Las imágenes de los océanos llenos de plástico han dado la vuelta al mundo. Unas imágenes que han servido para tomar cada vez más conciencia que no podemos seguir por el mismo camino. La Comisión Europea ya ha establecido que para el 2030 todos los envases de este material de la Unión Europea tendrán que ser reciclables. Además, se restringirá el uso de microplàstics y se tendrá que reducir el consumo de plástico desechable. Una normativa que ha puesto en alerta al sector del packaging, que se enfrenta a un momento de transformación , no solamente digital, sino también hacia la sostenibilidad y la economíacircular. Precisamente los retos del sector y la hoja de ruta para la próxima década se debatirán en Pick&Pack, que arranca este miércoles en Barcelona.
Según un informe de ING, los envases representan el 60% de todos los residuos plásticos de Europa. Y el sector alimentario es uno de los que más residuos genera debido a los envases y embalajes que utiliza. De hecho, las empresas europeas utilizan más de 8 millones de toneladas de plástico para producir envases de alimentos y bebidas. En este sentido, Enplater, empresa con más de 50 años de experiencia en la impresión de embalaje flexible, trabaja junto con sus clientes para reducir el impacto medioambiental del embalaje flexible utilizado en los productos alimentarios. "Los fabricantes del sector estamos ofreciendo films monomateriales que, una vez consumidos, puedan formar parte de la economía circular mediante el correcto reciclado de los mismos", asegura Albert Valldeperes, marketing manager de Emplater.
Van Vliet: "Los ciudadanos están más concienciados que la industria, pidiendo cambios en el 'packaging' y modificando sus hábitos de compra"
Y es que los consumidores cada vez son más conscientes de la importancia de la sostenibilidad y del impacto que puede tener la compra de según qué productos. Un cambio de hábitos que está llevando a las empresas a ofrecer soluciones de envasado más sostenibles. Sin embargo, para la cofundadora de la startup Reusabol, Aimee Van Vliet, "los ciudadanos todavía están más concienciados que la industria, pidiendo cambios en el packaging y modificando sus propios hábitos de compra".
La hoja de ruta hacia la sostenibilidad
Reusabol nace con la vocación de buscar una solución en la gran cantidad de residuos que genera la comida a domicilio. El proyecto, todavía en fase piloto, consiste en táperes retornables y reutilizables en Barcelona. La idea es crear una red de establecimientos de comida a domicilio en la cual el usuario pueda coger un de estos recipientes y devolverlo a cualquier otro local de forma totalmente gratuita, sólo pagando una fianza. De este modo, el establecimiento sólo se encarga de recibir los boles, lavarlos y volverlos a utilizar, reduciendo de este modo la contaminación que generan los envases desechables. Actualmente, la startup está testando su solución en nueve restaurantes del barrio de Poblenou de Barcelona, pero con la vocación de liderar un cambio hacia la economía circular.
Para Van Vliet, "hay mucho greenwashing en el sector del packaging. Se apuesta por envases más ligeros, diciendo que así se consumo menos plástico, pero en realidad no se pueden reciclar". La emprendedora considera que todavía queda mucho para conseguir un cambio de sistema estructural que apueste más por la sostenibilidad y la economía circular, "pero no dudo que ya esté en marcha, sobre todo porque dentro de poco la legislación europea nos lo impondrá", afirma.
Van Vliet: "El gran reto es introducir la reutilización como modelo de negocio en un entorno dominado por el lobby de las grandes envasadoras"
Ahora bien, para Valldeperes, "a pesar de que la sostenibilidad y la economía circular han ganado protagonismo y nos han ayudado a mejorar nuestros productos, hay preconcepcions que desvirtúan el plástico como parte de la solución". El responsable de marketing de Emplater asegura que la directiva 2019/904 de la UE relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico, "habla de la reciclabilidad más que de cuestiones de compostabilidad".
"El gran reto en el Estado español es introducir la reutilización como modelo de negocio en un entorno dominado por el lobby de las grandes empresas envasadoras. Necesitamos políticas públicas que acompañen la transición hacia la economía circular y local", señala Van Vliet.
Smart packaging: toda la información al alcance
La sostenibilidad está en el punto de mira y es el gran reto del sector del packaging, pero sin olvidar la revolución tecnológica en la cual vivimos, que afecta a todos los sectores de la industria. En este sentido, las nuevas tecnologías permiten mejorar la información sobre el producto gracias al smart packaging. "La tecnología nos permite producir impresiones personalizadas, con códigos alfanuméricos secuenciales, de barras y QR en los embalajes flexibles para conseguir una mayor interacción con dispositivos digitales", explica Valldeperes.
De hecho, según un estudio desarrollado por Market Research Future, el packaging inteligente mueve un mercado de 46.000 millones de dólares a escala mundial, con una tasa de crecimiento prevista del 5,16% entre el 2017 y el 2023. Y es que el smart packaging permite monitorizar lo que hay en el interior del envase, indicando si el producto ha sufrido alguna alteración y la naturaleza de esta, como por ejemplo en la cadena del frío, o si está en la temperatura óptima de consumo. Unas soluciones también al alcance del consumidor y que ya podemos encontrar en el mercado, como la botella de Heineken que nos avisa cuando la cerveza está a la temperatura adecuada para ser bebida.