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100 países mejores que España para crear una empresa

Sin eliminar las trabas burocráticas a la creación de empresas, el objetivo de generar progreso se convierte en una quimera

La burocràcia a la hora de crear una emprendida és muy mayor a España que a otras països | iStock
La burocràcia a la hora de crear una emprendida és muy mayor a España que a otras països | iStock
Antoni Garrell
Presidente de HM Hospitales de Catalunya
Barcelona
21 de Septiembre de 2021

Con el inicio de septiembre, ha llegado la anhelada relajación de las medidas restrictivas impuestas por la covid-19 y, a la vez, se observan nítidamente los enormes cambios que se han producido en el ejercicio profesional y la interacción social. Se ha acelerado el convencimiento de que es imprescindible invertir en innovación para asumir los desafíos y oportunidades, impulsado por la constatación de los beneficios que ha aportado la digitalización de los procesos a la que la lucha contra la pandemia obligó. Es en este contexto que muchas voces reclaman que se priorice e invierta en innovación, asumiendo que es la palanca básica para lograr competitividad y un buen desarrollo económico. Una innovación que rediseñe los procesos de fabricación, aumentando su productividad, sostenibilidad y fiabilidad, así como que conciba y fabrique nuevos productos y servicios diferenciales y de alto valor.

 

Una innovación en procesos y productos que debe ir acompañada de innovaciones a nivel organizativo, articulando modelos menos jerárquicos y más inclusivos. Es decir, modificando la manera en la que se estructuran las organizaciones, su gestión y la toma de decisiones con la finalidad de potenciar los intangibles existentes. También ajustando la actividad comercial, especialmente en la manera en que se trasladan los productos y servicios hacia los consumidores. Innovaciones que en la sociedad 4.0 se fundamentan en los avances técnicos y científicos, lo que comporta la transformación digital de toda organización.

Hablamos mucho de la necesidad de disponer de un ecosistema innovador, pero a la vez debemos recordar la necesidad de dar apoyo al emprendimiento y a la retención de talento

El rápido avance técnico y científico genera enormes y nuevas oportunidades mediante procesos de innovación, a su vez, pone de manifiesto la necesidad de que surjan nuevas empresas que, en su ADN constituyente, tengan la innovación y la valoración de los intangibles. Empresas surgidas de emprendedores que quieren hacer las cosas de forma diferente. Es decir, desplegando las potencialidades existentes, estando atentos a las oportunidades de negocio asociadas a los avances sin lastres culturales u organizativos. Organizaciones con mayor capacidad de asumir la incertidumbre y los riesgos, de forma simultánea, y con un menos miedo al fracaso.

 

Es cierto que la innovación es el motor básico para mejorar la productividad y explica el crecimiento de aquellos países o ecosistemas que invierten en ella. Ahora bien, analizando los diversos ecosistemas productivos, se concluye que potenciar la innovación requiere a la vez apoyar al emprendimiento, especialmente el de base industrial, ya que ambas son la herramienta para lograr la competitividad y posibilitar el progreso socioeconómico de toda sociedad. Por ello las administraciones de los países más avanzados y aquellas comprometidas con el futuro hacen enormes esfuerzos para fomentar la innovación y facilitar la creación de empresas. En consecuencia, hablamos mucho de la necesidad de disponer de un ecosistema innovador, pero a su vez hemos de recordar la necesidad de apoyar simultáneamente al emprendimiento y a la retención del talento. Per deberíamos tener presente que sin eliminar las trabas burocráticas a la creación de empresas, el objetivo de generar progreso se convierte en una quimera.

Facilitar la creación de empresas obliga a reducir los trámites burocráticos, que a menudo frenan las iniciativas y desincentivan el emprendimiento. Son unos trámites muy distintos entre países y en que España debe mejorar muchísimo, como se desprende del ranking Doing Business Project del Banco Mundial, en el que España ocupa la posición 82. El ranking está liderado por Nueva Zelanda y Portugal está en el puesto 13 de las 190 economías que analiza. Un ranking que pone en evidencia las diferencias en cuanto al número de trámites, el coste de los mismos y los días requeridos. Sin duda, en España y Catalunya hay mucho que hacer y mejorar. De hecho, hay 100 países en los que el número de trámites es menor que los requeridos en España. En referencia a los días necesarios para crear un negocio, se precisan como mínimo 14 días, lo que comporta que España sea uno de los países con más tramites de la Unión Europea y muy lejos del medio día requerido en Nueva Zelanda o de los tres días  necesarios para hacer todos los trámites en Portugal. Un tiempo que, según afirma Inês Santos Silva, especialista en emprendimiento y socia directora de la consultoría de innovación Aliados, se puede reducir enormemente ya que, según ella, "la burocracia no es un obstáculo en Portugal; crear una compañía es muy fácil, se puede hacer en una hora".

El ejemplo de Portugal debería servir para poner en marcha políticas encaminadas a que el binomio innovación y emprendimiento esté en el centro de la toma de decisiones y la construcción del futuro

El compromiso de Portugal con la innovación y los emprendedores es notorio y hace creíble la afirmación de la Agencia FES de que "Portugal quiere ser el Silicon Valley de Europa". De hecho, casi el 90% de sus municipios apoya algún programa emprendedor y su ecosistema tecnológico crece aproximadamente un 30% anual. Es por ello, que Portugal supera a España en el Índice Europeo de Innovación, y sus avances desde 2016 son muy significativos.

En España en general y en Catalunya en particular, la apuesta real para la innovación y los emprendedores sigue siendo una asignatura pendiente. El ejemplo de Portugal debería servir para eliminar dudas y poner en marcha políticas para que, de una vez por todas, el binomio innovación y emprendimiento esté en el centro de la toma de decisiones y las políticas de construcción de futuro. Es requerido atraer talento e inversión, facilitar la creación de empresas y apoyar a la innovación en general y la de base tecnológica en particular.