Los emoji tienen el mismo impacto emotivo que una fotografía. Según afirma un estudio de la Universitat de Lleida, los pictogramas que utilizamos habitualmente a los mensajes de correo electrónico o de teléfono, son percibidos por el cerebro humano de manera similar a las imágenes reales y, por lo tanto, tienen el mismo impacto emotivo. La investigación, que cuenta con el apoyo del IRBLleida, acaba de ser publicada publicar la prestigiosa revista Psychological Research. "Es el primer estudio que valora el contenido emocional de los emoji utilizando medidas psicofisiológicas", según el coordinador, el catedrático de Personalidad y Psicopatologia de la UdL Anton Aluja.
La universidad informa en un comunicado que el impacto emocional se evalúa a través del reflejo de susto (Startle reflejo) medido con dos electrodos que se ponen bajo un ojo, en contacto con el orbicular (musculus orbicularis oculi). Cuando la persona recibe un estímulo acústico de 105 decibelios de cierta intensidad, este músculo se contrae de manera muy rápida, en sólo 50 milisegundos. En este reflejo de susto están implicadas muchas estructuras cerebrales como la amígdala, el hipocampo o la circunvolución del cuerpo callós, que se incluyen al sistema límbic, relacionado con las emociones.
El grupo de investigación en Neurocognició, Psicobiologia de la Personalidad y Genética de la Conducta -liderado por el doctor Aluja - ha hecho pruebas con 190 voluntarios (144 mujeres y 46 hombres) para evaluar el reconocimiento de una treintena de caras de emojis, al igual que se hace con fotografías de caras humanas o las imágenes ponderadas del sistema estandarizado internacional IAPS. Así han confirmado que el cerebro reconoce las emociones agradables y desagradables que quieren reproducir los emojis.
Después, los investigadores han hecho registros electromiogràfics a un grupo más reducido, de 53 voluntarios, para ver la respuesta del reflejo acústico de sorpresa. El grupo de investigación ha demostrado que la visión de expresiones afectivas de emoji faciales modula esta respuesta automática, al igual que hacen las imágenes reales. "Si previamente al estímulo acústico el individuo contempla una imagen agradable, el músculo se contrae menos que si la imagen es desagradable, que se contrae más. Por lo tanto, se posible evaluar de forma involuntaria y objetiva el impacto emocional en el cerebro", ha explicado el doctor Aluja.
El catedrático de la UdL plantea futuras investigaciones sobre el contenido afectivo de los emojis utilizando otros emoticiones de diferentes colores asociados con el contenido emocional o estudiante otros indicadores periféricos como por ejemplo la actividad electrodèrmica o la frecuencia cardíaca.