15
de Abril
de
2016
Act.
15
de Abril
de
2016
Ahora mismo, a pesar de que Spotify ya forma parte de nuestro día a día, la gran mayoría de nosotros ha olvidado que en su momento la empresa recogió el testigo iniciado por iTunes en la revolución del consumo de contenidos vía Internet, poniendo un ingente catálogo musical al alcance de cualquier usuario con conexión a la red, de manera gratuita.
Esta misma semana, sus fundadores han escrito una carta abierta en el Gobierno sueco –que podéis leer aquí, siempre y cuando entendáis el idioma– en la cual amenazan de dejar el país si no se producen cambios profundos en el país nórdico.
Según Daniel Ek, CEO de la compañía, y Martin Lorentzon, director general, las actuales políticas sociales, económicas y educativas están dificultando mucho la operativa de la empresa y el resto de start-ups que coexisten en el país.
En materia económica, el estado sueco carga unos impuestos exorbitantes sobre las stock options de los empleados. En cuanto a la vivienda, los directivos de la compañía se quejan de la dificultad y los costes de encontrar apartamentos en Estocolmo; y en materia educativa, el sistema universitario del país no produce bastante programadores de calidad para satisfacer la demanda.
De hecho, recientemente el Fondo Monetario Internacional ha publicado un estudio que demuestra que en las principales ciudades suecas no seconstruye suficiente vivienda para satisfacer el incremento de la población.
La carta abierta de los fundadores del popular servicio de música en streaming ha levantado polvareda, materializada en una concentración de más de 400 emprendedores ante el Riksdag, el edificio del Parlamento de Suecia. Aún así, también se han producido declaraciones contrarias a la carta de Ek y Lorentzon, que citan ciudades como Nueva York, Londres o Singapur como alternativas en Estocolmo.
Manso Ulvestam, fundador de Acast –compañía de analítica y publicidad con suyos en Nueva York, Londres y Estocolmo–, explica que el coste de vivir en la ciudad norteamericana o a la capital inglesa es mucho más alto que hacerlo en la ciudad sueca.
Para hacerse una idea de la fuerza que puede tener esta amenaza sobre el gobierno sueco, hay que recordar que Spotify es una compañía participada por las principales mayores de la industria musical, como por ejemplo Sony BMG, Universal Music, Warner Music o EMI, además de empresas como Goldman Sachs, DST o Accel Partners.
Esta misma semana, sus fundadores han escrito una carta abierta en el Gobierno sueco –que podéis leer aquí, siempre y cuando entendáis el idioma– en la cual amenazan de dejar el país si no se producen cambios profundos en el país nórdico.
Según Daniel Ek, CEO de la compañía, y Martin Lorentzon, director general, las actuales políticas sociales, económicas y educativas están dificultando mucho la operativa de la empresa y el resto de start-ups que coexisten en el país.
En materia económica, el estado sueco carga unos impuestos exorbitantes sobre las stock options de los empleados. En cuanto a la vivienda, los directivos de la compañía se quejan de la dificultad y los costes de encontrar apartamentos en Estocolmo; y en materia educativa, el sistema universitario del país no produce bastante programadores de calidad para satisfacer la demanda.
De hecho, recientemente el Fondo Monetario Internacional ha publicado un estudio que demuestra que en las principales ciudades suecas no seconstruye suficiente vivienda para satisfacer el incremento de la población.
La carta abierta de los fundadores del popular servicio de música en streaming ha levantado polvareda, materializada en una concentración de más de 400 emprendedores ante el Riksdag, el edificio del Parlamento de Suecia. Aún así, también se han producido declaraciones contrarias a la carta de Ek y Lorentzon, que citan ciudades como Nueva York, Londres o Singapur como alternativas en Estocolmo.
Manso Ulvestam, fundador de Acast –compañía de analítica y publicidad con suyos en Nueva York, Londres y Estocolmo–, explica que el coste de vivir en la ciudad norteamericana o a la capital inglesa es mucho más alto que hacerlo en la ciudad sueca.
Para hacerse una idea de la fuerza que puede tener esta amenaza sobre el gobierno sueco, hay que recordar que Spotify es una compañía participada por las principales mayores de la industria musical, como por ejemplo Sony BMG, Universal Music, Warner Music o EMI, además de empresas como Goldman Sachs, DST o Accel Partners.