. Pero la realidad que nos rodea nos muestra que existe una cierta desconexión entre instituciones educativas y mercado laboral.
La principal consecuencia es que las empresas no encuentran en el mercado toda la mano de obra cualificada que buscan, que convive con una "fuga de cerebros" por parte de jóvenes profesionales formados aquí, con un enorme potencial, pero que no encuentran en el país ni las condiciones laborales ni el reconocimiento que les ofrecen en el extranjero. En otras palabras: ni se encuentran los talentos que necesitamos, ni retenemos el talento que hemos cultivado. Este es unos de los retos que nuestro país tiene que resolver con más urgencia si queremos garantizar un crecimiento sólido y continuado en el tiempo.
La ocupabilidad de la mano de obra disponible se ha convertido en el concepto clave a la hora de atraer inversiones. Y de aquí que se haya fortalecido el binomio de formación y ocupación para generar una dinámica positiva, conocedora de las necesidades de las empresas, y que dote a los profesionales de las herramientas y la orientación que les haga ocupables, de forma que tengan acceso a oportunidades laborales en las compañías más innovadoras.
"Aquello que verdaderamente atrae las inversiones productivas es saber que allí donde se hacen -y más allá de buenas infraestructuras- se encontrará el talento que busca"
Por su parte, las empresas ya no pueden limitarse a jugar el papel de empleadores pasivas de capital humano preparado externamente: si quieren retener y hacer crecer el talento del cual disponen tendrán que hacer un esfuerzo e involucrarse en la formación continuada de su principal activo.
Hace falta una reflexión conjunta entre empresas, servicios de orientación y de ocupación y redes de enseñanza para generar nuevas fornades de profesionales, y en especial los de las diferentes ramas de la ingeniería, con los conocimientos y capacidades adecuados para ayudar a hacer crecer las empresas, tanto las que ya son aquí como las que quieren establecerse. Porque aquello que verdaderamente atrae las inversiones productivas es saber que allí donde se hacen -y más allá de buenas infraestructuras- se encontrará el talento que busca.