Máquinas recreativas al salón de casa

Del bar, a los hogares de sus más fieles jugadores. Así es como los arcade quieren volver a estar de moda por un precio mediano de 1.200 euros

Los clientes personalizan las máquinas porque queden bien al comedor
Los clientes personalizan las máquinas porque queden bien al comedor
Aida Corón
27 de Enero de 2017
Act. 27 de Enero de 2017
Parecía que las máquinas recreativas habían pasado a mejor vida, que sólo habían conseguido sobrevivir en algún bar o restaurante de barrio, pero nada más allá de la realidad. Si los fabricantes de consolas sufrían por la penetración de los juegos del móvil, ahora también tendrán que preocuparse por las recreativas, porque están volviendo para recuperar su lugar. Y por un precio mediano de 1.200 euros, una cifra mucho más baja del que la mayoría acostumbra a calcular.

Es más, están volviendo para hacerse suyo aquel agujero vacío al salón de casa o al estudio, al trabajo por esbargir-se un rato después de comer, y a la cafetería porque no sea sólo cosa de ir a hacer un café, sino de vivir una experiencia diferente. "La clave está en que ya no es un producto de explotación comercial", explica el CEO de Rex Arcade, José Luis Moreno. Hace poco más de tres años que se dedica a la creación y distribución de máquinas recreativas, un tiempo más que suficiente para ver que es un nicho de mercado incipiente.

"Las consolas desbancaron las máquinas en su momento, la gente dejó de ir a los centros recreativos para jugar en casa y ahorrarse un dinero", recuerda, pero con el tiempo se ha visto que las últimas novedades de Sony, Microsoft y Nintendo no han conseguido suplantar el papel del arcade. El motivo? "Tienen una jugabilidad más adictiva. Las consolas de ahora son buenas en gráficos, pero no enganchan. Las recreativas son ocasionales, puedes jugar media hora y no pasa nada, con los juegos de ahora tienes que jugar un mínimo de cuatro horas. Y cuentan con el engaño que, siquieres más, tienes que acabar jugando online y pagando", responde Daniel Ramírez, propietario de Bricogame .

Tanto Moreno cómo Ramírez están al frente de dos de las tres emprendidas líderes en Cataluña en la venta de máquinas recreativas. Las dos se encuentran en Sabadell y, junto con el egarenca Factory Arcade, forman este triángulo vallesà. "Somos también las tres empresas más potentes al mercado nacional", añade Ramírez, "en Madriddebe de haber un par de compañías más, pero nosotros somos las tres que más vendemos".

Una recreativa por 400 euros
El grueso de las ventas se concentra en los particulares. Acostumbran a ser hombres de entre 30 y 50 años que conocieron las recreativas en su infancia y adolescencia, el que vendría a ser la imagen del "nostálgico que los conoció a los años 80 y los quiere recuperar", describe Moreno. Aun así, asegura que cada vez el abanico es más amplio y que a menudo se encuentran con padres jóvenes que quieren que sus hijos conozcan estas máquinas: "Compran los aparatos por sus hijos, que pueden tener entre 5 y 10 años, para jugar con ellos y para enseñarlos cómo son estos juegos".

Cada máquina se adapta en el espacio físico. Rex Arcade

El precio de las arcade va de los 360 euros – con 600 juegos, portable y sin pantalla-, pasando por los 600 y pico de las máquinas más sencillas y pequeñas, hasta superar los 1.800 euros por quien quieren una recreativa como las de toda la vida, de las grandes y con un mueble y vinilos personalizados, y con más de 20.000 juegos.

La tendencia es que cada vez más la gente opte por los modelos grandes, según Ramírez, "porque lo conciben como un mueble más al comedor". "Es una parte decorativa más, quieren que quede bien con toda la estética y tenerlo allá sin moverlo", añade. Por este motivo Bricogame se encarga de hacer el aparato al 100%, construye la caja de madera, instala los mandos y hace también los vinilos con sus propias máquinas.

Cuando no todo es hacer dinero
En el caso de Rex Arcade, las empresas son otro canal de ventas importante. "Todas tienen su zona de descanso yponen máquinas igual que podrían poner un billar o unos dardos", ejemplifica Moreno, "son organizaciones de todo tipo, algunas se dedican al diseño, otros son productoras... pero el elemento común es que ayudan el trabajador a descansar sin tener que salir afuera".

Es cierto que todavía hay centros comerciales y espacios públicos que tienen recreativas, pero detalla que la tónica general es evitar su explotación: "Ahora se está abriendo un camino a escala de no utilizar el producto para hacer dinero, sino ser un reclamo y beneficiarse de una manera más experiencial".

Las máquinas ayudan a esbargir-se en el tiempo de descanso. Bricogame

De hecho, es una progresión bastante lógica si se tiene en cuenta que al sector comercial ya no le salen por anticipado las máquinas. "En ningún bar se puede poner una Play Station 4 porque el cliente juegue, hace falta una licencia o unos juegos especiales que sea para uso comercial", explica el propietario de Bricogames, y con las recreativas pasa el mismo: "Cuandoponemos una para uso público, sólo puede tener juegos de más de 20 años y que no sean consolas comerciales". Si se quiere tener alguna de las últimas novedades que han salido al mercado, para intentar incentivar el juego y sacar rédito, hay que pagar una licencia que acaba minimizando los beneficios.

Un mercado en crecimiento
Cuando Ramírez creó Bricogames, hace cerca de siete años, el mercado no hervía como por ejemplo. Ni tampoco hace justo tres años, cuando Moreno siguió el mismo camino con Rex Arcade. Los dos han sido emprendedores visionarios, que se han dejado traer más por el hecho de dedicarse a una cosa que los apasiona que no por la cifra de negocio.

Y poco a poco han conseguido ganarse los mercados catalán y español, y distribuir sus máquinas en todo Europa. "Al continente hay productores diversos, el mercado es similar en todos los países, pero cada cliente busca la empresa que más le interesa por precio, por diseño o por otras características de la máquina", constata Ramírez, que añade que en países como Suecia trabajan con clientes que a la vez los hacen de comerciales.

A pesar de ser consciente del crecimiento que seguirá experimentando el sector, hoy por hoy no se muestra preocupado por la competencia. Tampoco cree que las grandes compañías como Sony o Nintendo sean en algún momento competidores directos, "sería imposible hacer máquinas como estas porque son aparatos que tienen juegos de todas las marcas y para ellos sería impensable poner nada de la competencia", argumenta. Por eso defiende que, del mismo modo que el móvil está ganándose un público determinado, las recreativas tendrán su cuota de mercado.