El 3 de abril de 1973, Martin Cooper, directivo de Motorola, dedicó la primera llamada con un dispositivo móvil al suyo a su rival Joel Engel, de Bello Labs de AT&T. Desde aquel primer dispositivo, que pesaba aproximadamente un kilo, la telefonía portátil ha evolucionado mucho y, en este cambio, las baterías han sido una parte fundamental: mientras que la pila de aquel primer móvil de Cooper sólo tenía una autonomía de 30 minutos, nuestros smartphones ofrecen 24 horas de uso.
Estas mejoras, obviamente, no se han conseguido de un día por el otro, sino que han sido progresivas y han ido de la mano con los diferentes adelantos tecnológicos que han incorporado los teléfonos móviles, los cuales han variado la manera como utilizamos los móviles hasta convertirlos en elementos imprescindibles de nuestro día a día.
Los 90, la década de las baterías extraíbles
Ahora esto es impensable, pero hasta principios de los 2000 la carcasa de los teléfonos era extraíble de forma que, cuando la pila dejaba de funcionar, el usuario podría sustituirla por otra. Desde entonces, los fabricantes han apostado por dispositivos de una sola pieza que mejoran la resistencia al agua, al polvo y dejan más espacio por las diferentes piezas que hacen funcionar los smartphones.
En paralelo, se ha evolucionado hacia pilas mucho más finas, fabricadas con litio, en lugar de níquel o cadmio. Gracias a este cambio se ha eliminado el efecto memoria, el cual obligaba a esperar hasta que el dispositivo no tuviera mica de energía para cargarlo. En otro caso, se formaban unos vidrios en el interior de la batería que, a la larga, reducían su vida útil.
Los sistemas de refrigeración
Por otro lado, las baterías de litio son especialmente vulnerables a las otras temperaturas provocadas, por ejemplo, por el uso intensivo que hacemos cada día de nuestros móviles, portátiles o consolas. Es por este motivo que normalmente incorporan mecanismos de refrigeración como, por ejemplo, los tubos de calor, los cuales absorben la energía que desprende la batería antes de que esta pase en un estado gaseoso y los envía a una zona donde se enfrían. Otros dispositivos apuestan por las cámaras de vapor con sistemas de ventilación o, incluso, de refrigeración líquida. En cualquier de los casos, pero, se suele reforzar el mecanismo con pasta térmica (de materiales cerámicos o metálicos), una massilla de alta conductividad térmica que traslada el calor, o placas de grafito.
Presente y futuro de las baterías
Según Huawei, durante el proceso de compra, las baterías y su autonomía son tanto o más importantes que la apariencia del aparato. Por esta razón la compañía china apuesta por la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia y reducir el gasto energético. Concretamente, esta tecnología permite optimizar el consumo observando las costumbres del usuario.
Otras apuestas son la carga rápida, que permite que los smartphones rellenen la mitad de su pila en 30 minutos, o la carga inalámbrica. Esta última usa un sistema electromagnético con el cual cualquier móvil recibe la energía y carga su batería por inducción al ponerse en contacto con una base. Ahora la tecnología de carga inversa inalámbrica, desarrollada por Huawei, va un paso más allá y permite que el móvil funcione como un banco de energía para otros teléfonos.
No obstante, todavía queda espacio porque las baterías evolucionen. En el futuro podríamos tener pilas auto sustentables, es decir, capaces de autoalimentar-se; conseguir generar electricidad a partir de elementos medioambientales; o incluso, implementar un sistema de carga que aprovechas la misma energía de nuestro cuerpo.