Los alumnos que cursan primaria o secundaria son nativos digitales, pero no hay muchos docentes que afronten su formación. El cuerpo de maestros y profesores se tiene que adaptar a las nuevas tecnologías y las transformaciones sociales que comportan, y también a las necesidades de unos alumnos cada vez más varios que crecen mirando hacia un futuro incierto. En este contexto parece claro que los movimientos de renovación pedagógica que van aflorando han venido para quedarse, según explican los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en un comunicado. Hace falta que los docentes se continúen formando, evalúen el trabajo que llevan a cabo y promuevan una relación saludable con las familias. Coincidiendo con la celebración, el 5 de octubre, del Día Mundial de los Docentes, la universidad analiza cuáles son los principales retos para los maestros y profesores de la educación obligatoria al Estado español. Sólo en Cataluña, son más de 110.000 profesionales, según los últimos datos del Departamento de Enseñanza.
- Continuar aprendiz. El derecho en la educación es el derecho a un docente cualificado. Es el lema que la Unesco ha elegido para celebrar, este año, el Día Mundial de los Docentes. También los expertos de la UOCdan una gran importancia. "En el momento educativo actual, considerado en Cataluña como la tercera primavera pedagógica, aprender es una oportunidad para los maestros", apunta Lorena Becerril, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Esto, subraya, "requiere que se impliquen en la innovación educativa cognitivamente y emocionalmente, individualmente y colectivamente".
- Fomentar que los alumnos tengan competencias para afrontar la incertidumbre. Del mismo modo que hace falta que formen parte del cambio, es necesario que los docentes desarrollen en los alumnos "aprendizajes y competencias para la sociedad de un futuro para esclarecer", remarca el psicólogo Àlex Letosa, colaborador de los mismos estudios de la UOC. Según Letosa, parece claro que se tiene que huir de la rigidez, los dogmas y el individualismo; por el contrario, hay que fomentar la flexibilidad, la empatía, el cooperativismo, la agilidad y el entusiasmo.
- Asumir la renovación pedagógica aplicando rigor. Tanto Letosa como Becerril coinciden a señalar que los movimientos de renovación pedagógica que progresivamente impregnan los centros educativos son imparables. Cada centro es un mundo, pero son ejemplos de metodologías que innovan "los llamados ambientes de aprendizaje a educación infantil; el aprendizaje basado en proyectos y el basado en problemas; la ludificació; el aprendizaje cooperativo, que es muy diferente de trabajar en grupo, y las conocidas como maletas pedagógicas", ilustra Letosa. "Hace años que se van cociendo y cada vez cogen más empuja", detalla. Pero no siempre es fácil, recuerda Núria Vallduriola, profesora también de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. "A primaria trabajamos por proyectos, a secundaria también se intenta, y muchos centros lo consiguen, pero a veces volvemos a la costumbre de trabajar de manera tradicional y desarrollamos contenidos más teóricos y no tan cercanos a la vida cotidiana". Para Letosa, es imprescindible que, en la consolidación de estos movimientos innovadores, "los docentes actúen con rigor y evaluando con firmeza cada paso que se haya hecho". Y añade que «así se podrá conseguir hacer difusión de las nuevas y buenas prácticas educativas sin sesgos ni dudas de su validez por parte de quienes siempre pueden manifestar la natural resistencia al cambio».
- Replantear los espacios de acuerdo con los cambios. Los movimientos de renovación pedagógica, recuerda Letosa, asumen que el centro del aprendizaje son los alumnos y no la instrucción; que las emociones son una parte muy importante del aprendizaje, o que hay que superar la división en asignaturas para construir un aprendizaje más horizontal; todo ello, en un contexto en que los alumnos son nativos digitales. "Si bien la mayoría de los centros hemos dotado todas las aulas de pizarras digitales, en general usamos la misma metodología y distribución del mobiliario escolar y habría que revisarlo", apunta Vallduriola.
- Buscar una relación saludable con las familias. Los expertos de la UOC consideran que hay que poner más atención en estos agentes claves fuera del aula. "La relación de los centros educativos con las familias es un eje importante e irrenunciable con el cual tenemos que trabajar. Las familias tienen que participar más en la educación de sus hijos, pero hace falta que lo hagan desde dentro y de verdad", subraya Vallduriola. "A veces hay el sentimiento que ponen en cuestión el trabajo de los docentes, y es un síntoma de inseguridad que tenemos que dejar de banda. Necesitamos padres y madres para poder hacer una educación con un alto nivel de calidad", asegura.
- Reclamar y fomentar la equidad y la inclusión. "Necesitamos políticas educativas decididas que potencien la disminución de las diferencias socioculturales y socioeconómicas en pro de una equidad más que necesaria en el presente, pero más todavía en el futuro", reclama Letosa. Precisamente, en las últimas semanas en Cataluña se ha hecho público un documento que insta los representantes políticos y los ayuntamientos a implicarse más en la educación y la equidad. Y, si se quiere afrontar la diversidad no tan sólo socioeconómica, sino también la relativa a las características personales y los trastornos de aprendizaje, Vallduriola afirma de nuevo que el reto es continuar formándonos en aquellos aspectos que ayudarán a dar la mejor respuesta educativa y a hacerlo en el marco de la inclusión.
- Ilusión y vocación son aspectos claves ante las dificultades y la incertidumbre: "Ser docente es vocacional y es la ilusión aquello que hace que cada día se nos plantee como un nuevo reto en el cual tenemos que dar el mejor de cada cual de nosotros", asegura Vallduriola.